Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Opinión

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

A medianoche, un ladrón entra a una casa, ata a su dueño y toma posesión de ella. Como condición para abandonarla, exige que, de las tres habitaciones, el propietario le deje dos a él, además de la libertad para poder entrar y salir cuando le dé la gana, y la promesa de que el afectado jamás llamará a la policía para dar cuenta de la fechoría. Solo así habrá «paz y concordia».

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

El CD cayó al piso. El informático llamó a la calma; pero aun así el dueño del disco sintió alarma. Años de búsqueda y sueños, convertidos en 700 megas, podían perderse por una simple caída. De manera automática, comenzó a resignarse. El cibernético se ajustó los espejuelos. Detalló el disco y dictaminó: «No hay problemas. Pruébalo».

La calma volvió. Sin embargo, con este episodio regresaban las interrogantes: ¿Cuán seguros estamos con la información digital? Por esto...

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Alquien filosofó que uno debe ponerse rojo una sola vez y no rosadito todos los días. Y apuntaba a la necesidad de ser sincero y arrostrar el criterio propio con valentía y limpieza, aun cuando no fuera el predominante, o quebrara el consenso.

Jesús Arencibia Lorenzo

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Gracias. Esa era la palabra que le salía en la voz y en los gestos mientras todos apretábamos los aplausos. Y no parecía, como en tantos actos oficiales, vocablo dictado por el protocolo, la educación palaciega o la hipocresía al uso; sino la gratitud hondísima de quien no sabe mentir.

«Ama sua (no seas ladrón), ama quella (no seas flojo) y ama hulla (no seas mentiroso)». He ahí los pilares por los que la etnia aymara educa a sus hijos. Tal vez por ellos, y por las tantas peleas de...

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Ana Frank, la niña judía que escribió uno de los más célebres diarios conocidos hasta hoy, por estos días hubiera apagado 80 velas, acompañada de amigos y familiares como solía preferir.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Era una pregunta honesta, aunque habitada por algo de ingenuidad. ¿Para qué tendríamos que hablar de la violencia en los medios de comunicación si quienes la practican no van a leernos?

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Se adhiere al estómago, el cerebro emite señales constantes de que está ahí, duele. El hambre es la compañía constante de los pobres. Imagino seres humanos que nacieron con esa punzada en el centro de la vida y morirán en el intento de adaptarse a ella sin encontrar lo suficiente para saciarla. En medio de la crisis aumentan los hambrientos y, aún así, es más fácil asistir al espectáculo histérico de la caída de las grandes empresas, las ayudas millonarias de los gobiernos para sostenerlas, que leer sobre planes que alivien a tantos que no tienen qué comer.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

¿Imagina usted una tropa formada por un lobo, una hiena y un jaguar? A decir verdad, al grupo le sobran colmillos y garras, pero no podrían andar juntos un kilómetro: en cuanto se pusieran a decidir cómo repartirse una gallina, la asamblea terminaría como la clásica fiesta del Guatao.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

El reverendo Raúl Suárez Ramos tiene sus memorias en las librerías cubanas. Curiosamente, otras figuras de la política, la literatura, el arte —Raúl Valdés Vivó, Daniel Chavarría, Lionel Soto, Raúl Martínez— también han sacado al aire los recuerdos de los últimos 50 años y un poco más atrás. Al parecer, se impone en Cuba la tendencia a no dejar los hechos en los libros de Historia, distantes y asépticos, sino echarlos al aire contaminados con la subjetividad de cuantos se sumaron a esta época contradictoria de la Revolución.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Aunque el bolsillo y la mesa no me engañan, y los medios de comunicación del planeta me recuerdan a diario que vivo en medio de una agobiante crisis económica, hay noticias que por momentos hacen sentir esta turbulencia como un invento de otros —muy pocos por cierto— para reacomodar sus millones.