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No estamos ante una Cuba fraccionada

Somos una nación unida, con capacidad de diálogo, en la que, a pesar de las diferencias, se avanza a favor de un objetivo común: el bienestar y la prosperidad de todo un país. Así se confirmó en el encuentro que tuvo lugar este sábado en el Ministerio de Cultura con jóvenes artistas y escritores que quieren construir una sociedad más justa y mejor

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

«El diálogo siempre ha sido parte esencial de la institucionalidad cultural en Cuba». De ello está convencido José Ernesto Nováez, periodista de formación nacido en Santa Clara, uno de los jóvenes artistas y escritores que acudieron este sábado desde la mañana, a la sala teatro Abelardo Estorino, del Ministerio de Cultura (Mincult), para ser también protagonista de un encuentro que Juventud Rebelde siguió por Streaming Cuba, que transmitió en directo, por casi siete horas, la señal a través de numerosas páginas de Facebook.

No es este el tipo de encuentro que este 3 de diciembre exigió, mediante correo, «el grupo que se ha erigido en voz de todos» y que «pretende imponer, de modo unilateral, quiénes, con quién y para qué aceptarán dialogar», y que pretendía incluir «entre los participantes a personas que se han autoexcluido hace mucho tiempo por sus agresiones a los símbolos patrios, delitos comunes y ataques frontales a la dirección de la Revolución Cubana, bajo el disfraz del arte».

De este modo se rompía toda posibilidad de diálogo al Mincult enfatizar, en una nota oficial publicada al día siguiente, que «no se reunirá con personas que tienen contacto directo y reciben financiamiento, apoyo logístico y respaldo propagandístico del Gobierno de los Estados Unidos y sus funcionarios. Tampoco lo hará con medios de prensa financiados por agencias federales estadounidenses».

Pero esa manifestación de principios no significaba que el Mincult cerrara sus puertas a quienes el 27 de noviembre se dieron cita frente a la institución pero que «no han comprometido su obra con los enemigos de la nación cubana», y a muchos otros como el también escritor José Ernesto Nováez, conocido por llevar adelante en Villa Clara un espacio mensual de debate, La Caldera, que convocan la filial provincial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), con el apoyo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) del territorio y el Sectorial de Cultura.

Así, este sábado 5 la sede del Mincult se alistó para recibirlos y para materializar este diálogo intenso que convocó no solo al titular del ramo, el poeta y editor Alpidio Alonso Grau; y al viceministro Fernando Rojas; sino también a los presidentes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Luis Morlote Rivas; de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), Rafael González Muñoz; y de Casa de las Américas, Abel Prieto Jiménez.

Bien sabe Nováez que no se trata de una práctica nueva, «si bien es cierto que por las mismas tensiones del día a día, algunos debates necesarios que debieron llevarse a cabo se fueron acumulando, se fracturaron, estancaron o no se canalizaron de la mejor manera.

«Las instituciones deben insertarse en una dinámica de transformación que les permita ya no solo abrir los canales de diálogo sino hacerlo en el sentido, en la profundidad y en los temas que los creadores en general, y los jóvenes en particular, consideran esenciales.

«Los retos de la cultura de hace diez años no son los que tiene la cultura hoy, y la institucionalidad ha sido a veces lenta, morosa, a la hora de responder, de asimilar e incorporar estos temas y estos debates.

«Sin embargo, lo que está ocurriendo hoy es una actualización, una renegociación de ese repertorio de temas, siempre desde el convencimiento de que lo primero es defender la Revolución y defender la Patria; un encuentro que les está permitiendo a los líderes de las organizaciones artísticas y de instituciones intercambiar con sus artistas para entender a cabalidad la importancia de rearticular los diálogos por nuevos caminos, que le den cabida a estos otros discursos, a estas preocupaciones que son fisuras que van quedando en el cuerpo cultural de la nación y que hay que sanar de alguna manera».

