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2012: annus horribilis, y no para todos

Un pase de revista a lo sucedido en el mundo da tela por donde cortar y permite avizorar lo que se avecina en 2013, ¿acaso mucho más de lo mismo?

Autores:

Juana Carrasco Martín
Yailé Balloqui Bonzón
Jorge L. Rodríguez González
Nyliam Vázquez García

La crisis se mostró con fuerza en Europa y puso a correr sobre todo a Grecia y a España, azuzadas por sus socios europeos, temerosos estos de un proceso dominó; las guerras no cesaron en el Oriente Medio y en el entorno Centroasiático, por el contrario reverdecieron con las «primaveras» caóticas del norte africano y aledaños; el empuje de quienes preconizan un mundo multipolar ha logrado, por ahora, menguar las posibles consecuencias de más de un conflicto bélico.

Asia con altibajos siguió navegando al impulso del remo chino, aunque las aguas han sido procelosas para unas relaciones limítrofes tensas; África es carcomida por guerritas «internas» donde asoma la oreja peluda e interesada de los grandes capitales y las grandes potencias; América Latina pareció el oasis en la turbulencia, con un fortalecimiento de las intenciones integracionistas, de las posiciones soberanistas, de la sobrevivencia en medio del marasmo económico casi planetario.

Estados Unidos repitió poder político, mellado por la influencia de los encontronazos partidistas y una administración económica cada vez más insostenible, en cuyo deterioro tienen mucho que ver los siempre crecientes gastos militares.

Así ha marchado el mundo en el 2012, y a esto se suman problemas globales que a todos afectan de una u otra manera, con el cambio climático expresado en eventos meteorológicos cada vez más impredecibles, frecuentes, e intensos, que dejan secuelas casi insalvables para países como Haití o deterioran las condiciones de vida de miles en naciones ricas como Estados Unidos. Nadie se ha salvado de este pase de cuentas de la naturaleza a sus depredadores…

Estados Unidos, que enfrentó una sequía que le hizo perder buena parte de sus cosechas de maíz —alimento, pienso y biocombustible—  casi concluyó el año con un huracán Sandy que devastó su costa Este, la que aún intenta la recuperación, porque dejó a miles sin hogar y a decenas de miles todavía sin electricidad. Qué decir del paso de este fenómeno meteorológico por el Caribe…

La Cumbre sobre el Medio Ambiente en Brasil apenas logró mantener vigente el Protocolo de Kyoto; sin embargo, de ese carro en el que Washington se negó a viajar desde un principio, ahora se bajaron otros pasajeros del mundo desarrollado, decisión nada halagüeña a corto, mediano y largo plazo para todo el planeta, en especial los países más pobres, afectados con fuerza mayor por el cambio climático.

Como resultado —aunque no es esa la única causa— los precios de los alimentos subieron y subirán  una vez más en 2013 y los años consiguientes, y bajará su volumen en los almacenes. El hambre sigue en acecho para África, Haití y en general para los pobres de esta Tierra, en cualquier latitud donde se encuentren.

Latinoamérica por la integración

América Latina hace historia con un buen año para la integración regional desde una posición de independencia y soberanía, acompañada de resultados económicos propicios mientras la mayor parte del mundo se debate en una crisis que se extenderá por el año 2013 y más allá.

Triunfó plenamente el chavismo en las elecciones presidenciales y para las gobernaciones estadales en Venezuela, y junto a ello casi 300 000 familias estrenaron casa segura y aumento en su calidad de vida, como parte de los beneficios de una sociedad empeñada en construir el bienestar general, un alegrón mermado por la preocupación sobre la salud de su Comandante-Presidente Hugo Chávez, otro bolivariano de las dificultades, pero con el más inmenso deseo de vivir para servir a su pueblo. Esa energía insuperable, esperamos, le hará salir bien del trance, mientras su pueblo y su equipo le responden con fidelidad y trabajo.

Entre los mejores momentos de este año que acaba, y que anuncian posibilidades anheladas para el 2013, estuvo sin dudas el acuerdo logrado entre el movimiento guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que inició una mesa de diálogo en busca de la paz en Colombia, verdadera y definitiva, para un conflicto que ya cumple más de medio siglo, y esto marca un punto importante en la historia de ese país.

