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Como pez en la tierra

En medio de tantas dificultades y carencias, engrosadas además por la pandemia del coronavirus, hay situaciones excepcionales, como la de Lázaro Proenza Sedeño, que merecen una mirada puntual y resolutiva, de una provincia a otra.

 Lázaro reside en Avenida 11, Edificio 22A07, apto. 22, entre 22 A y 26,  Santa Cruz del Norte, en Mayabeque, y padece una ictiosis laminar congénita, lo que se denomina comúnmente la enfermedad del hombre pez, porque su cuerpo se va cubriendo de una escamosis.

 Él explica que no suda ni regula la temperatura del cuerpo, la cual le sube sin límites al exponerse al sol, y pueden colapsarse los órganos internos; a más de que puede fallecer por deshidratación en minutos. Es un caso social, jubilado por peritaje, y atiende a su madre, postrada por un accidente cerebrovascular.

 Refiere que desde diciembre del 2019 le subsidian el jabón Dalmer ozonizado, para asearse. Y le asienta bien, porque al eliminarle las infecciones por hongos, el dolor desaparece y mejora su existencia.

«Hoy 3 de julio, precisa, me informaron que ya la provincia consumió la asignación de este jabón del año. No traen más hasta el año que viene. Y me lo localizaron en Bejucal, pero mi “helicóptero está roto”, ironiza. Es una burla decirme que tengo que ir a Bejucal, en Mayabeque, si apenas puedo caminar una cuadra al sol, comenta.

 ¿No habrá una solución, en la cual se integren las instituciones y gobiernos de ambas provincias, Mayabeque y Artemisa?

Alcohol junto a la escuela

Y desde el mismo municipio mayabequense de Santa Cruz del Norte escribe Roberto Perdomo Santana, precisamente desde el barrio Puerto Libre, de la localidad Arcos de Canasí. Y lo hace con la esperanza de que, cuando se reanude el curso escolar, se resuelva un viejo problema, ante el cual ninguna autoridad ha tomado las riendas.

Cuenta que en esa comunidad hay una cafetería situada puerta con puerta con una escuela primaria. Allí se venden bebidas alcohólicas a la vista de los niños. Y son incontables las muestras de indecencia e indisciplina. Los ebrios consumidores se orinan en las esquinas, pues la cafetería no tiene baño. Las malas palabras llueven, y de vez en cuando una que otra bronca.

¿Cómo entonces los maestros pueden explicarles a los niños los efectos malsanos del alcoholismo? ¿Cómo en un país que aspira a la cultura para todos, pueden permitirse esas atrocidades en un sitio como ese?, pregunta Roberto.

Gratitud en el reparto Flores

 En ediciones anteriores, reflejamos aquí quejas de vecinos del reparto Flores, en el municipio capitalino de Playa, acerca de la creciente presencia de acaparadores-revendedores que mayoreaban las colas en torno al Mercado de Tiendas Caribe en ese barrio.

 Y ahora nos escribe Felicita Reyes, secretaria de Organización del núcleo zonal del Partido no. 100, para  felicitar la labor de los miembros de la Policía y otros cuerpos del Minint, quienes de conjunto con los trabajadores de ese mercado han contribuido a restablecer la disciplina allí.

«Esas acciones, afirma, han permitido también proteger a nuestro pueblo, y en especial a los residentes de este reparto Flores, del riesgo de contagio con la
COVID-19.

«Queremos manifestar públicamente nuestro más sincero agradecimiento a los compañeros del Minint y a los trabajadores del Mercado de Flores, por su diario y abnegado ejemplo», concluye.

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