Graduado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y miembro de la AHS, José Ernesto considera que «las redes sociales son hoy por hoy un espacio ideológico muy caldeado, donde convergen tanto actores legítimos como otros que persiguen generar tensión, forzar rupturas de diálogos que nosotros, como revolucionarios, precisamos. ¡Claro que debemos estar en las redes!, porque lo que abandonemos será ocupado por otros, pero no debe ser el espacio preferencial.

«Soy del criterio de que un debate como este, presencial, es más fructífero y provechoso que 20 en las redes, pues nos enseña a escuchar a los demás, a lidiar con pensamientos diferentes, a tener que argumentar desde el respeto, y nos ayuda a entender que a pesar de lo que aparentan las redes sociales por estos días, no estamos ante una Cuba fraccionada, sino todo lo contrario: somos una Cuba unida, con capacidad de diálogo, una Cuba en la que, a pesar de las diferencias, todos vamos por un mismo objetivo. Hay que conseguir entonces que las redes pasen a ser espacios alternativos, y que estos, de participación real, sean los preferenciales».

También el músico Gustavo González, director de La Cruzada, aunque reconoce que la Asociación y la Uneac han facilitado con anterioridad este tipo de intercambio, aplaude ahora la posibilidad de este diálogo, «más atemperado a estos tiempos, a partir de que se entienda la realidad que se vive, para, sin ningún tipo de miramientos, entrar en los temas que más nos urgen, incluso en los más candentes.

«Coincidimos en que hay cuestiones de principios que no se deben transgredir, en que en cualquier espacio de diálogo siempre debe primar el criterio de gente que quiera una Cuba libre y soberana, con un destino definido por nosotros mismos, no obstante, hemos identificado problemáticas con las que no estamos de acuerdo, como que los delitos de índole política deben ser tratados como merecen o como el manejo que se hace de la fe desde la cultura, que en ocasiones envía una señal que no va a favor de la inclusión.

«Opino que es importante la continuidad, pero sobre todo que se generen programas específicos sobre temas acuciantes de la vida cultural y social. Hay ahora mismo muchas Cuba viviendo en una sola, por tanto, generar un espacio de diálogo para todos los que no pretendan poner en venta al país, es necesario, donde cada cual pueda decir libremente lo que piensa sin que haya ningún tipo de conflicto por esa razón».

Sentirse protagonista

El joven fotógrafo Gabriel Guerra Bianchini destacó, por su parte, la transparencia total del encuentro. «Quedó claro desde el principio que todos podían plantear con plena libertad lo que sentían y pensaban, y así mismo ha sucedido. El grupo de participantes ha sido bastante heterogéneo. Ha habido opiniones de todos los colores, por lo que la controversia ha resultado favorable, mientras más diferencias haya estaremos más claros de cómo deberemos actuar.

«Todos coincidimos en que realmente debemos preparar los canales de comunicación con el país. Lo que ha ocurrido son cuestiones sociales complejas que hay que saberlas manejar con transparencia, con inteligencia; es esencial que exista una comunicación constante y que la información fluya para que la gente pueda sacar sus propias conclusiones de lo que se está viviendo.

«El ambiente ha sido de respeto, me satisface lo que se está haciendo, aunque sentimos, obviamente, que faltan otras voces, pero lo fundamental es que habrá una continuidad, que el diálogo no culminará con un solo encuentro. En lo personal espero que haya una respuesta práctica, que este intercambio de ideas desemboque en acciones reales, palpables. Sentarse a hablar es primordial, el diálogo siempre será mi primera opción ante cualquier problema, pero tiene que haber una respuesta real».

Sandra Ivette Berriel Jaquinet, egresada de Música en el ISA, ha sido testigo de cómo esta vez se han tratado «temas que pueden resultar incómodos pero que son el sentir de parte de los jóvenes artistas cubanos, como la relación de los artistas con las instituciones, o el actuar de los medios de comunicación a la hora de informar o de hacerse eco o no de sucesos como los de los últimos días. Nos satisface que este sea el principio de una serie de encuentros que deberán mantener este imprescindible intercambio y debate.

