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De insultos e impulsos teatrales

Una sugerente reflexión sobre el teatro es la propuesta de Alexis Díaz de Villegas en la Sala Adolfo Llauradó, mientras Teatro de la Villa continúa celebrando su cumpleaños 55 con El cochero azul

Autor:

Lourdes M. Benítez Cereijo

«Señoras, señores, bienvenidos. Esta obra es un prólogo. No oirán aquí esta noche nada que no hayan oído ya. No verán nada que no hayan visto ya, pero no verán lo que siempre se les muestra en un escenario. No oirán lo que están acostumbrados a oír. Van a oír todo lo que hasta hoy han podido oír en el teatro. Van a oír todo lo que hasta hoy no han podido oír en el teatro. Lo que esta noche les vamos a mostrar no es un espectáculo. A decir verdad se arriesgan a no saciar su apetito. Lo que ustedes van a ver no es una obra de teatro. Esta noche no se representa una comedia. Se les va a mostrar un espectáculo en el que no hay nada que ver. Ustedes esperan algo, ustedes esperan, quizá, algo diferente…».

Y como evidencia este fragmento inicial, lo atípico, lo sugerente y lo provocativo, son algunos de los elementos que definen el estreno de Insultos al público, con el cual la agrupación Impulso Teatro, liderada por Alexis Díaz de Villegas, está en la escena de la Sala Adolfo Llauradó durante la presente etapa estival.

«Para nosotros, lo interesante de la obra es la reflexión que propone. Mucho se ha comentado sobre el escenario, la escena, el actor, el teatro dentro del teatro…, esta obra es eso, una reflexión sobre la postura del espectador ante el hecho teatral. Desde ese punto de vista nos pareció atractivo, pues el protagonista es el espectador. A partir de ahí se ha trabajado en una puesta coral con siete actores en escena, siete voces que expresan un mismo sentir, y se unen como un mismo personaje, donde, paradójicamente, los antagonistas también son los espectadores», comentó Díaz de Villegas en conferencia de prensa.

El destacado actor aseguró que esta pieza podría catalogarse como «tragicomedidramasatifarsa», porque están todos los géneros teatrales presentes. Si bien para algunos la palabra «insultar» puede resultar un poco fuerte, para el conjunto teatral fue como un gancho, un motivo para capturar la atención del público, el cual seguramente se sentirá tentado a acudir a ella.

«No se agrede al auditorio, aclara el director, simplemente nos limitamos a reflexionar, a intercambiar; y en ese enfrentamiento con el auditorio se realiza un repaso de toda la historia del teatro».

Insultos al público, que puede ser apreciada en horarios habituales (viernes y sábados, 8:30 p.m., y domingos, 5:00 p.m., hasta el 1ro. de septiembre) se erige sobre un texto que pertenece al dramaturgo, poeta, novelista y cineasta austriaco Peter Handke.

Se trata de un autor que escribió toda su creación en alemán y ha merecido, entre otros, el Premio Internacional Ibsen. Ha colaborado como guionista en muchas películas del director cinematográfico Vim Wenders, como es el caso de El cielo sobre Berlín. Insultos al público es una de sus primeras piezas.

Aunque la puesta es sencilla y no contiene elementos musicales o danzarios, de alguna manera la música se hace presente porque hay un sentido rítmico y melódico muy marcado detrás de Insultos al público, explica Díaz de Villegas.

«Hay momentos que son a coro y otros a dúo, o se encuentra un solista con un trío… Con esos elementos hemos jugado en la organización de las voces para conformar la coreografía vocal. En términos de movimientos no hemos querido teatralizar, la obra va completamente alejada de eso y se queda en un campo aleatorio, porque todo el tiempo se habla de que “no hacemos nada, no somos personajes, no representamos ningún papel”.

«Todo lo que se nos ha dicho a nosotros desde que empezamos a estudiar teatro, de que toda acción que hagamos sobre el escenario debe tener un significado, cada gesto debe narrar algo, aquí se echa por tierra.

