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Madrugo, marco… ¿y alcanzaré?

Opiniones diversas pueden encontrarse en la población a una semana de entrar en vigor la venta de divisas en Cadecas del país. No siempre quedan satisfechos quienes acuden pero, en general, reconocen que es una medida necesaria

Autores:

Ana María Domínguez Cruz
Monica Lezcano Lavandera
Raciel Guanche Ledesma

«Esta medida se esperaba hace tiempo. Hacía falta. No es secreto para nadie que, en la calle, en el mercado negro, siempre aparece alguien vendiendo divisas, y los precios son altos. Y personas como yo, que no aspiran a viajar, sino a ponerle un dinerito a la tarjeta de MLC para adquirir algunas cosas, no siempre pueden comprar las divisas a esos precios. Ahora, de manera oficial, se tiene un mejor cambio, pero todavía no alcanza para todos».

Lo dice Moraima Reyes, una de las que despertó en la madrugada del miércoles pasado para ser de las primeras en la cola de la Cadeca de 23 y J, en el Vedado capitalino, para la compra de divisas. «No fui de las primeras realmente, ya había como 25 personas cuando llegué, pero al que madruga, Dios lo ayuda, y por suerte alcancé a comprar lo que necesitaba».

Junto a ella, Leandro Vázquez se apuró en opinar. «Ojalá a nadie se le ocurra revender los turnos. Es que como hay límite de compra, no faltarán los que quieran más de cien. Imagínese, uno que a veces lo que quiere es menos que eso, para resolver en las tiendas de MLC, se puede quedar con las manos vacías y las ojeras por gusto».

«Creo que el gran problema que todavía necesita solucionarse es la oferta. Mientras en la Cadeca o en el Banco no haya suficientes divisas, la gente en la calle seguirá vendiéndolas, porque sabe que muchas personas la seguirán necesitando. Y las venderán más caro. Es complicado, es difícil de resolver el asunto de un día para otro, pero al menos ya se dio un paso», expresó Katherine Rodríguez.

Y un muchacho rubio de espejuelos rojos, quien prefirió mantenerse en el anonimato, se refirió a lo que piensan, según él, todos los que necesitan conseguir divisas para viajar. «Para que todo el que quiera comprar pueda hacerlo, hay que poner un límite, pero los que viajamos necesitamos mucho más que cien.

«Entonces, haremos la cola de la Cadeca todos los días, o traeremos a amigos o a familiares para llegar a nuestra cifra, o terminaremos en el mercado negro. Tal vez si en los aeropuertos se vendieran, uno va con el boleto y adquiere lo que necesite o al menos una mayor cantidad».

Abundan los criterios sobre esta medida, recientemente anunciada en el espacio televisivo de la Mesa Redonda por el vice primer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, y la ministra-presidenta del Banco Central de Cuba, Marta Sabina Wilson González. Incluso, algunos como Herminio
Pérez, quien transitaba por la acera donde hacían la cola los entrevistados tienen su opinión, aunque no compren.

«Yo no tengo tarjeta de MLC ni la tendré. No haré cola para comprar divisas porque no puedo disponer de mi salario para eso. Pero, reconozco que una parte de la población necesitaba esta opción. Lo que hace falta es que sea sostenible, que circulen las monedas, porque si no, la gente seguirá igual, dependiendo del mercado negro».

Otras personas que permanecían en la cola se quejaban de la demora en el servicio, y algunas lo que anhelan es que ya, pronto, se pueda hacer este proceso en el Banco, no solo para que todo no recaiga en Cadeca, sino también para que el depósito en la tarjeta de MLC pueda realizarse de inmediato en el mismo lugar.

Yo soy el último... y vengo con diez más

En la Cadeca de 21 y 42 del municipio Playa, la fila también abarcaba gran parte de la cuadra. La población —sentada en aceras, muros, motos o sillas traídas desde sus viviendas— esperaba durante horas para acceder a la divisa. Al ser interrogados por Juventud Rebelde, muchos clientes mantuvieron silencio; sin embargo, Katerine Frómeta Noriega accedió.

