Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Soñar en grande

Carlos Acosta conversó con JR sobre el filme que tiene revuelta a La Habana en esta edición 40 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

«¿Carlos Acosta? ¿Por aquí? No, aquí no vive nadie con ese nombre». Era lo que inevitablemente sucedía cuando alguien llegaba al barrio indagando por ese grande que el pasado octubre fuera condecorado con el Queen Elizabeth II Coronation Award, que otorga la Real Academia de la Danza del Reino Unido, al considerarlo entre las figuras más influyentes en la danza actual e inspiración para bailarines de todo el mundo.

De ese modo, si alguien deseaba dar de inmediato con el director y fundador de Acosta Danza, no le quedaba otra alternativa que preguntar por el «Yuli», como finalmente decidieron titular al filme que trae revuelta a La Habana en esta edición 40 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y que después de estrenada en Cuba en el Karl Marx, tendrá otras presentaciones en el  Yara este domingo (10:30 p.m.) y mañana lunes (10:00 p.m.).

No sabe Carlos a ciencia cierta cómo surgió el popular apodo. Según le contó a JR, existen dos versiones. «Mi papá aseguraba que había sido el autor, porque sentía que todo el tiempo andaba conmigo un indio guerrero de la tribu de los sioux de Norteamérica, el cual me protegía y con el que incluso hasta “conversaba”. Sin embargo, mi hermana Bertha insiste en que fue quien me nombró de esa manera... La realidad es que hasta no hace mucho, nadie me conocía por Carlos Acosta, allí era el Yuli».

Fue la acogida que encontró Sin mirar atrás lo que motivó el nacimiento de este proyecto ya hecho realidad. «Cuando publiqué el libro en Inglaterra fue casi un best seller. Un día se me acercó una productora diciéndome que el texto poseía muchos valores cinematográficos, que en él había una película, y me metió ese bichito en la cabeza. Con dicha productora empezamos a trabajar en el proyecto, pero todo colapsó.

«Luego llegó a mí Debs Gardner-Paterson, después de haber filmado con muy bajos recursos su primera película, Africa United, que terminó siendo muy exitosa, acerca de unos niños ruandeses que deciden atravesar varios países y viajar miles de kilómetros para presenciar el Mundial de Fútbol. A Gardner-Paterson le interesó mucho la historia, mas no logró rodarla; sin embargo, me puso en contacto con Andrea Calderwood, quien terminó siendo la productora de Yuli.

«Con tan buen buena suerte que en cuanto le presenté el proyecto a Tony Hall, antiguo director del Royal Opera House y mi exjefe, que para entonces ya encabezaba la BBC, me dijo: “Para ti lo que sea”. Así conseguimos el financiamiento para comenzar a levantar el guion. Contratamos a un guionista de Hollywood, pero no resultó. Entonces apareció un ser especial, Paul Laverty, colaborador habitual del reconocido director británico Ken Loach (de su escritura nacieron El viento que agita la cebada y I, Daniel Blake, ambas ganadoras de la Palma de Oro).

«Nos conectamos después de que viera el documental Full Circles que hablaba sobre mi sueño de recuperar parte de las famosas edificaciones de la Escuela Nacional de Arte para crear un centro de enseñanza para bailarines del mundo con bajos recursos. Nos dimos cita, le encantó la idea, me dijo por dónde podía enrumbarse el proyecto, vino a aquí, apareció de nuevo financiamiento de la BBC... Fue cuando me habló de su esposa, con la cual, me explicó, trabaja de conjunto. Y su esposa era, nada más y nada menos, que la genial cineasta Iciar Bollaín (Flores de otro mundo, Te doy mis ojos, También la lluvia). Sobre la marcha me di cuenta de que Yuli nunca iba a estar en mejores manos.

«Te confieso que me preocupé un poco cuando me comentaron su deseo de que también participara en el filme. Enseguida pensé: “Ño, uno no tiene muchas oportunidades de contar su historia, ¿y si ahora soy yo el que la echa a perder?”, pero ellos me convencieron de que lo podía hacer perfectamente. En dos años estaba lista la película».

—¿Satisfecho con el resultado?

—Tal vez está feo que lo diga, pero en mi opinión es una obra de arte. No es una historia del tipo «Había una vez...». No, no. Creo que es una película que trascenderá por lo artístico. Yuli rompe convenciones, empezando porque yo estoy metido en ella con mi vida a cuestas, mas no se trata de un documental, sino de una ficción. Y luego las coreografías, la danza como protagonista, la bella música de Alberto Iglesias, la fabulosa fotografía de Alex Catalán, las muy creíbles actuaciones de Keyvin Martínez, del niño Edilson Manuel Olvera, Laura de la Uz, Acosta Danza... del maestro Santiago Alfonso interpretando a mi padre, entregándonos un personaje muy convincente, aunque un poquito más suave porque el mío era más bélico (sonríe). 