El acuerdo fue firmado el 26 de agosto, el proceso se inauguró en octubre en Oslo (Noruega) —uno de los países garantes— y se instaló definitivamente en La Habana, el 19 de noviembre —la otra nación que garantiza. Marcado por la discreción y el hermetismo, ya culminó su segundo ciclo, tras haber iniciado los debates del primer punto de la agenda: la política de desarrollo agrario integral, que ha contado con una amplia respuesta a los pedidos de participación ciudadana, con miles de propuestas e iniciativas recogidas en las mesas regionales que sesionaron en Colombia, en tanto otras llegan desde el sitio web www.mesadeconversaciones.com.co); además del foro agrario que dio espacio y voz a la sociedad colombiana en el proceso de paz, y en el cual se acopiaron más de 400 propuestas encaminadas a zanjar el problema de la tierra en Colombia, proposiciones que serán compiladas y enviadas a los negociadores del Gobierno y las FARC.

Sin embargo, Paraguay retrotrajo la historia de Nuestra América cuando el 21 de junio, en una maniobra iniciada por los diputados del Partido Colorado, se le dio un golpe de Estado parlamentario al presidente Fernando Lugo, demostrativo de que las fuerzas retrógradas en la región no descansan. Durante 2013 se pronostica un crecimiento del rechazo popular que posiblemente tenga expresión en las urnas, en abril próximo.

La región latinoamericana también reaccionó con indignación y hasta hoy Paraguay sufre la separación de foros regionales tan importantes como Mercosur y Unasur, bloques que se niegan a reconocer al nuevo Gobierno, y que han ido ganando en fortaleza integracionista durante el año que concluye.

Brasil, bajo la presidencia de Dilma Rousseff, prosigue su buen camino económico como parte de los BRICS, las economías emergentes que reúnen también a Rusia, India, China y Sudáfrica; y merece mencionarse a Ecuador, envuelto en un affaire internacional cuando en actitud soberana concedió asilo en su embajada en Londres a Julian Assange, el responsable de Wikileaks y la revelación de millones de documentos que han dejado al descubierto en los últimos años todos los desmanes imperiales de Estados Unidos y sus aliados. Ecuador irá a las urnas en 2013 y todo parece indicar que el presidente Rafael Correa repetirá mandato.

México vio el retorno de lo que llaman el «nuevo PRI» a la presidencia con Enrique Peña Nieto, quien trajo una imagen conciliadora hacia la oposición mediante lo que llama la «democracia eficaz» y puentes tendidos incluso para la izquierda, anunciando reformas y disposición a solventar el problema mayor, la violencia, junto a la pobreza y la desigualdad, un empeño demasiado grande que difícilmente pueda tener solución en el 2013.

El sacudión de Europa

El 2012 para el Viejo Continente estuvo marcado y protagonizado, en lo fundamental, por tres países: Grecia, España y Alemania, aunque todos formaron filas en el intento de apuntalar a la Zona Euro, y muy pocos están dispuestos a cerrarle la posibilidad de sobrevivencia a la moneda común que, en momentos más felices, casi logró imponerse sobre el inflado dólar.

Alemania, la locomotora, parece destinada a perder potencia a lo interno, rozada en los dos últimos trimestres de 2012 por la crisis. Sin embargo, Angela Merkel prácticamente quedó instituida como la Kaiser de Europa, acogotando a Grecia, pellizcando a España, a Portugal y a otros, apuntalando a Italia —porque si esta se cae… ese tropezón puede hacer perder el equilibrio a Francia y quién sabe a qué otros.

El llamado estado de bienestar social ha sido la víctima fundamental, sacudido por una crisis económica aguda para la cual, a los gobiernos del neoliberalismo —repúblicas o monarquías—, solo se les ha ocurrido poner a flote a la banca a fin de que siga actuando como gananciosa prestamista, mientras los Estados se endeudan más aún con créditos a cambio de recortar salarios, pensiones, gastos de educación y de salud; la privatización de servicios públicos, y la bancarrota de miles de pequeños negocios.

Ese deterioro económico tuvo expresión también en lo político; sin embargo, en las elecciones —donde prevalecieron los votos de castigo—, salieron vencedores los representantes de la derecha más derecha, e incluso, como en el caso griego, el extremismo fascistoide está disfrutando de cierto auge. Así, el Partido Amanecer Dorado logró llegar al Parlamento y se va imponiendo en la calle con una política populista de entregar alimentos a los griegos más necesitados, a los que registra con su número de identificación y a la vez, manipula culpando a los emigrantes extranjeros de sus pérdidas de empleo, con lo que dan pie a actitudes xenófobas y discriminatorias.

