Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuando quisiera equivocarme…

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Planificación familiar. Cuando se habla del tema, de evitar un embarazo en caso de que la pareja no considere que es el momento oportuno para ello, ¿cuántas veces es el hombre el que asume, con la responsabilidad que ello amerita, el actuar coherente?

En la mayoría de los casos somos las mujeres las que nos ocupamos, cayendo en la trampa de los discursos que en torno al tema, lamentablemente se generalizan, cuando se abordan los métodos anticonceptivos cuya eficacia es reconocida y que nos convierten en las protagonistas de la decisión.

Claro que se habla de la vasectomía, el coito interrumpido y el condón, métodos que demandan una actitud más comprometida del hombre. Pero, y no creo errar, el mayor porciento de las referencias se enfocan en los métodos anticonceptivos orales y hormonales de los cuales la mujer puede disponer, así como de los dispositivos intrauterinos y la ligadura de trompas. Incluso, el uso del preservativo recae en nuestros hombros en no pocos casos, pues es nuestra insistencia y de hecho, la tenencia en nuestra cartera, la que determina que la relación sexual sea protegida.

Me asombro entonces, y me asaltan dudas al mismo tiempo, cuando leo noticias recientes que nos mantienen al tanto de novedosos métodos de anticoncepción masculina. Uno de ellos es un tipo de gel, desarrollado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de Estados Unidos. Ya comenzaron a realizarse los ensayos clínicos pertinentes hace una semana, involucrando a 240 parejas de siete países que accedieron a participar en la investigación durante dos años.

El NES/T, como se ha nombrado este medicamento en el ámbito científico, se aplica en la espalda y en los hombros para ser absorbido por la piel. El mecanismo de acción se explica a partir de que se bloquea la producción natural de testosterona en los testículos, y se aseguraría la reducción de la carga de espermatozoides hasta niveles indistintos de la infertilidad. Ante la incertidumbre de muchos, se presenta como un método reversible.

Otra alternativa emerge con la irrupción de la píldora Dimendrolona Undecanoato (DMAU), similar a la diseñada para las mujeres. La efectividad de la DMAU ha sido probada en un 99 por ciento en hombres en edad fértil y con pareja estable cuando se ingirió a diario y en el mismo horario, y hasta el momento no se registraron efectos secundarios nocivos.

Los investigadores de la Universidad de Washington (Seattle) presentaron este anticonceptivo oral en la recién celebrada reunión de la Sociedad de Endocrinólogos en Chicago, en el cual además confirmaron que el efecto es temporal, pues tampoco se pone en riesgo la fertilidad del individuo.

Invenciones en desarrollo que pueden favorecer la toma de decisiones en pareja, siempre y cuando no sean las actitudes machistas y retrógradas las que puedan entorpecerlas. Porque pregunto: ¿cuántos de los hombres que leen ahora estas líneas accederían a ser ellos los que contribuyan a evitar un embarazo, tan solo a partir de la ingestión de una pastilla o la aplicación de un gel en zonas de su cuerpo?

Dudo en responder porque aun cuando estos métodos anticonceptivos sean inocuos, fáciles de asimilar y con efectividad temporal, no faltará quien piense que somos las mujeres las que debemos «ocuparnos» de esos temas. Quisiera equivocarme al pensar así, lo reconozco. Me encantaría encontrar que la realidad me da una bofetada y que la decisión valorada en pareja puede encontrar a muchos, decididos también a responsabilizarse.

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