Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Historias insólitas e inéditas del ajedrez

Los hermanos Rameshbabu, jóvenes estrellas del ajedrez de la India, lograron posicionarse en 2023 como verdaderas promesas del ajedrez mundial

Autor:

Amado René Del Pino Estenoz

Entre las noticias que sacudieron a la comunidad ajedrecística durante 2023, se registró la clasificación de los hermanos Rameshbabu al Torneo de Candidatos Toronto 2024. Las jóvenes estrellas del ajedrez de la India —ratificada como una de las potencias de los trebejos luego de haber acogido la Olimpiada Mundial Chennai 2022— lograron esa proeza familiar en sus respectivos ciclos de clasificación, Praggnanandha tras haber quedado subcampeón en la Copa del Mundo y Vaishali tras imponerse en el Grand Swiss FIDE Femenino.

Ese hito deportivo ha alentado desde Cuba a los hermanos Alejandra y Diego Torres Ymas —ambos miembros de la preselección nacional juvenil— quienes buscan alcanzar un nombre propio entre los prodigios de su generación. Como para los Rameshbabu, 2023 fue igualmente consagratorio para Diego, que disputó la categoría abierta del 56to. Capablanca in Memoriam, y para Alejandra, quien confirmó su clasificación en el Zonal Occidental Femenino.

El amor inculcado por sus padres hacia el juego ciencia se expresa no solo en el plano competitivo, ya que Diego y Alejandra estrenaron el canal en YouTube Entre Torres de Ajedrez, donde transmiten a un público esencialmente juvenil los detalles históricos y anecdóticos más atractivos del mundo de las 64 casillas. En el video que nombraron «Por primera vez en la historia», nos enteramos de cuándo se comenzó a utilizar el reloj que rige el tiempo asignado a cada competidor para meditar las jugadas, o en qué momento se introdujo el título de Gran Maestro.

Inspirado en la amenidad y carisma de Diego y Alejandra les propongo algunos hechos inéditos de la historia del ajedrez que develarán la condición multidimensional y hasta polémica de esta disciplina milenaria. 

+4-0=10

Cuando José Raúl Capablanca alcanzó la victoria en el match disputado en La Habana en 1921, contra el maestro alemán Emanuel Lasker, era la tercera ocasión que la capital cubana acogía un evento competitivo de esta envergadura, ya que la urbe conocida en el siglo XIX como El dorado del Ajedrez había sido el escenario de las sucesivas confrontaciones entre William Steinitz y Mijail Chigorin en 1889 y 1892. El triunfo competitivo de Capablanca —que integró una racha de imbatibilidad aún no superada entre 1916 y 1924— puso fin a 27 años de supremacía de Lasker ante los retadores que aspiraron a arrebatarle su corona planetaria. No obstante, el match Lasker-Capablanca trascendió por ser el primero de su tipo en que el vencedor alcanzó el resultado consagratorio de manera invicta, al compilar cuatro triunfos y diez empates en 14 partidas. Entre los trebejistas que han emulado con esta proeza en la conquista o defensa de la corona mundial, descuella por su proximidad en el tiempo la del talentoso noruego Magnus Carlsen, quien derrotó al aspirante ruso Ian Nepomniachtchi 4-0 en 12 partidas en el match celebrado durante la Exposición Universal Dubái 2021. 

De nottingham a belgrado

Sin lugar a dudas, 1936 fue el último gran año de la carrera ajedrecística de Capablanca, en el que participó en dos de los torneos más competitivos de la primera mitad del siglo XX, disputados en Moscú y Nottingham. En el primero se impuso convincentemente, mientras que en el segundo compartió el primer lugar con la estrella ascendente del ajedrez soviético, Mijail Botvinnik. Además de reunir a la élite de los trebejos de su época, Nottingham 1936 pasó a la historia como el Torneo de los Cinco Campeones Mundiales, ya que por primera vez confluían en una competencia —incluyendo a pasados, vigentes y futuros— media decena de monarcas del tablero: Lasker, Capablanca, Alexander Alekhine, Max Euwe y Botvinnik.

Ese registro fue superado en el Match del Siglo de Belgrado 1970, en el que el equipo de la Unión Soviética fue capaz de vencer a un conjunto rutilante de maestros no soviéticos denominado Resto del Mundo. En ese singular enfrentamiento repitió su participación Botvinnik, al que acompañaron sus pares Vassily Smyslov, Mijail Tal, Tigran Petrosian y Boris Spasky. El equipo Resto del Mundo aportó la participación del futuro campeón Robert Fischer, mientras que Euwe, en su condición de Presidente de la Federación Internacional de Ajedrez, asumió el rol de capitán.

