Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una justiciera entre ganchos e ippones

La árbitro internacional cienfueguera se ha convertido, tras una década en activo, en una de los referentes femeninos del arbitraje en la Isla

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Yanisleidy Suárez Fuentes tiene claro que el sueño de todo árbitro es pasar inadvertido. «Cuando nadie habla del referí, eso quiere decir que lo ha hecho bien», comenta. «Pero cuando cometes un error, todos de pronto se convierten en expertos y no dudan en criticarte, más aún por el hecho de ser mujer», agrega esta árbitro cienfueguera de boxeo y judo, quien durante su primera juventud llegó a vestir su judogui dentro del equipo nacional absoluto de esa disciplina.

JR pudo conocer y conversar con esta mujer durante la pasada edición 59 del torneo nacional de boxeo Playa Girón que tuvo como sede a la ciudad de Camagüey. Allí, luego de una larga jornada de actividad boxística, ella nos ofreció su tiempo para hablar de su carrera como mujer en el arbitraje, entre otros temas de su rica historia personal.  

«Mi mayor reto profesional ha sido tratar de estar a la par de otros compañeros, quienes llevan mucho más tiempo trabajando y dominando el reglamento del boxeo, pues en muchos casos se trata de exatletas que luego se insertaron en el arbitraje de una forma más natural.

«Afortunadamente, desde el punto de vista de los atletas no me ha sido difícil desempeñarme porque me respetan muchísimo cuando trabajo, pero también estamos en una sociedad machista incapaz en ocasiones de aceptar que una mujer trabaje rodeada de hombres, y por ahí sí he tenido que vivir alguna experiencia negativa», confesó Suárez, quien recientemente vivió en la urbe agramontina un momento muy especial.

Cuatro años habían pasado desde que Yanisleidy se ganara la categoría de árbitro internacional de una estrella en el boxeo, pero no fue hasta hace muy poco que pudo estrenarla por todo lo alto, nada menos que en el principal evento pugilístico de Cuba.

Todo se había dado de una forma inesperada en 2018, cuando ella se encontraba de misión en Venezuela y pudo venir de vacaciones con el tiempo justo para hacer el examen de categorización en la propia urbe agramontina. Sin embargo, entre la responsabilidad del internacionalismo y luego la pandemia del nuevo coronavirus, no había tenido oportunidad de vestir su sello en una competencia oficial.

Del tatami al ring y de vuelta

«El arbitraje me llegó de forma fortuita. Tenía una compañera también judoca que se dedicaba a impartir justicia en el boxeo y ella me comentó sus experiencias, lo cual hizo que me interesara por el tema. Tiempo después se dio un curso provincial en Cienfuegos y aunque en principio pensé que todo se quedaría ahí, luego vino otro a nivel nacional y felizmente lo aprobé».

Su primera incursión en el Playa Girón tuvo lugar en 2012, momento en que a las mujeres se les permitía trabajar solo como jueces de mesa y no como árbitros. Sin embargo, ya en la siguiente edición del torneo tuvo la posibilidad de subirse al encerado e incluso de impartir justicia en una de las peleas finales.

«Ese día había una presión extra sobre mí, en primer lugar, por el hecho de encontrarme trabajando en una instancia tan importante como esa. Lo otro que me presionaba era saber que en ese momento yo representaba a todas las mujeres cubanas que querían incluirse en el mundo del arbitraje boxístico, así que tenía que hilar fino para no afectar el futuro de nuestro género en esta profesión y además hacer quedar bien a todas las personas que me habían apoyado hasta ese entonces».

En aquella oportunidad todo salió a pedir de boca y Yanisleidy salió airosa de su primer «combate» de alto nivel. Tan bien le fue, que ya en la versión de 2014 fue elegida como la mejor colegiada de la justa, lo cual significó un espaldarazo a su carrera y a la de otras tantas colegas.

La cienfueguera se mantuvo participando en eventos nacionales y regionales de diferentes categorías, desde la escolar hasta la absoluta, hasta 2018, año en que viajó a Venezuela para ofrecer sus conocimientos en la formación de jóvenes judocas.

«En todo este tiempo he ido avanzando lenta pero firmemente. Siempre he contado con el apoyo de mis compañeros, algo que me ha dado mucha confianza para poder desempeñarme sobre el ring. Lleva mucha preparación y estudio con tal de dominar y estar al día con los cambios en las reglas», relata.

Por increíble que parezca, la sureña se hizo referí de boxeo antes que árbitro de judo, deporte este último que practicó casi toda su vida. Con respecto a las diferencias entre uno y otro deporte, nos contó también.

«Impartir justicia en el tatami implica un margen de error mayor, pues siempre tienes varios jueces más que están para corregirte en caso de que no hayas podido apreciar la acción de una forma totalmente correcta. Además, ya se está incorporando el uso de la cámara para ayudarnos a decidir con mayor justicia y evitar equivocaciones que ninguno de nosotros quiere cometer en momento alguno. Con el boxeo no pasa así, pues la decisión es tuya por completo, a menos que se trate de una falta demasiado grosera que deba ser corregida por el colectivo». 

Para Yanisleidy, la tecnología es de gran ayuda a la hora de hacer su trabajo, pero sigue colocando al conocimiento y la experiencia como los dos elementos de mayor peso en esta línea de trabajo.

«Es cierto que volver a ver las imágenes y consultar con los colegas es algo muy favorable, pero también hay que tener en cuenta que la decisión depende del factor humano y por eso toca prepararse muy bien para interpretar lo mejor posible lo que vemos o vimos ante nuestros ojos», explica.

Un premio en forma de abrazo

En el presente, Suárez alterna su rol de árbitro con el entrenamiento de niños en las artes del judo. En el combinado deportivo entrena a muchachos desde 1ro. hasta 6to. grado de Primaria, dándoles las herramientas básicas

«Ahora mismo no están entrenando normalmente, sino que se encuentran cumpliendo mis orientaciones, guiados por sus padres, quienes ayudan muchísimo en todo este proceso formativo».

Esta parte de su vida le permite a Suárez mantenerse conectada con un deporte que practicó durante mucho tiempo. Tras cuatro años en el plantel absoluto regresó a Cienfuegos, en donde terminó su licenciatura en Cultura Física y empezó su recorrido como educadora, lo que implicó muchísimas lecciones para ella.

«Trabajar con niños tiene demasiados matices y requiere de gran tacto. El tema es que ellos son espontáneos y tienen tanta energía que, si no logras mantenerlos interesados en la actividad, sencillamente los pierdes. También tienes que entender que cada uno tiene diferentes características y, por tanto, debes tratarlos de forma diferente para ayudarlos a progresar como posibles deportistas y, sobre todo, como personas.

«Al principio me costó entender todo eso y darme cuenta del impacto que tenía mi trabajo en sus vidas. Luego, verlos crecer y vencer en una competencia ha sido siempre muy gratificante, pero hay algo incluso mejor, y es disfrutar de su cariño. Recordaré toda la vida los abrazos que me dieron los niños cuando regresamos al entrenamiento después de dos años sin vernos, e igualmente esos momentos en que me he cruzado por la calle con algunos que se han hecho mayores y me siguen tratando con el mismo cariño de otras veces», relata Yanisleidy con ternura.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.