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Elon Musk, Twitter y el culebrón del año

Te compro, no te compro… Lo que parecía ser el idilio tecnológico del año se ha convertido en el cuento de nunca acabar

Autor:

Yurisander Guevara

Esta es una historia que comienza el pasado 14 de abril. Entonces el hombre más rico del mundo, Elon Musk, anunciaba que pretendía comprar la red social Twitter.

El trato se haría por 44 000 millones de dólares. El efecto de tales declaraciones provocó que las acciones de Twitter crecieran en bolsa como la leche hirviendo. Por lo general, cada vez que Musk opina sobre algún producto este sube de precio… o baja estrepitosamente. Así de especulador es el mundo en que vivimos.

En este caso, 11 días después del anuncio, Twitter dio el sí. Y lo que se suponía iba a ser el nuevo matrimonio ideal de la industria de la tecnología se convirtió, unas semanas después, en una saga que parece no tener fin, digna de una telenovela. Y es que, el 8 de julio, Musk se retractó en su intención de compra. Twitter, de inmediato, lo demandó. Y el próximo octubre será el «desenlace» de este culebrón en una corte de Delaware, Estados Unidos, donde está previsto un juicio de cinco días.

¿Qué ha ocurrido desde abril hasta ahora y cuáles son las perspectivas de este caso? Repasemos los hechos para mirar al futuro en el caso Musk vs. Twitter.

Primero, fue el amor

Antes de anunciar que compraría Twitter, Elon Musk adquirió el 9,1 por ciento de las acciones de la empresa a inicios de este año. Inmediatamente después, y a través de una encuesta en la misma red social, el magnate solicitó sugerencias sobre las formas de mejorar esta herramienta.

La empresa respondió ofreciéndole un puesto en el consejo de administración, una medida que le habría limitado a poseer solo el 15 por ciento de la compañía. Musk, al inicio, dijo que sí. Luego se retractó, y esa actitud disparó especulaciones acerca de sus intenciones de comprar Twitter.

El 14 de abril la especulación se hizo certeza. Musk compraría Twitter, una compañía valorada en 37 000 millones de dólares, por 44 000 millones. Reportes de medios especializados informaron en abril que el empresario aseguró que Twitter debería volverse privada para poder llevar a cabo cambios necesarios. Estos incluirían una función de edición, un algoritmo de código abierto, menos moderación y un listón más alto para eliminar los tuits ofensivos. También indicó en ese momento que su intención al adquirir Twitter era «proteger» la libertad de expresión, según su entendimiento de este manido concepto.

En un reporte del pasado mayo, Musk expuso su creencia de que podía convertir las suscripciones de Twitter en un negocio de 10 000 millones de dólares para 2028, lo que supondría el doble de los ingresos actuales de toda la compañía. Por supuesto, eso también incluiría un enorme crecimiento de usuarios, algo que estimó en unos 931 millones (actualmente Twitter tiene unos 237 millones de usuarios activos, 20 millones más con respecto al inicio de esta saga).

También en mayo Musk sugirió que podría revertir el bloqueo permanente impuesto por Twitter al expresidente de Estados Unidos Donald Trump, a raíz del asalto al Capitolio de Washington el 6 de enero de 2021.

Mientras tanto, a lo interno de Twitter se produjeron algunos despidos de puestos de alto nivel, y en encuentros virtuales con los trabajadores, según reportes de The Verge, fue algo vago en cuanto a sus planes para el futuro de la empresa.

Luego, el amor se rompió

El cuento de hadas «Elon Musk compra Twitter» comenzó a transformarse en película de terror el 16 de mayo último. Ese día Bloomberg reportó que, en una conferencia tecnológica celebrada en Miami, el empresario comentó que el 20 por ciento de los usuarios de Twitter son cuentas falsas o de spam, razón por la que podría buscar «una rebaja» en su acuerdo de 44 000 millones de dólares.

Aunque Musk reafirmó entonces que seguía comprometido con la adquisición de Twitter, también confirmó durante su entrevista de casi dos horas que un nuevo precio, especialmente uno más bajo, no sería descabellado.