Los mejores en manila

En el actual calendario internacional los denominados torneos suizos o «abiertos» disponen de suficiente patrocinio, condiciones organizativas y atractivo competitivo para convocar a la comunidad ajedrecística, incluyendo a los jugadores de élite. La fórmula de estas competencias —empleada primigeniamente en el campeonato suizo de ajedrez disputado en Zürich en la penúltima década del siglo XIX— permite enfrentar a un número considerable de atletas en una proporción racional en cuanto a los días de duración del torneo y la cantidad de rondas pactadas.

Aunque la mayoría de los grandes certámenes de la historia se jugaron bajo la fórmula de todos contra todos —incluyendo el afamado Torneo de Linares (1981-2010), identificado por la prensa e historiadores como el «Wimbledon del Ajedrez»—, los torneos suizos han ganado su espacio en el ámbito profesional de los trebejos dada la optimización de recursos, la paridad de enfrentamientos y las sorpresas competitivas que generan. En este sentido, muchos reconocerán la trascendencia del torneo interzonal Manila 1990 en el que una competencia «abierta» formó parte del ciclo clasificatorio para el campeonato mundial. Esta iniciativa del presidente de la Federación Internacional de Ajedrez, Florencio Campomanes, ha sido legitimada en años recientes con la consolidación de los torneos Grand Swiss FIDE —convocados desde 2019 con carácter bienal—, en los que dos jugadores obtienen su boleto en el arduo camino de convertirse en retador de la corona mundial.

¿Con incremento?

Al Gran Maestro Robert James Fischer —onceno campeón mundial de la historia— le deben los ajedrecistas modernos decisivas contribuciones como la presencia sistemática del ajedrez en los medios periodísticos, el empleo de agudas estrategias de juego en la fase de las aperturas, y el patrocinio cada vez más firme que han recibido los torneos que involucran a la élite del ajedrez. Con la introducción de los relojes electrónicos en las competencias ajedrecísticas a finales de la década de 1980 pudo materializarse una de las ideas precursoras del genial norteamericano: el incremento de tiempo por cada jugada efectuada en la partida. Resulta indudable que la gestión del tiempo asignado a cada jugador —por lo general, una hora y media en la modalidad conocida como clásica o estándar—, es una de las fortalezas desarrolladas por los profesionales de este deporte mental. Aún así, los jugadores que obtienen una ventaja sobre el tablero que luego aspiran materializar en victoria, agotan la casi integralidad del tiempo de reflexión, por lo que el bonus de tiempo concedido por los relojes con incremento puede llegar a ser un factor determinante.

A Bobby Fischer le correspondió el honor de poner en práctica su propuesta del incremento —que fue de inmediato bautizada por la comunidad ajedrecística como la cadencia Fischer—, durante el match «revancha» de 1992 que sostuvo en Yugoslavia contra su par eslavo Boris Spasky, 20 años después del célebre Campeonato Mundial que disputó ante el mismo rival en Reykjavik, la capital islandesa.  

Una reina al ataque

Aún antes de que se vislumbrara su retiro como jugadora activa, Judith Polgar ya era considerada por sus contemporáneos como la mejor ajedrecista de todos los tiempos. Gracias a su carisma personal, a sus éxitos competitivos y a su estilo de juego, en el que predominaba el afán por la iniciativa y las posiciones de ataque, la admiración por la jugadora húngara —miembro de una ilustre familia ajedrecística redondeada por sus hermanas, también grandes maestras, Susan y Sofía—, no ha cesado de agigantarse para las más jóvenes generaciones. Luego de las victorias resonantes alcanzadas en plena adolescencia —entre las que descolló la medalla de oro por naciones que obtuvo en par de ocasiones con el equipo femenino húngaro en las Olimpiadas Mundiales de Ajedrez—, Judith tuvo su momento de consagración deportiva a comienzos del presente milenio, en el que logró incluirse entre los diez mejores del ranking «mixto» de la Federación Mundial de Ajedrez y alcanzó disputar el Campeonato del Mundo «Absoluto» de 2005 —hazaña no igualada hasta el presente— en el que ocho de los mejores trebejistas del planeta contendieron por la corona mundial en San Luis, Argentina, en un torneo todos contra todos
a doble vuelta.                                

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