 

No pocos clientes hacen las colas desde el día anterior o la madrugada, y marcan para varias personas. Foto: Abel Rojas Barallobre

Refirió su inconformidad con la organización de la cola, ya que «muchas personas llegan y marcan para diez, 15 y hasta más acompañantes, y eso molesta
muchísimo, pues quienes estamos aquí desde la noche anterior podemos quedarnos sin turno». Para esta trabajadora por cuenta propia han sido dos días sin poder trabajar y recibir ingresos, pues la primera vez que hizo la cola no pudo entrar.

El día de nuestra visita a la Cadeca había decidido marcar desde las nueve de la noche del día anterior. «A esa hora cuando llegué éramos como siete, y todos los que iban delante habían traído a más personas. Y es complejo saber exactamente qué número haces, pues la gente sale a comer, a descansar…».

Una de sus principales preocupaciones es «que los días que no hay electricidad se debe extender el horario de trabajo de la Cadeca, pues si marcas y llega el apagón ya perdiste la cola». Y agrega que «la medida es oportuna y nos beneficia, pero se nos hace muy difícil, en ocasiones, poder concretar la compra».

Juana Patterson Wright, supervisora bancaria de la Cadeca de 21 y 42, explicó que estaban entregando los turnos de 30 en 30, para que no quedara ninguna persona con el tique sin ser atendida. «Nosotros somos trabajadores de Cadeca, no nos dedicamos a organizar colas, si estamos haciendo lo de los turnos es para lograr que el proceso fluya más rápido».

La especialista detalló que al comenzar cada día les explican a los clientes el tipo de divisa con la que cuentan y el cambio vigente. «Sabemos que hay inconformidades con la larga espera, pero estamos trabajando con la mayor rapidez posible. Ya se nos incorporó otra cajera que estaba de licencia, por lo que pudimos abrir la segunda caja», manifiestó.

Patterson Wright aseguró que el personal de la entidad cuenta con la capacitación para asumir este proceso, pues son operaciones que se realizaban desde antes. Comentó que durante el proceso de compra de divisas fueron pocas las personas que se acercaron a vender monedas extranjeras a la Cadeca, casi todas en pequeñas cantidades.

En la fila, Adelio Céspedes Torres intentaba buscar la sombra. «Estoy aquí porque necesito los dólares para viajar, y tengo que lidiar con los coleros y revendedores que marcan delante para 15 o 17 personas», recalca el joven, quien tuvo que pedir ayuda a otros familiares para que fueran con él, ya que con cien USD no le alcanza.

«No se puede defender lo que está mal hecho. De alguna manera se debe organizar y controlar la cola, pues quienes realmente tenemos una necesidad perdemos ante los negociantes, que los compran más barato en Cadeca para luego venderlo y sacarle la ganancia», insiste este habanero.

«Espero que a medida que pase el tiempo se vaya ganando en experiencia, y se puedan realizar acciones para el control; pero mientras tanto, estamos aquí usando todo nuestro tiempo y energía sin la seguridad de que podamos regresar a casa con las divisas».

Este equipo de prensa también llegó hasta Fontanar para conocer detalles del proceso cambiario. Allí encontramos una cola, aparentemente muy bien organizada por los mismos pobladores, quienes conformaron una lista según el orden de llegada. «Cada persona solo puede venir con diez acompañantes y cada seis horas se rectifica si los interesados aún siguen aquí», explica una joven que prefirió no ser identificada.

«Lo que no entiendo es por qué si muchos queremos los euros para ponerlos en las tarjetas de MLC, esa operación no se hace aquí mismo en Cadeca, sino que tenemos que hacer otra cola para depositar y entonces poder comprar en la tienda», indica una señora, quien tampoco accedió a dar su nombre.