El 6 de junio, Elon Musk subió de tono su discurso e indicó que Twitter estaba en «claro incumplimiento material» de su acuerdo de adquisición, el cual podría «rescindir». En una carta enviada a Twitter ese día, el equipo legal de Musk afirmó que esa empresa no le había proporcionado información sobre el problema de los bots de spam, y que tenía el derecho a recibir esa información según el acuerdo de compra.

Y lo que parecía que iba a suceder, ocurrió. El 8 de julio, Elon Musk comenzó su intento de retirada oficial del acuerdo de compra de Twitter. En una presentación ante la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos, el equipo legal de Musk expuso que terminaba el trato por el problema de los bots, y agregó que la red social había hecho declaraciones «falsas y engañosas» durante las negociaciones.

«Durante casi dos meses, el señor Musk ha buscado los datos y la información necesaria para hacer una evaluación independiente de la prevalencia de cuentas falsas o de spam en la plataforma de Twitter», escribió entonces el equipo legal de Musk. «Twitter no ha proporcionado esta información o se ha negado a hacerlo», acotó el documento.

El presidente del consejo de administración de Twitter, Bret Taylor, respondió luego que la compañía emprendería acciones legales para hacer cumplir el acuerdo de fusión, y que se sentía seguro de que «prevalecerían» en los tribunales.

Twitter presentó su demanda en la corte de Chancery, de Delaware, el 12 de julio. El lugar tiene fama de prevenir que grandes empresas retiren sus promesas de compra. Pasó en 2021, cuando la multinacional Tyson Foods trató de abandonar su trato para adquirir la empresa de carnes IBP. Y la corte respondió que debía seguir con la compra, pese a todo.Esto marcó un punto de giro. El 22 de julio, la red social alegó que estaba perdiendo dinero por los «juegos de Musk» en sus intenciones de compra, lo cual creaba incertidumbre entre los accionistas. El equipo de Musk, por su parte, se ha mantenido firme en su alegato.

El juicio se fijó para comenzar el 17 de octubre y debe durar cinco días.

El soplón

En otro capítulo de esta novela, The Verge reportó el pasado 23 de agosto que Twitter ha ocultado prácticas de seguridad negligentes, ha engañado a los reguladores federales sobre su seguridad y no ha calculado correctamente el número de bots en su plataforma.

La publicación cita el testimonio del antiguo jefe de seguridad de la compañía, un legendario hacker convertido en experto en ciberseguridad llamado Peiter «Mudge» Zatko. Las explosivas acusaciones podrían tener enormes consecuencias, entre ellas, multas federales y el posible desmantelamiento de la oferta de compra de Twitter por parte de Elon Musk.

Zatko fue despedido por Twitter en enero de este año y al respecto alega que fue una represalia por su negativa a guardar silencio sobre las vulnerabilidades de la empresa. En julio presentó una denuncia ante la Comisión de Valores y Bolsa en la que acusó a Twitter de engañar a los accionistas y de violar un acuerdo que hizo con la Comisión Federal de Comercio para mantener ciertas normas de seguridad. Sus quejas, que suman más de 200 páginas, fueron obtenidas y publicadas por CNN y The Washington Post.

En una entrevista con CNN, Zatko dijo que se unió a Twitter en 2020 a instancias del entonces consejero delegado Jack Dorsey —uno de los fundadores de la red social—, justo después de que la compañía se viera afectada por un hackeo masivo en el que fueron comprometidas cuentas pertenecientes a figuras como Barack Obama, Bill Gates y Kanye West.

«Este nunca sería mi primer paso, pero creo que sigo cumpliendo mi obligación con Jack y con los usuarios de la plataforma», dijo Zatko a The Washington
Post respecto a su decisión de convertirse en denunciante. «Quiero terminar el trabajo para el que Jack me trajo, que es mejorar el sitio».

En respuesta a la denuncia de Zatko, Twitter acusó a su antiguo jefe de seguridad de presentar la información de forma sensacionalista y selectiva.

Aunque no está claro si las declaraciones de Zatko afectarán el argumento legal de Musk, sin duda reforzarán la percepción pública de este caso, que se basa en la acusación de que Twitter no cuenta bien sus bots. El 17 de octubre, si antes no ocurre nada significativo, debe continuar esta historia.

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