«Cuba es dueña de una tradición y de una historia muy grandes, que también nos pertenecen. Nosotros somos también responsables de enriquecerlas para las generaciones que vendrán detrás. Es vital que nos sintamos realmente dueños de Cuba y responsables con lo que en materia artística se difunde, ese es un primer paso porque marca no solo un compromiso con la institución, sino también con el arte mismo. Es vital sentir que somos parte, que nuestro criterio cuenta; sentirnos dueños de lo que vivimos cada día y ser capaces de proponer acciones, ideas, proyectos nuevos, sin temor a expresar nuestros deseos de que todo sea siempre mejor, de que Cuba sea siempre mejor». 

Leannelis Cárdenas Díaz, joven musicóloga, valora de muy provechosa la jornada de este sábado en la sala Abelardo Estorino. «El debate ha sido muy intenso, sincero y se ha producido en los dos sentidos: los artistas que participamos con nuestras opiniones y preocupaciones, y quienes dirigen las instituciones culturales con sus respuestas y argumentos. Lo que se pretende es que las instituciones establezcan un diálogo más diáfano con los artistas que representan.

«Muchas veces los artistas se encierran en los procesos creativos, y no están ligados al día a día de las instituciones, pero ello no significa que no les interese lo que allí sucede y que no necesiten que esta los represente, los convoque o escuche sus inquietudes o insatisfacciones», señaló Cárdenas Díaz, quien hizo saber el interés de la mayoría de que estos encuentros que continuarán de manera sistemática no se queden en meros debates, sino que de ellos salgan soluciones tangibles.

De igual modo, Christopher Simpson, músico, compositor, productor y líder del proyecto Elevación, reclama la sistematicidad de estos encuentros, al tiempo que expresa su deseo de que «se organicen con carácter proactivo y no reactivo como suele pasar, como modo de generar un diálogo en verdad fructífero y que ayude a construir la nación cubana justo como la soñamos: con todos y para el bien de todos, para que reine la paz y la unión.

«Es un buen momento para limar asperezas y resentimientos. Nos toca recuperar la dignidad y dar un mensaje de aliento a nuestra gente, representarla debidamente. Es nuestra responsabilidad seguir aportando al diálogo colectivo desde una posición analítica, ética, humana, revolucionaria».

Por una Cuba mejor

Fuera del Ministerio de Cultura, e incluso de La Habana, otros jóvenes escritores y artistas utilizaron la oportunidad que les dio Streaming Cuba para testimoniar sobre la política dialogante de la Revolución. Una de ella fue la actriz Lizandra Martín, quien insertada en la actualidad en la Compañía Teatral El Mejunje y en el Dramático de la Emisora Provincial de Radio CMHW, gusta decir que vio la luz en Villa Clara pero su nacimiento artístico tuvo lugar en la Ciénaga de Zapata, de la mano de Manuel Porto en el Conjunto Artístico Comunitario Korimakao, «donde aprendí que el arte salva.

«Luego con el tiempo lo he constatado muchas veces en El Mejunje, que es sinónimo de Cuba, la prueba viva de que los artistas tengan la libertad de estar y de ser ellos mismos. Estoy convencida de que estuviéramos mucho mejor si existieran muchos Mejunjitos por toda Cuba, por ser este centro cultural paradigma de inclusión, de diversidad.

«Ramón Silverio no se ha cansado de abrir puertas, al igual que Serguei Pérez, director de Cultura; creadores como Ernesto Alejo, Roxana Pineda…, quienes son los principales referentes para los jóvenes villaclareños. Con ellos no es problema la comunicación si se dialoga desde el respeto, siempre están atentos a nuestros intereses, preocupaciones…».