En España, de los problemas socio-económicos pretenden beneficiarse las posiciones autonómicas, especialmente en el País Vasco y Cataluña.

La península helénica y la ibérica estuvieron sacudidas por una manifestación tras otra de sus pueblos de trabajadores y jubilados en lucha contra los recortes. Por miles han salido a las calles y seguirán en esa lucha durante el año que ya comienza, porque ninguno de los problemas económicos parece que tendrá solución inmediata, por más que los políticos gobernantes hacen promesas al respecto.

Aun cuando no ocuparon iguales espacios en los medios informativos, como  los de la Eurozona, los países del Este también sufren los embates de la crisis y seguirán en esa situación.

Para Rusia, sin embargo, no ha ido mal la economía y, en sentido general, se ha ido afianzando en ese enroque Putin-Medvedev que le ha dado estabilidad en lo político y en los planes de recuperar su influencia de gran potencia, lo que se ha expresado en las posiciones frente a conflictos internacionales, fundamentalmente en el Medio Oriente, donde junto a la República Popular China ha plantado para una vuelta a la multipolaridad en las relaciones internacionales, posición que irán reforzando en el 2013.

Pinceladas asiáticas

La República Popular China cerró este 2012 con la celebración del XVIII Congreso del Partido Comunista de China (PCCH), evento que estuvo marcado por el cambio generacional de la dirigencia y por el análisis de los logros y desafíos de la nación.

El vicepresidente chino, Xi Jinping, tomó las riendas del PCCh como secretario general y para marzo de 2013 sustituirá a Hu Jintao como presidente de la nación, donde el consenso persiste en construir el socialismo con características chinas y la meta de una sociedad modestamente acomodada para 2020, profundizando en reformas, apertura, ajustes estructurales de la economía, nuevos mecanismos para fomentar la demanda interna y aumentar la participación del sector privado, dando, además, prioridad a la innovación tecnológica y a la protección del medio ambiente. Todo esto acompañado de la lucha contra la corrupción.

Convertida ya en una potencia regional de gran influencia, China seguirá apostando por el diálogo para resolver los diferendos, más allá de los recelos que genera en el exterior el rápido desarrollo económico del país, lo que lleva a Washington a su política de «giro hacia Asia», estrategia que apunta a recuperar terreno perdido y, sobre todo, contener el ascenso de Beijing.

En general, la cooperación ha sido pieza clave entre las naciones asiáticas. No es casualidad que para 2013 plataformas de toma de decisiones multilaterales como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y el Foro para la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) se planteen nuevos retos para el desarrollo conjunto.

En 2013 habrá que seguir de cerca las posturas que desde el poder y tras ganar las elecciones, asuma el conservador Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón, que ya defendió la alianza estratégica con EE.UU. y prometió mayor poderío militar para el archipiélago nipón.

En conflicto permanente África del Norte y Medio Oriente

La inestabilidad en el Norte de África y Medio Oriente será prolongada, incluso más allá de 2013, pues las causas que motivaron protestas populares en algunos países de la región se mantienen en su esencia, y Occidente, particularmente Estados Unidos, trata de no perder su control sobre esa región, que cuenta con las mayores riquezas petroleras y energéticas del mundo. Por eso, Washington y sus socios europeos y árabes seguirán conduciendo los acontecimientos en función de sus intereses: mantendrán la coacción económica, política y diplomática contra Irán por desarrollar un programa nuclear con fines pacíficos, al tiempo que la nación persa incrementa su influencia regional y se prepara para la eventual guerra con la que amenazan Israel y el Pentágono. Un peligro que seguirá manteniendo en vilo a la humanidad.

En tanto, las potencias están a pocos pasos de llevar a cabo una intervención militar abierta en Siria. Nuevamente, en los últimos días, vuelven a hablar del peligro de que supuestamente el Gobierno emplee armas químicas o que estas caigan en manos de grupos terroristas. Con el terrorismo mediático quieren convencer a la opinión pública internacional de la necesidad de barrer con el ejecutivo de Bashar al-Assad, aunque tengan que acudir a las bombas de la OTAN. No se engañe quien cuenta como tranquilidad con la oposición de China y Rusia en el Consejo de Seguridad para detener una intervención externa. En 2003, Estados Unidos, en desprecio del derecho internacional y sin el consenso de la mayoría de los miembros de esa instancia, invadió Iraq, y la justificación fue la misma.

