Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La Feria

Autor:

JAPE

La feria no es más que una tragazón, tragazón, tragazón, al terminar la función…

Filme La Telaraña de Charlotte, 1973

Entre los tantos eufemismos (y ya son bastantes) que últimamente se han sumado al vocabulario cubano, está el de feria, con su consabido apellido, que oscila entre agropecuaria, para mamá, de productos ociosos, de verano, de mayo, enero, febrero o septiembre, de fin de mes, de fin de año… En fin, de lo que quieras llamar, pero siempre es lo mismo: las mismas cosas, y los mismos vendedores, que revenden esas cosas durante la semana, se agrupan en un área autorizada, y te lo revenden en un día señalado.

Pero bueno, como diría Jack el destripador: vayamos por partes. Primero veamos qué significa realmente la palabra feria. Según algunos diccionarios se refiere a mercado que se celebra en un lugar al aire libre, y fechas señaladas, con espectáculos, ofertas gastronómicas, rebajas de precios, remates de mercancías y diversiones populares.

Puede que me haya excedido al decir que la palabra feria se ha convertido en un eufemismo, aunque creo que ahora es cuando toca decir, al estilo de un dermatólogo: ¡Vayamos al grano!

Nuestras ferias, desde que tengo uso de razón, al menos las que se desarrollan en mi barrio, y en mi municipio, incluso en mi ciudad, cumplen con algunas de las cosas que propone el significado antes expuesto, pero desde hace unos meses a la fecha son cada vez menores los espectáculos artísticos, las diversiones populares y, sobre todo, las rebajas de precios.

En cuanto a los remates de mercancías, puedes asumirlo según desde el punto de vista en que lo analices. No se puede negar que, ¡hay mercancías que matan! Y si no te matan, te dejan sin aire. Atentos: aun así, sin aire, cómprala hoy porque mañana su costo será mayor.

Sí, porque en nuestras ferias, hablo particularmente de esas que se hacen los fines de semana para abastecer de alimentos a la población, de manos de nuestros queridos emprendedores (otro eufemismo), al decir de una señora «¡están dando con el cinto y con la hebilla!».

Decía que esas ferias tienen la singularidad de sumar 20 pesos al costo de los productos de semana en semana. Si Gardel afirmaba que «20 años no es nada», 20 pesos sí, porque el picadillo de pollo (por poner un ejemplo) a principio de año estaba en 240 y ya está en 320… al menos en este día que escribo, porque nadie sabe, ¿qué pasará mañana?

¿No me creen? Fíjense en el huevo, que sube de cien en cien, y eso que hay un refrán que reza que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista; sin embargo, el frágil huevo aguanta cien pesos, y más, todas las semanas.

Por favor, que nadie ahora quiera hacer un doctorado acerca de los problemas económicos, las guerras mundiales, el efecto climático El Niño, el injusto bloqueo, la Aurora Boreal en el Caribe, o el dólar que sube y no baja, a diferencia de aquella bolita que me sube y que me baja, según un gustado y popular tema musical. Para quien quiera ver más allá de lo que mi texto expone, les aseguro que solo hago un análisis semántico del significado de un sustantivo, o sea, un simple acercamiento gramatical por el que, además, no les voy a cobrar nada.

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