Alejandro Lescay, artista de la plástica y vicepresidente de la Fundación Caguayo, asegura verse representado en ese diálogo aunque él mismo se halle en Santiago de Cuba. «Sé que quienes están reunidos en el teatro del Mincult luchan por una Cuba mejor y por erradicar los problemas que aún subsisten, pero en pos siempre de una Cuba revolucionaria, de una Cuba como la que soñaron Martí y Fidel.

«Soy un artista nacido en Santiago de Cuba, graduado en la Academia Profesional José Joaquín Tejada, y toda la vida he realizado el arte que he sentido la necesidad de hacer. Soy un ser social con un pensamiento crítico, por tanto he creado una obra de carácter social, con una fuerte visualidad política, mas siempre tratada con respeto; nadie me vigila ni me pregunta qué tipo de arte hago.

«Existen muchas personas, jóvenes incluso, que aunque crean lo contrario, viven totalmente desinformados. Y es que nos hemos convertido en una sociedad que solo lee titulares, que no profundiza ni contrasta la información que encuentra en las redes sociales, donde es muy fácil manipular. Si nos guiamos por lo que en ellas se publica, en Cuba hay una fuerte represión.

«Ojalá hubiera cámaras en cada rincón de este país que captaran todo el tiempo las calles para que se viera que el cubano sigue viviendo en una paz que les creará envidia. El cubano sigue haciendo su vida, luchando con sus problemas, que existen y no pocos; nunca hemos dicho que somos una sociedad perfecta, pero tratamos de combatir por erradicar esas imperfecciones y por hacer de Cuba un país mejor. Yo sé que quienes dirigen el país tienen ese mismo pensamiento». 

Defender la cultura es defender la Revolución

Durante las casi siete horas de diálogo no faltaron los criterios de las autoridades de la Cultura que acompañaron a los jóvenes. Alpidio Alonso Grau, ministro del sector, dijo que «el objetivo es intercambiar con toda transparencia, como siempre hemos hecho. Ha sido una práctica. La política cultural se fundó en el diálogo. Mientras más diálogo mejor han funcionado las instituciones».

También anunció que «vamos a abrir un ciclo de diálogo porque evidentemente es necesario. Nos parece lo más útil». Al debatir sobre las problemáticas artísticas, afirmó que «si hay un país que puede hablar con orgullo del arte que auspicia es este. Si hay un país que tiene arte sin caer en la banalidad es este».

Como reseñó el sitio web Cubadebate, Alonso Grau reconoció que persisten insatisfacciones en el trabajo de las instituciones y advirtió que existe la disposición para «hablar con quien sea y de lo que sea, siempre dentro del marco de respeto».

Por su parte, Fernando Rojas, viceministro de Cultura, conversó sobre el financiamiento, respaldo y apoyo del Gobierno de Estados Unidos a las maniobras de desestabilización.

Sobre la reunión del 27 de noviembre aseguró: «Todos los acuerdos los cumplimos, incluida la reunión con el Ministro que se está dando hoy». También comentó sobre la necesidad de ser más inteligentes y proactivos en un diálogo necesario, «que siempre ha sido práctica histórica de la Revolución».

En el encuentro también se escuchó al presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto Jiménez, quien remarcó ideas medulares: «Se nos coló la contrarrevolución en el tejido de la cultura (…) Se nos mezcló una cosa con la otra y en una coyuntura realmente perversa.

«Debemos sentarnos a pensar cuáles serían las consecuencias. Es un momento de peligro para este país, de mucho peligro. Las cosas que nos separan debemos echarlas a un lado. Tiene que haber siempre una respuesta inteligente y humana, y de rechazo al anexionismo», dijo.

El propio Ministro de Cultura, al finalizar el encuentro, advirtió que «tenemos suficiente fortaleza como para hacer todas las reuniones que hagan falta, para hablar de los temas más difíciles (…) tenemos que ser capaces de diseñar espacios de diálogo cada vez más eficaces y que sirvan para transformar la realidad (…) siempre con la premisa con la que se fundó la Uneac, de que defender la cultura es defender la Revolución».

 

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