Una Siria nacionalista aliada a Irán, Hizbolah y fuerzas antiimperialistas en la región, le impide a la Casa Blanca implementar sus ambiciosos planes geoestratégicos de controlar el área, determinar el rumbo del mercado petrolero y afincar a sus amigos sionistas. El eje Damasco-Teherán-Hizbolah significa una fisura en la estrategia de hegemonía global; por eso los planes de intervención y guerras. El camino a Irán pasa por Siria. Y con Siria en las manos, darían un duro golpe a Rusia.

Egipto también seguirá convulsionado y podría caer en una crisis de gobernabilidad que afectaría a la región por el peso que tiene este país en la correlación de fuerzas. La aprobación de una nueva Constitución que establece la sharia o ley islámica como principio de jurisprudencia del país mantiene enfrentados a islámicos y laicos, lo cual agudiza la inestabilidad política, impide la recuperación económica y obstaculiza a la nación recuperar su liderazgo en la zona.

La convulsión que ha sufrido el Medio Oriente desde 2011 —la mal llamada primavera árabe—, sin paralelos en la historia de la región, ha abierto las puertas a una nueva correlación de fuerzas, que seguirá siendo incierta, pues se trata de un proceso en el que se juegan muchos intereses económicos, políticos, militares y hasta religiosos, no solo de actores locales, sino de los grandes polos del imperialismo mundial.

En el centro de las tensiones está el enquistado conflicto árabe-israelí, cuya solución justa no se vislumbra mientras Estados Unidos dé su espaldarazo a Tel Aviv y lo sostenga como su pivote estratégico en la región. Es esencial el reconocimiento de Palestina como Estado por la ONU, en categoría de miembro observador, que además  le permitirá, por ejemplo, llevar a Israel a la Corte Internacional de Justicia y denunciar los crímenes de guerra cometidos por el régimen sionista. Sin embargo, si bien los desmanes de Israel quedarán más expuestos en las organizaciones y agencias de la ONU, Estados Unidos no dejará de hacer uso de su derecho al veto cada vez que se trate de castigar a Tel Aviv y de presionarlo a devolver a los palestinos lo que les ha robado.

África asediada

África también continúa enquistada en viejos conflictos que, creados con la colonización y el establecimiento de fronteras en función de los intereses imperialistas de las viejas metrópolis, se ven agudizados por las políticas neocoloniales de los centros de poder mundial, la intervención de las potencias occidentales en los asuntos internos y las leoninas condiciones que les imponen las organizaciones financieras internacionales a cambio de préstamos que reproducen la deuda externa hasta niveles impagables e insostenibles.

Muchos gobiernos muestran voluntad por resolver viejos problemas como el acceso a la salud, la educación, el agua potable y la seguridad alimentaria; pero gran parte de los ingresos nacionales se destinan a pagar las deudas, muchas ilegítimas, a los acreedores internacionales.

Persisten conflictos crónicos como el del este de la República Democrática del Congo; Darfur, en Sudán; el Delta del Níger, en Nigeria. En todos, las transnacionales continúan jugando un papel predominante, pues incentivan y agudizan diferencias étnicas y religiosas que favorezcan su saqueo y el contrabando de recursos naturales.

A pesar de que el norte y el sur de Sudán llegaron a un acuerdo que derivó en el nacimiento de Sudán del Sur, ambos estados aún mantienen sus diferencias en torno a la delimitación de zonas fronterizas ricas en petróleo, donde han continuado enfrentándose esporádicamente con las armas.

Paralelamente, Estados Unidos continúa con su militarización sigilosa en ese continente, que adquiere una gran importancia geoestratégica por sus enormes riquezas petroleras y de gas. Con su comando militar para África, Africom, el Pentágono camufla la intervención militar con acciones humanitarias, combina el poder inteligente y suave con el poder duro, el de las armas.

Aunque Africom carece todavía de su cuartel en el terreno como desea el Pentágono, esta estructura incrementa su presencia en el continente con la asistencia militar y la realización de operaciones conjuntas con los ejércitos del patio. Una de sus grandes participaciones fue la guerra contra Libia, donde Estados Unidos repitió sus aventuras de Iraq.

Y detrás de cada uno de los conflictos, males y complicaciones —bélicas o políticas— la persistencia imperial de Washington, tratando de sortear sus propios problemas económicos, y sus vicisitudes sociales, en los que el año 2012 trajo un rosario de tragedias americanas, una violencia sin razón que dejó decenas de muertes, como también fueron en aumento los suicidios de sus militares, testigos de la violencia «legítima» del Estado, que ahora prefiere matar a distancia con sus drones.

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