Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

«La música es mi vida»

Elaín Morales recorre desde hace varios meses el país con su guitarra, en una gira que nombró Por Cuba, por la diversidad y la no violencia

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— La premonición materna de que sería artista, ya que no paraba de moverse en su vientre, no falló. Con solo dos años, Elaín Morales se aferró a una guitarra y tiempo después logró arrancarle sus primeros acordes.

«Un vecino de mi familia materna en Gibara, Holguín, que era carpintero me la hizo. Dicen que andaba con ella por todos los lugares. Luego, ya aquí en mi casa en La Habana, al ver a mis vecinos tocar, me fui a mi cuarto y de forma autodidacta aprendí».

Eran los días en que tanto en casa como en el barrio le acompañaban las melodías de Sindo Garay, Silvio Rodríguez, Kiki Corona, Benny Moré, Queen… Un pentagrama diverso sonorizó su crecimiento.

«Soy un eterno aprendiz. Desde entonces la música es mi vida. Me levanto tratando de pescar melodías. Resulta un acto maravilloso crear una canción».

Recuerda aún con los nervios a punta de piel la primera vez que subió a un escenario. Un matutino en su escuela primaria fue el bautismo de fuego. Luego llegaron otras muchas oportunidades, hasta el día en que su hermano lo llevó —sin él sospecharlo— al concurso Buscando un sonero. Su presentación le permitió abrirse al mundo profesional.

Inició así una carrera que ya suma 22 años, y que se prestigia por haber integrado la orquesta Pachito Alonso y sus Kini Kini.

«La música popular bailable me dio la entrada en el mundo profesional. Mas, siento que no hay nada como la canción, por lo que acepto la oportunidad y comienzo en el año 2000 mi carrera en solitario en Estados Unidos».

Desde entonces el rostro y las melodías de Elaín Morales resultan familiares, incluso hasta ser considerado, según el sitio web Pista Cubana, «uno de los cantautores más relevantes en el mercado latino». Se ha robado más de un titular con sus composiciones y colaboraciones con importantes figuras del panorama internacional; por merecer dos Emmy Awards, por estar nominado a los Latin Grammy y por haber sido declarado por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) como vocero oficial, hombre naranja para la no violencia.

«En el año 2012 empezamos a hacer las canciones del álbum Volando alto, y estando en el estudio recibí la llamada de una amiga, quien era víctima de violencia doméstica. La historia era supertriste. Ahí nació la motivación para adentrarme en los asuntos de género.

«Como estábamos en el medio de un proceso creativo, me di la tarea de crear una canción que hablara sobre el tema. Surge así Sin pasaje de regreso, para sensibilizar y visibilizar la problemática».

Luego de su estreno, y de encauzar una campaña contra la violencia doméstica, estrechó vínculos de trabajo con la ONU. A su buzón llegaron varios testimonios desde diferentes puntos de la geografía mundial que le han impedido voltearles la cara a esos temas.

«Me parece muy triste que todavía en 2022 sucedan tantos hechos de violencia. No sé qué necesita la humanidad para darnos cuenta de que somos muy frágiles y que venimos a este mundo a amar».

Convencido Elaín Morales de que el amor salva, protege y da todas las fuerzas para seguir por el camino, ha apostado por recorrer la Isla con su guitarra para celebrar sus 22 años de carrera en una gira que lleva por nombre Por Cuba, por la diversidad y la no violencia.

«No quería que solamente se quedara en los conciertos y hemos preparado una serie de encuentros con niños y niñas ingresados en hospitales, residentes en hogares sin amparo familiar, estudiantes de las escuelas de música… También hemos concebido diálogos con la juventud. Me gusta escucharlos, básicamente acerca de temas como la diversidad y la no violencia, y de todo lo que está pasando en el país. Todos sabemos la situación que atravesamos, y que Cuba se está reinventando. Como joven quiero ser cómplice de esa evolución. A través de la música edificamos este puente de amor para decirnos nuestras inquietudes, cómo queremos ver una nueva Cuba.

«Valga la causalidad, el país ha presentado este proyecto maravilloso que se llama el Código de las Familias y hemos coincidido en sus puntos. Estoy muy de acuerdo con ese paso. Creo que es oportuno, que nos permitirá crecer y pasar a otro nivel como nación, como pueblo, como individuos. Creo que algo maravilloso va a salir de todo esto», confesó durante su parada espirituana del periplo.

—A tu paso por el oriente y parte del centro de Cuba, ¿qué país has encontrado tras la experiencia de la COVID-19?

—Cuba no deja de sorprenderme. Hay muchas ganas de seguir evolucionando. No es menos cierto que a nuestro país le está cambiando la piel, pero soy de los que he decidido quedarme porque es ahora cuando se nos necesita muchísimo más. Cuando todo está bien es muy fácil; por eso no me canso de decir que es el momento para que cada uno haga su trabajo individual. El Gobierno tiene un alcance, pero el resto es de nosotros. Todo el mundo tiene que hacer su parte.

«Con esta gira he querido dejarle saber a la juventud que un futuro aquí es posible. No hace falta emigrar para ser feliz, y la inspiración son mis hijos. Los oigo hablar, les escucho su lenguaje y ha nacido esta motivación».

—En cuanto a música, nos presentas El secreto, tu última producción discográfica, hija de la cuarentena…

—Sí. La gira es también un canto a todos los profesionales de la salud que se levantan cada día para atendernos sin contar siempre con todos los recursos. Ese es mi humilde regalo.

«Las canciones son resultado de un momento vulnerable como no conocíamos. El nombre de la producción musical es porque desde hace un tiempo estudio un conocimiento que se llama El Secreto, que habla sobre la ley de la atracción, basado en testimonios de grandes hombres y mujeres que marcaron el mundo y todos coinciden en lo mismo: que el amor es la salvación, que todo lo que haces con amor se devuelve, si cosechas con amor recoges amor, y así he tenido muy buenos resultados en mi vida».

—Después de tantas experiencias, y más en los últimos días, al recorrer prácticamente toda Cuba, ¿cómo resumes estos 22 años de carrera artística?

—Creo que no he hecho absolutamente nada. Soy un aprendiz, estoy en crecimiento y me falta muchísimo. Pero si tuviera que definirlo, sería que estoy feliz y orgullosísimo de ser de Cuba, porque soy un resultado de sus calles. Ojalá pueda seguir representándola, así como al amor por mi familia y la formación que me ha dado este gran país.

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