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El rey ya estaba en el trono

La partida entre los cubanos Leinier Domínguez y Yuniesky Quesada concluyó igualada y no alcanzaron al húngaro Zoltan Almasi en la cima del Memorial Capablanca. Yuniesky ancló en la segunda posición y por detrás quedó Domínguez

Autor:

Abdul Nasser Thabet

Justo como predijeron varios «oráculos de calle» y casi todos los especialistas, la partida más importante del Memorial Capablanca concluyó igualada y no decidió lo que pudo decidir en la fecha del adiós. Nada, el suero emotivo inyectado durante la última mitad del certamen quedó algo aguado tras el armisticio entre los cubanos Leinier Domínguez (2723 puntos Elo de acuerdo con la actualización del listado de la FIDE) y Yuniesky Quesada (2608), únicos con posibilidades matemáticas de empatar en la cima junto al húngaro Zoltan Almasi (2695) —intratable, merced a cuatro triunfos—, para esperar así un guiño del destino.

Pero todo quedó en una ilusión estrujada este miércoles, bajo el techo del hotel Habana-Riviera. Otra vez el rey es extranjero. El ¿duelo? concluyó en solo ¡once movidas! de una apertura Ruy López —la más empleada en el torneo— y dejó a los anfitriones con seis unidades per cápita, a media raya del, para muchos, monarca anticipado. Resulta que, según las estadísticas, solo Yuniesky podía desplazar al europeo en caso de una victoria, pues el sistema de desempate lo favorecía. En cambio, al mejor ajedrecista activo nacido en América le resultaba imposible «derrotar» al programa informático encargado de «decidir».

Entonces, ¿por qué se conformó el villaclareño, aun disfrutando de la pequeña ventaja que supone llevar piezas blancas, por qué no arriesgó más, acaso estaba satisfecho con su excelente desempeño y no ambicionaba la corona? Quizá en algo influyó el hecho de que ambos se conocieran como hermanos gemelos, fueran compañeros de equipo y asiduos colaboradores de entrenamiento, pues Quesada ha acompañado a Domínguez por diferentes escenarios en rol de entrenador. Además, el líder del ranking latinoamericano solo ha perdido dos partidas frente a coterráneos en los últimos ocho años. ¿Qué me dicen?

La pugna entre el ruso Dmitry Andreikin (2724) y el campeón ya dormía en los archivos, pues había sido adelantada en la última jornada de descanso. Mientras, la décima ronda vio a Ernesto Inarkiev (2690), también de Rusia, y al indio Pentala Harikrishna (2702), vistiendo el blanco, acordar la paz en 43 pasos.

En definitiva, Yuniesky ancló en la segunda posición del certamen, sumó 24 puntos en el listado «en vivo» y se reafirmó como el exponente que más le agregó a su «libreta». Por detrás quedó el güinero, quien acumuló 4,4 puntos y ahora aparece con 2727. Almasi se regaló 15 «moneditas» y cerró el circuito de los que añadieron. El cuarto escaño del Capablanca quedó en manos de Andreikin (4,5 rayas y 11 tantos cedidos). Inarkiev llegó a cuatro, dejó escapar diez y ancló en el quinto cojín, sirviendo la habitación del sótano para Harikrishna (tres unidades y 22 kilos regalados).

Topalov el rudo

El búlgaro Veselin Topalov (2793) ganó de forma invicta la tercera parada del Grand Prix, con sede en Zug, Suiza. El campeón mundial de 2005 logró cinco sonrisas y ocho puntos, aventajando ampliamente al norteamericano Hikaru Nakamura (2775), dueño de 6,5 unidades. Por detrás quedaron Ruslan Ponomariov (2742-6), de Ucrania; el bambino Fabiano Caruana (2774-6); el estadounidense Gata Kamsky (2741-5,5), los rusos Alexander Morozevich (2760-5,5) y Sergey Karjakin (2767-5); el holandés Anish Giri (2734-5); Peter Leko (2737-5), de Hungría; el azerbaijano Teimour Radjabov (2745-4,5); el uzbeco Rustam Kasimdzhanov (2699-4,5); y Shakhriyar Mamedyarov (2753-4,5).

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