Según María Luisa Guzmán González, supervisora en la Cadeca de este reparto, hasta el momento todo ha fluido con rapidez y organización. «Nosotros entregamos la cantidad de turnos de acuerdo con la disponibilidad de divisas, que en estos momentos es de euros, pocos dólares y yen japonés. También atendemos el pago a jubilados y las tarjetas magnéticas», acotó.

«En esta sucursal contamos con dos
cajeras, pues la tercera caja esta deshabilitada por problemas constructivos, y vamos intercalando a las personas que cambian divisas con los abuelitos que vienen a cobrar», agregó, y validó que el personal cuenta con la preparación y los años de experiencia.

«Pedimos a los clientes que lleguen con el dinero organizado para agilizar la operación y así lograr atender a mayor cantidad de público. En el día de ayer estuvimos trabajando hasta casi las siete de la noche, pues tuvimos apagón y se perdieron esas cuatro horas», precisó.

¿Se venden o se revenden?

En la más occidental de las provincias, Pinar del Río, justo a las nueve de la mañana la concurrencia en las afueras de la Cadeca, ubicada en la céntrica calle Gerardo Medina, es bastante amplia. Algunos llevan haciendo la cola desde el día anterior o la madrugada, y la mayoría no ha marcado solo, sino, para dos o más personas.

Para la pinareña Eydisell Menéndez Ramos el miércoles último fue un poco frustrante porque no alcanzó turnos. «Me levanté muy temprano y cuando llegué hacía alrededor del número 40. Ya al momento de repartir los turnos era el 120 porque casi todas las personas estaban acompañadas», dice. Pero eso no es todo, agregó que esos mismos clientes ya se encontraban marcados para el próximo día.

Casi de forma unánime se percibe como positiva la medida y, en el caso de Eydisell afirma además que es muy buena porque ayuda a romper con el mercado ilegal que solo se dispara y se aleja de lo establecido. Sin embargo, hacerle frente a coleros y revendedores parece ser un tema importante de cara a que buena parte de la población pueda tener acceso a este reducido, cierto, pero necesario mercado cambiario.

Al referirse a lo sucedido en estas
jornadas, Luis Martínez Parra, director provincial de Cadeca en Pinar del Río, dijo que cada mañana se busca evacuar las dudas de la población para que todo marche bien. En cuanto a la organización, señaló, que se comporta bastante bien, a pesar de la gran afluencia de personal y que no todos alcanzaron turnos.

Se conoce, agregó, que las cantidades de divisas no son suficientes para ofertar,
por tanto, en el municipio de Pinar del Río se han repartido en estas jornadas 50 turnos. También, explicó que casi todas las ventas realizadas hasta ahora fueron de máximas cantidades, o sea, de cien dólares, algo que complejiza la disponibilidad.

Al referirse a los niveles de compra de la Cadeca en la provincia, el directivo acotó que no son altos. «Existe como es lógico mayor demanda de compra por parte de la población para satisfacer necesidades; además de que están muy ávidos de este tipo de servicios», dijo.

Y para alcanzar más sostenibilidad de este último, llegar a un número superior de personas e ir disminuyendo la tasa de cambio, necesariamente debe irse nutriendo de forma paulatina este mercado de sus propias operaciones, reconoció.

Igual que en la sucursal de Cadeca en la cabecera provincial, el municipio de Viñales es el otro donde los pinareños pueden acceder a la venta de divisas. Martínez Parra hizo referencia a que en esta localidad los límites son más bajos, pero la afluencia ha sido bastante buena y organizada.

En general, este paso se valora como positivo para la recuperación paulatina de nuestra economía. Sin dudas, este servicio debe crecer hacia dentro y ayudar en lo posible a todos, pero sin la participación de acaparadores, revendedores y de aquellos oportunistas que, lamentablemente, laceran con su actuar estos esfuerzos.

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