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Me gusta remar sola

Una de las artífices de los terceros lugares fue la capitalina de 16 años Yunay Rodríguez, quien remando en la canoa monoplaza a 200 metros registró tiempo de 50.968 segundos en la final juvenil

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Con muchísimo ruido noticioso y un botín que superó las cábalas precompetencias se despidió la delegación cubana que participó a finales de julio en el Campeonato Mundial Juvenil y Sub 23 de canotaje, celebrado en el lago de Pitesti, Rumanía. En aquel entonces, los antillanos obtuvieron una medalla de plata y tres preseas bronceadas entre las dos categorías, una cosecha bien fecunda que, desafortunadamente, no captó suficientes titulares en nuestra prensa.

Una de las artífices de los terceros lugares fue la capitalina de 16 años Yunay Rodríguez, quien remando en la canoa monoplaza a 200 metros registró tiempo de 50.968 segundos en la final juvenil, superada solamente por la titular serbia Nikolina Mijuskovic (49.872 segundos) y la canadiense plateada Sophia Jensen (50.680 segundos).

Sobre el resultado más importante de la residente en el municipio capitalino de San Miguel y sus inicios en el piragüismo, JR conversó con la protagonista en su cuartel de entrenamientos en la pista acuática La Coronela, en el municipio artemiseño de Caimito.

«En octavo grado comencé en la especialidad de kayak y después de unos meses decido irme, porque tenía miedo que se virara la embarcación. Sin embargo, mi entrenador me habló de la canoa femenina y le fui cogiendo el gusto muy rápido, obtuve buenos resultados y en noveno grado me traen para acá, tras lograr la medalla de plata en el campeonato nacional escolar.

«Cuando llegué aquí, en septiembre de 2016, mi entrenador Nelson Perales me dijo que había un Campeonato Mundial Juvenil y era necesario que entrenara fuerte para ese evento. Desde que me informó eso, mis expectativas fueron muy grandes, tanto que pensé rápidamente en obtener una medalla. Meses antes me eliminé con mi compañera Mayvihanet Borges y cumplí el tiempo exigido. Sin embargo, las dos viajamos a Rumanía para remar en pruebas diferentes», afirmó la joven canoísta.

Al llegar a la sede cuenta que estuvo muy ansiosa desde los primeros momentos. «Imagínate, era mi primer evento fuera de Cuba y por eso no logré clasificar y pasé directo a la repesca, donde quedé en la segunda posición y avancé a la final», rememora.

El domingo 30 de julio fue la disputa de las medallas y le recordó a su entrenador que fue a la lid con el propósito de una medalla y estaba mucho más decidida, pues casi todos sus compañeros habían subido al podio.

Entonces, ¿qué ocurrió en la final?, le pregunto. «Para qué contarte. Estuvo bien dura, pues todas mis rivales tenían un nivel muy elevado, y los pronósticos me ubicaban con un puesto del cuatro al sexto, y más que yo había clasificado por repechaje. Además, era la de menos edad, pues tenía 15 años. Por supuesto que los nervios me seguían presionando, pero mi disposición fue vital para ganar la medalla de bronce. Yo siempre he remado single, porque me gusta que el resultado dependa de mí nada más.

«Para este año mis perspectivas son muy grandes, eso lo sé, pues deseo llevarme el oro en todas las distancias que intervenga en el Campeonato Mundial Juvenil. Mi padre es el motor impulsor de que quiera arrasar en ese evento y ganar en cualquier competición», concluyó.

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