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Peor que la última vez

Muy preocupado, lamenté aquel 48 por ciento apenas de respuestas institucionales a las quejas publicadas en esta sección en el primer semestre de 2021, como una evidente sordera a los llamados y orientaciones de la dirección del país de priorizar y atender los reclamos ciudadanos por todas las vías.

Iluso, soñé con que esas graves evidencias reveladas compulsaran una mejoría en el deber de las entidades estatales hacia el soberano, para este corte de las respuestas en el segundo semestre del 2021, con un margen de gracia de 60 días después del 31 de diciembre pasado.

Y heme aquí, más que preocupado molesto, al constatar que en este balance lejos de mejorar, desciende el nivel de respuestas a un 47 por ciento en una sección que llegó a sobrepasar el 80 por ciento de ellas, y en medio de complicaciones y situaciones delicadas para el país como nunca antes.

Valga precisar que las quejas ciudadanas que se revelan en espacios como este de la prensa cubana, con pelos y señales, de hecho inciden sobre la opinión pública. De ahí que quien las lee espera que se diluciden y se restablezcan la justicia y la razón. Y el no responderlas, además de constituir una desafiante violación constitucional, denota una falta de sensibilidad y de vocación de servicio imperdonable en estos tiempos.

Y de las respuestas recibidas, en el 63 por ciento de ellas se informa que se solucionó el asunto después de publicada la queja, en el 21 por ciento están pendientes de resolver y en el 14 por ciento no procede lo planteado.

El 89 por ciento de las respuestas explica los motivos por los cuales no se habían atendido los problemas antes de la publicación aquí. Y en muchos casos  las comisiones que se crean para investigar los hechos descubren problemas organizativos, errores y violaciones de las administraciones, fenómenos que no se controlaban ni fiscalizaban, y hasta se desconocían.

Es elocuente que solo en el 18 por ciento de las respuestas se exponen medidas adoptadas con los funcionarios y/o trabajadores y las entidades responsables de la desatención de la queja. Y constituyen excepción los casos en que se explicitan nombres y apellidos de los culpables.

La gran mayoría de las respuestas  denota que hubo morosidad y lentitud para resolver los asuntos planteados, y problemas de organización y de control. Se dan los casos en que no se responden integralmente todas las imputaciones y emplazamientos que revelan las cartas. Y se vuelve a constatar, una vez más, que muchas entidades no son proactivas ante la realidad tan compleja que se vive. No desatan  nudos ni actúan con celeridad, inmediatez y sensibilidad, para rectificar o dar alternativas al ciudadano. Ello precisamente condiciona que las personas insatisfechas con las gestiones que han hecho en las instituciones, terminen  escribiendo a la sección, aspirando a que la revelación pública compulse a la solución definitiva de sus quejas.

Aún se constata que, ante reclamos de personas muy vulnerables, que necesitan una sensibilidad especial con urgencia, se dilata su atención. Y una vez publicados en esta columna se solucionan. Falta en esos casos la mirada puntual que desborda lo estándar, con el pretexto dogmático de que «es lo establecido», aferrado a lo técnico, la norma y lo legislado, y muy poco a lo humano. Como si no tuviéramos la herencia invaluable de Fidel Castro Ruz y Ernesto Che Guevara.

Aun así, desde este balance felicito a los que siempre responden, y responden con honestidad y  vergüenza. A los que no se aferran al podrido madero de las justificaciones o los «maquillajes» de su gestión. A los inconformes con su propia obra. A quienes experimentan placer en servir al ciudadano.

Y a quienes han hecho del no y de la sordera un hábito, a esos hay que sacudirlos definitivamente, para que respeten y atiendan el clamor ciudadano.

Consulta el PDF de la sección Acuse de Recibo para más información

 

 

 

 

 

 

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