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Ojalá suelten el lastre

El pasado 21 de octubre, y desde Ciego de Ávila, Ana Guerra Rojas contó aquí que, como colaboradora de misión en  Angola, envió paquetes mediante Aerovaradero, los cuales llegaron en abril del presente año, y en agosto los recogió en las dependencias de esa agencia.

Pero ya en su hogar, comprobó que faltaban prendas de vestir, piezas hidráulicas, una pulidora y objetos de cocina. Las cajas estaban mojadas y deterioradas, entre ellas un televisor pantalla plana de 40 pulgadas. Con fotos y otras pruebas, volvió a Aerovaradero, pues la reclamación debe ser personal. Y la respuesta fue que no tenía derecho a reclamar, pues debió quejarse al recibir la carga. Al respecto, refiere Ana que el día de la entrega recibió su mercancía bajo un gran aguacero y muchas personas citadas. Ya oscurecía y salió bajo agua.

«Me sentí indignada por tal atención, señalaba, fui al Consejo de Estado y entregué una carta. También fui atendida en mi provincia. Aún espero respuesta, pues los trámites deben esperar 60 días», concluía.

¿Y qué ha sucedido desde entonces?

Responde Eduardo Antonio Rivero Ojeda, director general de Aerovaradero, que esa entidad realizó una investigación minuciosa sobre el caso, y lo analizó en su consejo de dirección:

La carga a nombre de Ana constaba de un total de 20 bultos, que llegaron a La Habana el 24 de abril de 2018, y fueron ubicados en su totalidad el 2 de agosto. Se le concedió turno para el despacho el 7 de agosto. Ana recibió los bultos. Retiró su carga de almacén sin solicitar presencia de la técnica de reclamaciones, «pudiendo observar que había bultos reparados con la precinta de Aerovaradero».

Dos días después, ella se presentó en Aerovaradero e hizo la reclamación nro. 956, por el daño provocado a su carga, alegando que durante el desempaque en su domicilio pudo observar un televisor roto, varias misceláneas podridas con moho, así como faltantes en el contenido.

«Las causas y condiciones de la demora en la entrega, refiere, estuvieron asociadas al exceso de cargas acumuladas en nuestros almacenes, lo que trajo consigo serias dificultades que provocaron que, en esa fecha, el ciclo de despacho fuera de cuatro a seis meses.

«En relación con los daños y faltantes, afirma, es responsabilidad de nuestra empresa. Ante esta y otras situaciones, se tomaron un conjunto de medidas organizativas que han permitido perfeccionar la estructura, completar los principales cuadros de dirección, reorganizar los procesos productivos y capacitar al personal, así como medidas disciplinarias para elevar el control y la exigencia, como son: demociones del cargo, amonestaciones, cancelación de contratos, separación de la entidad y del sector, denuncia a los órganos competentes y procesos penales.

«Se realizó un proceso de inventario y depuración de las cargas envejecidas al ciento por ciento en los distintos depósitos de nuestra entidad, con el objetivo de situar para despacho todas las cargas que hasta ese momento no habían sido ubicadas, así como las guías parciales, que no fueron situadas en su totalidad; aparejado a un proceso inversionista que asegura en la actualidad el chequeo de los vuelos a su arribo, y el procesamiento de la carga y su despacho en un término de tres a diez días».

Agrega Rivero que, como resultado del análisis de la comisión, se concluyó que a Ana le asiste la razón en cuanto a la demora de la entrega de su carga, que permaneció en esos almacenes durante 105 días.

No obstante, dice, se comprobó que la carga estuvo resguardada y protegida en los almacenes de Aerovaradero; y que varios clientes han planteado que las condiciones de los almacenes en Luanda no son óptimas, y las cargas se mojan.

Además, se valoró las condiciones al momento del despacho, y se determinó excepcionalmente, que, a pesar de que la clienta no hizo uso de su derecho de revisar la carga y solicitar la presencia del técnico de reclamaciones antes de extraerla del almacén, será indemnizada de acuerdo con el Procedimiento de Quejas, Reclamaciones e Indemnizaciones vigente en esa entidad.

Manifiesta que le ofrecieron a Ana las disculpas por las molestias ocasionadas, y fue informada de las decisiones adoptadas por la Dirección de la Empresa.

Ojalá Aerovaradero pueda zafarse de esos lastres, y esta vez sea el inicio de un verdadero cambio. Durante cuatro direcciones sucesivas de esa entidad han irrumpido aquí denuncias similares, y las respuestas siempre informan de medidas organizativas, sanciones y hasta remisiones a tribunales… hasta que llega una nueva queja.

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