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La salud, primero de los derechos humanos, afirma presidente ecuatoriano Alfredo Palacio

Preservar la biodiversidad forma parte de los retos del Tercer Mundo. Contribución de Ecuador a la Cumbre podría identificar las líneas estratégicas para contrarrestar el desequilibrio del mundo  

Autor:

Marina Menéndez Quintero

El presidente de Ecuador, Alfredo Palacio, llamó al Movimiento No Alineado a hacer suyo el principio de que la salud es el primero de los derechos humanos y no debe ser tratado como una mercancía.

Para ello, propuso un programa que incluye el aseguramiento universal de ese derecho con la creación de sistemas de salud capaces de dar atención primaria y secundaria a todas las patologías, fortalecer la Organización Mundial de la Salud y sus unidades regionales; el tratamiento integral de la transición epidemiológica registrado en nuestros países, y el respaldo al cumplimiento de los tratados de salud vigentes.

Fue ese pronunciamiento, probablemente, la contribución principal de Ecuador a los esfuerzos de la XIV Cumbre por identificar las líneas estratégicas que le permitan contrarrestar el desequilibrio del mundo.

Médico de profesión y presidente sustituto para culminar el mandato que dejó inconcluso su antecesor, Lucio Gutiérrez, Palacio identificó al biológico como el elemento que debe marcar hoy la exigencia de Nuevo Orden Internacional, toda vez que los avances científicos permiten, a la altura de este siglo, manipular la condición biológica del ser humano.

Esas circunstancias, señaló, nos imponen pensar en la especie en el contexto de un planeta aun vivo, pero amenazado, y destacó la necesidad de elevar la ética y las normas que garanticen el respeto a la biodiversidad y la preservación de todas las formas de vida.

Quienes constituimos la mayoría de la humanidad, dijo en alusión a las 118 naciones que integran el MNOAL, vivimos donde se concentra la mayor riqueza natural. Preservarla es nuestra responsabilidad.

Palacio llamó también a cuidar la biodiversidad, el conocimiento y la información genética, por lo que reclamó el acceso de nuestros países a los imprescindibles avances constatados en la ciencia y la tecnología.

La investigación científica, aseveró, es el pilar del desarrollo.

En el contexto de unipolaridad militar actual, la necesidad de una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU se dio la mano, en su intervención, con la reivindicación del postulado de la Carta que reconoce el derecho a la defensa individual y colectiva, y el respeto a los derechos individuales y colectivos, tales como el acceso al desarrollo.

También se refirió a las olas migratorias que han llevado hoy a más de 200 millones de refugiados a otros confines, causa de la desintegración familiar y el resquebrajamiento de la cultura de los pueblos.

Globalización con rostro humano, cooperación Sur-Sur, acceso a la salud, la educación, el trabajo y la calidad de vida como vías para hacer un mundo mejor. Enfrentamiento a la guerra, el terrorismo, el genocidio y la exclusión, fueron algunas de sus posiciones.

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