«Lo interesante para nosotros como grupo es llegar con este montaje a un punto cero en nuestra formación y en nuestra manera de entender el teatro; un punto que nos permita ir en determinada dirección de aquí en adelante», agregó.

El elenco está conformado por actores de reconocida trayectoria como el mismo Alexis y el premio nacional de Teatro Carlos Pérez Peña; jóvenes graduados de la Universidad de las Artes y estudiantes que forman parte de dicho colectivo. «Esa es una de las ventajas de conjugar el rol de director y profesor, pues me permite desde la academia formar futuros actores que trabajarán en el grupo», explica.

Asimismo, el director de Impulso Teatro comentó sobre las complejidades y desafíos de un montaje coral: «La primera dificultad que enfrentamos fue aprender el texto. Son 18 páginas sin acotación, que se han divido en fragmentos. Lo siguiente fue acoplar las voces y el trabajo rítmico, especialmente por esa musicalidad que tiene el texto y por el afán de sentirnos uno, como un solo pulmón, donde todos están de acuerdo en lo que van a hacer y tienen claro cuál es el destino. Para tener la clave, se trata de mantener el enigma, de que el público no sepa qué sucederá».

De aniversarios 

La temporada de verano de Teatro de la Villa, en Guanabacoa, hacen igualmente las delicias de grandes y chicos con una obra emblemática: El cochero azul, de Dora Alonso, pieza con la cual el colectivo que dirige Tomás Hernández, celebra este año su aniversario 55.

Con esta puesta, Teatro de la Villa realizará además una gira por tres provincias de la Isla en el próximo mes de octubre.

Sobre el onomástico, Juventud Rebelde dialogó con Tomás Hernández. «Son cinco décadas y media de labor; 55 años, se dice rápidamente, pero llevan detrás mucho trabajo y sacrificio para mantener un repertorio activo. Nuestro grupo se caracteriza precisamente por ser una agrupación de repertorio, con más de 20 obras. Todos los años estrenamos dos o tres, además de aquellas que hacemos con los talleres de actuación de los niños de seis hasta 16 años, como los que concluimos este julio, como es tradicional.

El quehacer de Teatro de la Villa es un referente dentro del panorama escénico nacional. Ha contribuido mucho al desarrollo teatral en Guanabacoa y a la formación de niños y jóvenes. «Han sido muchos años y durante todo ese tiempo hemos formado generaciones; padres y abuelos que iban al teatro ahora llevan a sus hijos y nietos, y con ellos hemos creado público y gusto por esta manifestación artística», refiere Tomasito, como cariñosamente se le conoce en el medio.

«El teatro lo llevo en la sangre. Se vive el teatro y se vive para el teatro. Lo siento como propio, porque es un sueño que hicimos con nuestras manos», afirma el destacado director.

«Arribamos a este aniversario con muchas ganas de seguir haciendo y de continuar el trabajo, apostando siempre por los más jóvenes», asegura.

Respecto a la obra escogida para festejar tan importante fecha, en las notas al programa se señala que: «En esta miniatura teatral, Teatro de la Villa nos regala una vez más lo que puede hacerse desde los predios de la imaginación hasta la arena de su pequeño coliseo. María Elena Tomás ha dirigido esta  tropa de titiriteros y actores con la seguridad que brinda el conocimiento, logrando un resultado de alto vuelo. Con su Cochero nos deja ver cómo el creador es capaz de moldear la montaña y sentir una nostalgia sin remedio por ese niño que ya no somos y que no debemos permitir que muera».

En la Villa, en Guanabacoa, le espera entonces la maravilla del teatro. Un reino de fantasía donde la imaginación conquista corazones y los sueños son realidad.

Ya lo sabe usted. Las artes escénicas han reservado para esta calurosa etapa estival interesantes atracciones teatrales. Nada mejor que refrescar en la complicidad de la sala con sugerentes propuestas como El cochero azul como Insultos al público. En este último caso se lo repetimos: no se deje llevar por el título, no será agredido o menospreciado de ninguna manera. Se trata sencillamente de una provocación, y por supuesto, del deseo de dejarse provocar.

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