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Faltan explicaciones

El pasado 6 de diciembre, desde el edificio 24-A, apto. 8, calle 94-A, entre 11 y D, en el reparto Antonio Guiteras, del municipio capitalino de La Habana del Este, Vicente Alvarado Viñas refería aquí que desde 2020 los residentes en ese inmueble habían alertado sobre la permanente presencia de aguas albañales alrededor, con su inseparable pestilencia.

De ello se puso en conocimiento al Gobierno de la capital, manifestaba, aparte de las múltiples gestiones de la delegada de la circunscripción. Y hasta entonces todo seguía igual.

En varias ocasiones, decía, habían ido brigadas de Saneamiento, con camiones, incluidos los de alta presión. Y aparentemente resolvían, pero con los días resurgía el nauseabundo problema. O sea, la solución era temporal, no definitiva.

«Son increíbles los gastos que se han ejecutado en salario, combustible y tiempo perdido, expresaba, lo cual afecta nuestra economía. Y no se avizora ninguna solución», concluía.

Al respecto, responden Carlos Rafael Miranda Martínez y Adriana Batista Lara, director de Atención al Cliente y jefa del departamento de Atención al Cliente, respectivamente, de Aguas de La Habana.

Y afirman que «la brigada de la Base de Saneamiento Este trabajó en el lugar, y realizó un mantenimiento al sistema y la reparación de la red de alcantarillado, con lo que quedó solucionado el vertimiento albañal provocado por la obstrucción».

Añaden que en visita de inspección al lugar por Lisbet Pérez Rivera, inspectora de la Oficina Territorial, se pudo comprobar el trabajo realizado por la brigada. Y explican que se continúa laborando en la  conclusión de la obra civil, para dar por terminado el trabajo.

Señalan que, en consonancia, la queja queda pendiente de solución, y que Vicente firmó su inconformidad en la entrevista realizada, por no haberse concluido aún la obra civil.

Agradezco la respuesta, aunque no explica por qué hasta ahora no se resolvía el problema de años, y los intentos de reparación eran provisionales, al punto de que las albañales resurgían.

Tampoco se esclarecen las imputaciones hechas por Vicente, en cuanto a que las soluciones temporales y no a fondo de la obstrucción generaba constante acumulación de gastos en todo ese tiempo. Ojalá sean definitivos estos trabajos, pendientes aún de concluirse. Ojalá Vicente no tenga que quejarse una vez más.

Otra pregunta: ¿por qué por lo general los gobiernos locales no se implican en las respuestas a las quejas ciudadanas aquí, con pleno conocimiento de lo que sucede, y teniendo la posibilidad y el derecho de coordinar y exigir por las soluciones?

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