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Díaz-Canel a los estudiantes de la FEEM: «Nunca apoyen una solución que sea conformista»

Desde el Palacio de la Revolución, el diálogo con los jóvenes forma parte de los intercambios que viene sosteniendo la dirección del país con diversos sectores de la sociedad cubana

Autor:

Alina Perera Robbio

Cristalino, esperanzador, haciéndonos recordar que —como ha dicho el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez— los jóvenes deben ser tratados como las importantísimas personas que son, resultó ser el encuentro que el dignatario sostuvo en la tarde de este lunes con estudiantes de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM).

Desde el Palacio de la Revolución, el diálogo —que forma parte de los intercambios que viene sosteniendo la dirección del país con diversos sectores de la sociedad cubana— ha sido de los más hermosos y naturales producidos en ese escenario: tres horas no bastaron para aminorar los ímpetus; hasta el final las manos de los adolescentes se alzaban desde muchos asientos; y el Presidente, al que decían reiteradamente «profe», hablaba como quien lo hace desde un aula.

«Queremos saber cuáles son las proyecciones de trabajo de ustedes, las preocupaciones fundamentales, las cosas que se propongan; y nosotros, desde el Gobierno y el Partido, junto con la Juventud, poderlos apoyar también y viabilizar el trabajo de ustedes», dijo el dignatario en una jornada que también contó desde la Presidencia con el miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe del departamento de Atención al Sector Social, Jorge Luis Broche Lorenzo; y con el vice primer ministro Jorge Luis Perdomo Di-Lella.

Presidían el encuentro, además, la primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Aylín Álvarez García, y el presidente nacional de la FEEM, Hamlet Álvarez Aguiar, quien agradeció al Jefe de Estado por el tiempo «para poder reunirse con nosotros»: nos satisface mucho, dijo, «que pueda encontrarse aquí con una representación de estudiantes de La Habana de todas las enseñanzas; y también está el Secretariado Nacional de la organización».

Ese fue el comienzo de un intercambio magnífico, donde los adolescentes hablaban de preocupación por la bibliografía, de los caminos de ingreso a la Educación Superior. Fue el inicio de un verdadero diálogo, en el que el dignatario preguntaba a sus interlocutores por el más mínimo detalle: ¿Está incompleta la bibliografía? ¿Cuántos son en el aula? ¿Todos se vacunaron ya? ¿Cuántos han padecido de la COVID-19? ¿Dónde hacen las prácticas laborales?

A una estudiante de Contabilidad, quien compartió su preocupación por cómo son atendidos por los responsables de tutorar las prácticas docentes en las empresas, el Presidente Díaz-Canel preguntó: «¿Te ha ido bien? Dime la verdad». Lo hizo porque en su entender carece de sentido una práctica de familiarización que no esté bien diseñada: «Vamos a revisar con las empresas, con las entidades que tienen compromisos con los estudiantes», expresó desde su convicción de que una buena práctica puede decidir el nivel de motivación por una especialidad.

El presidente cubano escuchó hoy criterios de jóvenes de la Federación Estudiantil de la Enseñanza Media.Foto: Estudios Revolución.

Así, en ese tono que era un camino de doble vía y sin paños tibios discurrió la tarde. Y uno de los mejores momentos lo propició el joven Pedro Pablo Rodríguez Martínez, presidente de la FEEM en el capitalino municipio de Boyeros, quien habló al Jefe de Estado sobre múltiples temas: que asignen tareas grandes a la Federación, pues la organización ha demostrado responsabilidad; que los estudiantes puedan unirse más a las comunidades en transformación; que los precios de los productos alimenticios vendidos en ciertas cafeterías estatales sean más asequibles a los alumnos.

El mandatario quiso saber cómo es un día en la vida de un joven como Pedro Pablo; y este, desde una locuacidad encantadora, habló de un amanecer a las cinco y media, de matutinos, recreos, de ajustes de horarios, de asignaturas que se imparten siempre. El Presidente quiso saber sobre los fines de semana,
sobre recreación y gustos musicales; en fin, sobre los caminos a la realización.

Las voces jóvenes que se sumaron reflexionaron sobre los exámenes de ingreso a la Educación Superior; sobre la formación vocacional; sobre cómo es preciso rescatar la motivación en cada centro docente —no engavetar instrumentos de laboratorio, no escatimar en tiempo si se trata de alumbrar a los futuros profesionales sobre lo que pudieran hacer por el país—. Finalmente, los adolescentes hicieron énfasis en la importancia de visibilizar una organización como la FEEM, esa fuerza que también ha demostrado en tiempos difíciles cuánto puede contarse con ella.

