Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Trabajo a distancia ¡hoy y mañana!

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

A la COVID-19 el mundo tendrá que agradecerle por demostrar que con planificación y control se puede trabajar a distancia. Y aunque es una modalidad de empleo extendida en el mundo desde hace muchísimos años para reducir gastos y generar ingresos con mayor rapidez, se afianzó en la mayor parte del orbe a partir de la aparición de la pandemia.

En Cuba, poco antes del final de 2019, se hizo énfasis en asumirlo como necesidad imperiosa. El Presidente Miguel Díaz-Canel llamó a utilizar esa opción por la crisis energética, consecuencia del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero. Ni el más avezado gurú imaginó que pocos meses después pondría pie en suelo cubano la pandemia, que ha obligado a aferrarse a cuanta alternativa permita sacudirse las esperables pérdidas económicas.

Bastó entonces la alerta para que en nuestro país se aprobaran medidas laborales, salariales y de seguridad social, con el fin de que nadie quedara desamparado.

En un primer período, alrededor de 31 000 espirituanos se fueron a sus casas con el compromiso de aportar desde estas a sus diferentes sectores. Mas, con las aparentes treguas del SARS-CoV-2 y la no obtención de los resultados acostumbrados en gran parte de los centros laborales, poco a poco volvieron a oficinas y locales una significativa cantidad de quienes ya habían olvidado esa rutina diaria.

Tanto es así que en la actualidad se registra apenas unos 21 400 trabajadores espirituanos en esa modalidad; significativo decrecimiento que preocupa cuando este territorio no parece encontrar su pico más alto de casos positivos y, donde se ha disparado un gran número de focos en entidades estatales.

Rutinas laborales ancladas en obsoletas concepciones que «si no te veo la cara no se produce»; carencias tecnológicas para implementar el teletrabajo; quejas de un gran por ciento de trabajadoras, que arrastran con el estereotipo machista de ver recaer exclusivamente sobre sus hombros el simultanear la jornada laboral con el cuidado de la familia y el hogar… son algunos criterios que impiden el aprovechamiento de esta modalidad.

Por supuesto que no todas las profesiones y oficios lo permiten. De ahí la necesidad de revisar con lupa cada caso, trabajador y condiciones, según su responsabilidad e impacto en la labor que realiza. Pensar los resultados del trabajo a distancia desde cifras frías seguirá generando que los números decrezcan, mientras tiende a aumentar quienes le ven de cerca la cara al mortal virus.

Por eso les corresponde a las administraciones realizar una gestión más efectiva, como responsables de conocer con pelos y señales a sus colectivos y pactar funciones y condiciones laborales, tal y como establece la Ley No. 116 del Código de Trabajo, que si bien en sus disposiciones no se hace referencia a la modalidad a distancia, basta con planificar las labores y controlar sistemáticamente los resultados para derribar las barreras culturales e imaginarios sobre productividad que impiden que esa sea la tendencia ideal, ya demostrada, para impulsar las economías ante la actual crisis.

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