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Coronavirus: ¿Dinero para guerras pero no para vacunas?

Un panel médico organizado por el aspirante presidencial Bernie Sanders muestra duras verdades mientras los estadounidenses se enfrentan al coronavirus y hasta ahora deben pagar de su propio bolsillo el tratamiento

Autor:

Juana Carrasco Martín

El pasado martes, el senador independiente de Vermont y aspirante a la candidatura presidencial demócrata, Bernie Sanders, reunió a un grupo de profesionales médicos en la ciudad de Detroit, para debatir cómo podría Estados Unidos enfrentar de mejor manera la crisis de salud en curso provocada por la presencia del coronavirus en esa nación.

El virus ha enfermado hasta el lunes 9 de marzo a por lo menos 600 personas en Estados Unidos; y el número de muertes en el país a causa del COVID-19 llegó a 26, la mayoría en el estado de Washington (buena parte en un hogar de ancianos). Los otros fallecidos fueron en los estados de California y Florida.

Una panelista que participó en la mesa redonda de coronavirus organizada por Bernie Sanders se burló ante la idea de que las vacunas gratuitas para combatir la enfermedad serían insostenibles —como dicen no pocos desde la oficialidad y también en medios y redes sociales—, señalando que siempre hay dinero para financiar las guerras estadounidenses.

Fue durante la sesión de preguntas y respuestas que un miembro de la audiencia destacó cómo Sanders ha prometido proporcionar vacunas gratuitas contra la enfermedad, y preguntó cómo el político autodenominado democrático-socialista planea pagar por esa vacunación.

Sanders se rió de la pregunta, aunque cedió la palabra a una de las panelistas, Deborah Burger, quien se desempeña como presidenta de la National Nurses United, el sindicato de enfermeras más grande de Estados Unidos.

Burger señaló que cuando era niña recibió la vacuna contra la poliomielitis de forma gratuita y «nadie preguntó "¿cómo lo pagamos?"». Sostuvo que la gente en aquel momento entendía que tratar de beneficiarse de la vacuna contra la poliomielitis podría haber dado lugar a innumerables niños estadounidenses que se enfrentarían a problemas de salud de por vida.

«Qué loco y cruel es sugerir que tenemos que averiguar cómo pagar por ello cuando realmente podemos ir a la guerra y no hacer una pregunta».

El estallido de Burger resonó para muchos en las redes sociales, con un comentario conclusivo: «Cualquier persona decente» podría ver que el sistema de cuidados de salud en EE. UU. es «inmoral y cruel». Pero otros estaban menos entusiasmados con la idea de declarar el coronavirus una emergencia de salud pública digna de los dólares de los contribuyentes.

«Sí, la gente va a poner en millones para que puedan regalarlo gratis... comunistas», fue el intento de sorna de una persona, a lo que un usuario de Twitter no impresionado devolvió con este comentario: «¿Estás libre de guerras?».

Hay un hecho cierto, para algunos estadounidenses, la enorme carga financiera de pagar de su propio bolsillo para tratar o prevenir el coronavirus ya se ha convertido en una realidad, decía Russia Today, y ese medio informaba que en febrero, un residente de Miami que había regresado de un viaje a China se registró voluntariamente en un hospital local después de temer que podría haber contraído el virus mientras estaba en el extranjero.

Sus resultados dieron negativo, pero fue recompensado por su debida diligencia con una factura de $3 270, agregaba la información destacada por la publicación. Con ello se pone en entredicho el supuesto enfrentamiento a la letal pandemia por parte de la administración de Donald Trump, si cada norteamericano que pueda ser pesquisado como sospechoso de haber contraído el coronavirus COVID-19 tiene que pagar 3 270 dólares, solo para conocer si ha enfermado o no.

El presidente Trump y los miembros de su grupo de trabajo de coronavirus —que encabeza el vicepresidente Mike Pence—aseguraron a los estadounidenses el lunes que la rápida propagación de COVID-19 requerirá ayuda para las familias y los sectores industriales más afectados por el contagio, e instó al Congreso y al sector privado a considerar el alivio temporal del impuesto sobre la nómina, los préstamos para pequeñas empresas y la ayuda para los sectores empresariales específicos perjudicados debido al coronavirus.

El diario The New York Times comentaba que el presidente, quien durante semanas «ha jugado con la amenaza del coronavirus y ha jugado en el mercado de valores», ahora se enfrenta a una de las peores crisis desde que juró: «Hay pánico», decía.

Ante esa propuesta de «alivio» en los impuestos, The Hill recordaba la impugnación de los demócratas: recortar impuestos no ayudaría a las familias sin cheques de pago o a los desempleados. Y como parece que todo pasa por la lid electoral partidista que llevara a la presidencia en noviembre próximo, y no por las necesidades perentorias de la salud pública, los demócratas trabajan en su propio plan para su posible lanzamiento esta semana, aseguraba The Washington Post.

La speaker de la Cámara de Representantes, la demócrata californiana Nancy Pelosi, propone aumentar el seguro de desempleo, la ampliación de los cupones de alimentos y las pruebas gratuitas para el virus.

Por cierto, tres legisladores están en cuarentena por el virus y dos de ellos recién viajaron en el avión presidencial, el Air Force One: los republicanos Doug Collins (de Georgia) y Matt Gaetz (de Florida) y Julia Brownley (demócrata por California).

Los congresistas y Trump ya promulgaron 8 300 millones de dólares para la respuesta federal al coronavirus, incluyendo el financiamiento de investigaciones para desarrollar una vacuna. Cifra que resulta irrisoria ante la grave amenaza del COVID-19 si se le compara que en el presupuesto del Departamento de Defensa que está en vigor solo para el desarrollo e investigación de nuevos armamentos y medios de combate se destinaron más de 104 294 millones de dólares.

«Lo principal es que estamos cuidando al pueblo estadounidense», dijo Trump. Ojalá así sea.

Pero… si miramos la cuenta de hospital del paciente floridano, las preguntas se hacen necesarias: Cuánto le costará la atención médica a una persona que haya enfermado?

¿Quiénes pueden pagarlas? ¿Cómo podrá contenerse la propagación de la enfermedad? ¿Qué se harán aquellos que carecen de seguro médico en Estados Unidos?

Quizá morir… de indiferencia y ambición capitalista.

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