«No es Sin mirar atrás, mi libro, sino una película que se nutre de algunos de sus pasajes. Hubiera sido más sencillo utilizar una fórmula ya pautada, haber seguido el camino de Billy Elliot, por ejemplo, mas esta es una película muy integral, con ánimos de innovar, me parece difícil que Yuli no guste».

—¿Cómo le ha ido a Yuli internacionalmente?

—Pues, muy bien. Estamos muy felices con la Concha de Plata que recibió en San Sebastián como Mejor guión, aunque creo que no existe emoción mayor que presenciar a 2 000 personas puestas de pie ovacionando la película durante 15 minutos. En momentos como esos no puedo evitar llorar.

«Muy pronto vendrán las nominaciones de los Goya, veremos qué nos depara el destino, pero la competencia es fuerte por películas como Campeones, muy linda, tierna y ahora mismo está arrasando en España, pues se ha robado el corazón de la gente, mas de todos modos Yuli no se amedrenta. Ella también se conecta con el público al erigirse como una historia que enaltece el triunfo de la humildad sobre las adversidades. Mi mayor anhelo es que sea una inspiración para los cubanos, una señal llena de aliento que le diga a mis hermanos que sí se puede, que siempre prevalecen los resultados que nacen del trabajo constante, cuando no se desmaya en pos de alcanzar nuestras metas, nuestros sueños».   

—Tres años y tres meses han transcurrido desde que se fundó Acosta Danza. ¿Cómo les ha ido?

—¡Espectacular! Hemos logrado en tres años lo que parecía casi imposible, sobre todo porque partimos de cero. Recuerdo cuando nos iniciamos en un salón prestado en la Escuela Nacional de Ballet, donde nos reuníamos a partir de las cuatro de la tarde, todos apretados pero ansiosos de comernos el mundo. Por el nivel que se ha alcanzado uno tiene la impresión de que Acosta Danza pasó ya de los 20. Claro, ha sido posible por ese equipo extraordinario que me acompaña, que me sigue en mis locuras, por la buena energía que se respira; porque todos somos uno a la hora de echar para adelante el proyecto, expresión del alto sentido de pertenencia que existe en cada uno de los miembros de esta compañía. Es genial cuando todos hacen suya cada nueva idea que surge. 

Carlos Acosta en un momento de Yuli.

—Este lunes (8:30 p.m.) se presentará la Academia de Acosta Danza en el teatro Mella...

—Así es, y lo estamos esperando con ansias. Se trata de un espectáculo único que organizamos por vez primera para los bailarines estudiantes de la Academia creada en 2017, quienes llevarán a la escena obras como Belles Lettres, de Justin Peck; Majísimo, de Jorge García; El vals de las flores del Cascanueces y escenas de Tocororo.

«Nuestra Unidad Docente surgió con el ánimo de ser un complemento de lo que ya existe y con el deseo de aportar a la renombrada tradición de nuestro país en la formación de bailarines. Lo nuestro es trabajar para Cuba, esto no es un proyecto privado: Acosta Danza trabaja para el bien de la nación.

«En nuestra Academia no solo se encuentran jóvenes cubanos, sino también extranjeros de un gran talento, mas imposibilitados de costear sus estudios, su educación en sus respectivos países. Yo lo veo como otro legado de Cuba para el mundo. Aquí hemos recibido a muchachos con una situación económica muy apretada, y uno se siente feliz, satisfecho, al descubrir la intensidad con que brillan esos ojos que antes estaban como apagados. En estos momentos, entre hembras y varones, acogemos a un dominicano, tres colombianos y dos españoles.  

«En el caso de Cuba, hemos realizado este proceso a nivel nacional buscando los de mayor talento artístico y condiciones técnicas para que conformen la matrícula. Los fundadores de la Unidad Docente, ahora en segundo año, son 11: una habanera y diez de otras provincias, a quienes queríamos darle esta oportunidad de formarse como profesionales capaces de enfrentar las exigencias de cualquier coreógrafo, con altos valores estéticos y éticos. En primer año suman 20, es decir, 14 cubanos y los seis extranjeros que ya te mencioné.

«Aunque quienes asistieron a las más recientes funciones de Carmen en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso apreciaron un avance de hacia dónde vamos con nuestros alumnos, el programa concierto que proponemos para este lunes dará fe del rigor con el que estamos trabajando». 

—¿Cómo se vislumbra el 2019 para Acosta Danza?

—Muy intenso y lleno de luz y arte: se aproximan creaciones de Marianela Boan, Goyo Montero; Juanjo Arqués, coreógrafo residente del Dutch National Ballet; una gala homenaje a la superprofresora que todos amamos, Ramona de Sáa, por su alta contribución a la cultura cubana; talleres con Pepe Hevia, giras por Reino Unido, España... Y haremos hasta lo imposible por rencontrarnos con toda Cuba en el otoño de 2019.

«Pero este 2018 ya casi estamos acabando, nos “despediremos”, solo para tomar unas merecidas vacaciones cuando se despida el 40mo. Festival, en la gala de clausura, con el abrazo danzario y sentido de De punta a cabo e Impronta».

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.