Samuel Mateo Autor: Maikel Rivero Maceo Publicado: 10/11/2025 | 08:54 am
LAS TUNAS.— Pespuntes unidos al tejido descubren el bordado en la cima del mosquitero hecho con tul color cielo. Nació Samuel Mateo y en la esquina derecha de la cabecera de la cama de su mamá reposan los zapaticos azules que no le sirvieron a sus pies de seda quizá porque pesó ocho libras con cuatro onzas.
Duerme tranquilo en una cuna de hierro de la sala de puerperio del Hospital General Docente Doctor Ernesto Guevara de la Serna de esta provincia. Su presencia llegó para regalar alegría a la familia que lo quiere y abraza.
Sentada en el balance cuida su sueño Iraine González Castillo, su joven madre. Ella es residente de la comunidad granmense de Guamo y previo al paso de huracán Melissa decidió viajar a la ciudad de Las Tunas porque tenía la responsabilidad de cuidar su integridad y la del hijo que crecía en sus entrañas.
«Mi esposo me trajo para la casa de una tía porque muchas veces el pronóstico del tiempo anunció que el ciclón podía entrar por un punto del sur de Granma y ya nos alertaban por la televisión y la radio de su poder destructivo», contó Iraine.
Quiso el destino que Samuel abriera sus ojos al mundo en el Balcón del Oriente Cubano, el lugar donde la solidaridad con quienes viven cerca del río Cauto se multiplicó por estos días. «Al pasar el huracán llegaron inundaciones jamás vistas por Guamo.

Foto: Maikel Rivero Maceo
«El agua se apoderó de las viviendas en muy poco tiempo según me contaron mis familiares y vecinos. Las noticias hablaban del desastre y yo estaba muy preocupada, pero todos se salvaron gracias a la labor de los rescatistas granmenses y tuneros y al traslado seguro al municipio de Jobabo por ferrocarril», agregó.
Un equipo multidisciplinario del salón de parto del mayor centro asistencial de Las Tunas asumió con éxito la cesárea de Iraine pasadas las 39 semanas de gestación. «El trato de los médicos y enfermeras fue maravilloso. No me faltó el cariño y tras salir del salón se preocupaban por si tenía dolor y conversaban conmigo para transmitirme confianza. Ese gesto de amor nunca lo olvidaré».
Intenta despertarse el pequeño y Maricel, la abuela materna, lo tranquiliza entre sus brazos y lo devuelve a la cuna. Se acerca el momento de conocer a papá y al resto de la familia. «Mi esposo Pedro Enriquez está en la zona de Camagüeycito donde tenemos una finca para cultivar arroz y criar animales.
«Allí intenta salvar lo poco que las inundaciones dejaron en el campo y a la vez preparar las tierras para la siembra porque ese es nuestro sustento. Pero ya no aguanta los deseos de conocer a su hijo porque solo lo ha visto en fotos y videos por WhatsApp, por tanto en cualquier momento se aparece por aquí», explicó.

Foto: Maikel Rivero Maceo
Samuel y Las Tunas se unieron por lazos del azar, pero también del amor y la solidaridad. Sindicatos, organismos, nuevos actores de la economía y hasta quienes laboran en el salón de parto contribuyeron para que al pequeño no le faltara lo imprescindible.
«Al venir cargué solo con algunas cositas de la canastilla, pero aquí me regalaron pañales desechables, mosquitero, biberones y hasta una cuna. Samuel tiene que agradecer siempre a las personas de esta tierra y sentirse un tunero más aunque pronto vayamos para nuestra casa de Guamo», cuenta Iraine.
Despierta el bebé con muchísima hambre y su mamá lo satisface con ese alimento sagrado que es la leche materna. Demorará algunos días en retornar a Guamo donde lo espera el hogar construído cerca del cauce del río Cauto, el más extenso de Cuba, cuyas aguas nacen en el municipio santiaguero de Palma Soriano y desembocan en el Golfo de Guacanayabo.
Volvió el sueño a Samuel e Iraine lo regresa a la cuna donde permanece la mayor parte del tiempo. Sin embargo no tarda en despertarse y de nuevo su llanto se convierte en símbolo de esperanza y de vida.

Foto: Maikel Rivero Maceo
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