«Me encanta hablar con ustedes», expresó Díaz-Canel Bermúdez a sus interlocutores, «porque uno ve la madurez, las preocupaciones que ustedes tienen, y eso nos ayuda mucho». Y seguidamente comentó: «Nosotros nos sentíamos con mucha deuda de poder tener un primer encuentro con la FEEM, y que eso nos permitiera avanzar en un camino, en una relación más estrecha, más directa, como hemos ido estableciendo con un grupo de sectores de nuestra sociedad».

A los estudiantes les afirmó el Jefe de Estado: «Ustedes son un sector muy importante, por eso era el interés de reunirnos con ustedes; además, porque casi todo lo que estamos haciendo ahora es para ustedes». El mandatario resaltó: «Nosotros lo que estamos es tratando de ver cómo consolidamos, en medio de una situación muy compleja —que no hay que describírsela a ustedes, que ustedes la conocen—, (…) cómo seguimos consolidando la Revolución».

Díaz-Canel hizo referencia a «la construcción socialista que para nosotros es alcanzar la mayor justicia social posible, desde un planteamiento antihegemónico, anticapitalista, contrario a la lógica del capital, que dé inclusión, que sea cada vez más democrático, que sea cada vez más participativo, en función de los jóvenes». Y habló «que ustedes, como jóvenes en Cuba, sientan que pueden tener un proyecto de vida, donde son perfectamente compatibles los intereses sociales, los intereses de nación, los intereses de país, con los intereses, con las motivaciones individuales».

Para construir eso —reflexionó— «tenemos que estar constantemente en diálogo». Y disertó entonces sobre el Código de las Familias, un Código hecho para los jóvenes, el cual «está tratando de ser lo más inclusivo, lo más democrático, lo más humanista posible».

Varias interrogantes planteó el dignatario: Cuando estamos tratando de impulsar la ciencia y la innovación, y estamos tratando de crear desde la gestión de Gobierno una cultura de innovación, donde haya un pensamiento que siempre acuda a la investigación científica para solucionar los problemas: ¿quiénes son los que mejor pueden defender la ciencia y la innovación en el país?; cuando estamos defendiendo un proyecto, primero de informatización de la sociedad para llevarlo ahora a una transformación digital de la sociedad, ¿en quiénes estamos pensando? ¿Quiénes pueden ser la vanguardia en esos procesos?: ustedes, los jóvenes, afirmó el mandatario.

En el encuentro en el capitalino Palacio de la Revolución, Díaz-Canel les preguntó «¿Qué les preocupa? ¿Qué nos proponen?».Foto: Estudios Revolución.

«Cuando estamos hablando también de perfeccionar la comunicación social a nivel de país, que nos aprendamos a comunicar, que podamos aprovechar también las tendencias modernas de las tecnologías de la informática y la comunicación para crear redes realmente sociales y no digitales como las que hay ahora, donde hay mucha perversidad, (…) ¿en quiénes estamos pensando?».

Su respuesta volvió a ser: «ustedes, los jóvenes». Y así fue el cierre para el siguiente planteamiento: para fomentar el pensamiento crítico y no acrítico, para poder discernir en toda esa avalancha de propaganda, ¿en quiénes estamos pensando?

Sobre un asunto como el de las pruebas de ingreso a la Educación Superior —el cual motivó varias intervenciones y que resultó ser, como valoró el Presidente, «el más polémico»—, Díaz-Canel propuso al estudiantado: «hágannos llegar a través del presidente (de la FEEM), a través del Secretariado Nacional, no solo el problema, sino también cómo ustedes creen que se puede resolver el problema».

«Nosotros —añadió— no estamos aferrados a ninguna idea en particular, pero sí hemos estado analizando sistemáticamente muchos modelos que se han tenido. Como les dije, todos son incompletos, todos tienen virtudes y defectos, pero yo creo que con el talento que tienen ustedes, y con la experiencia que puedan tener otras personas que se han dedicado a esto, podamos perfeccionar el sistema».

Hacia el final de sus palabras, el mandatario expresó: «Yo lo único que sí les pido a ustedes, es que nunca apoyen una solución que sea conformista, o que sea de mediocridad. Ustedes siempre sean exigentes de la calidad, sean exigentes del saber, sean exigentes de la formación integral, de que uno tiene que aspirar a tener el mayor conocimiento posible».

Los problemas que van a enfrentar como generación son tan diversos, son tan complejos, que nunca se resuelven con una sola visión desde ningún saber, enfatizó a los estudiantes el Jefe de Estado; y a ellos, les propuso: «Yo creo que cada dos meses podríamos vernos».

Díaz-Canel y los jóvenes se despidieron no sin antes dejar testimonio gráfico de las cercanías. Y mientras sonaban los obturadores, un aguacero intenso se hizo sentir tras los cristales del Palacio de la Revolución. Era una lluvia que hacía pensar en la esperanza, en la confluencia —salvadora para la Cuba de hoy— de los padres con sus hijos.

 

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