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Nuevo milenio

La reina Isabel II, en su condición de Jefa de Estado de Canadá, inauguró los Juegos de Winnipeg 1999

Autor:

Yurisander Guevara

La ciudad canadiense de Winnipeg fue la segunda del continente en acoger los Juegos Panamericanos por segunda ocasión, y esto no es un trabalenguas. Antes, la Ciudad de México lo había hecho en 1955 y 1975, algo que repetiría la capital de la provincia de Manitoba en 1999, tras haber organizado las justas de 1967.

La reina Isabel II, en su condición de Jefa de Estado de Canadá, fue quien inauguró esos juegos en el Canad Inns Stadium, ante más de 33 000 espectadores.

Algunos deportistas destacados por Cuba fueron el vallista Anier García y el saltador de longitud Iván Pedroso, que se coronaron y luego fueron campeones olímpicos un año más tarde en Sidney, Australia. Por países, Estados Unidos volvió a dominar y Cuba mantuvo el segundo lugar en una estrecha pelea con Canadá.

El advenimiento del siglo XXI fue recibido por el movimiento deportivo panamericano nuevamente en el Caribe, con Santo Domingo, capital de República Dominicana, como anfitriona de los Juegos en su edición 14. La lid atravesó serios problemas organizativos antes de su arrancada, pero la solidaridad de países como el nuestro ayudó a solventarlos y en general se celebraron con mucha calidad.

Para los locales fue toda una fiesta, pues en los 13 juegos precedentes habían obtenido 80 medallas en total, y al recibir los juegos totalizaron 41, diez de ellas áureas.

Los cubanos, por su parte, reinaron en lucha, remo, judo, boxeo, canotaje y gimnasia artística, con el legendario Erick López, seis veces medallista dorado, entre ellas su cuarta en el all around. La Mayor de las Antillas vibró con otros triunfos, como el de la nueva estrella Yipsi Moreno en el martillo, la cuarta corona del luchador Juan Luis Marén, y las terceras de Iván Pedroso en salto largo y Emeterio González en la jabalina.

Acaso lo más duro fue ver caer a las Morenas del Caribe ante las locales dominicanas, un presagio del poderío que alcanzarían las quisqueyanas con el devenir del tiempo. Sin embargo, Cuba retornó a lo más alto del podio cuatro años más tarde, cuando los Juegos regresaron a Brasil y Río de Janeiro como anfitrión legendario, en un partido rompecorazones ante las locales en el Maracanazinho.

Los de Río terminaron siendo unos Juegos muy reñidos: por primera vez ocho países ganaron más de diez títulos, 19 obtuvieron al menos uno y 32 llegaron al medallero.

Estados Unidos se ratificó como la máxima potencia del área, con terna de 97-88-52, seguido por Cuba con 59-35-41, en una fuerte pugna que dejó a Brasil con 52 coronas en el tercer escaño.

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