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Sus rostros y gestos se distinguen entre la multitud. Están vestidos con un uniforme de color rosa intenso que llama la atención. Ellos han permitido crear una atmósfera de hospitalidad, amistad y ayuda mutua impresionante. Son los llamados voluntarios: 5 000 personas mayores de 18 años de Rusia y otros países, quienes vinieron al Festival Mundial de la Juventud a hacer más agradable y ágil la vida de sus participantes.
Desde el aeropuerto internacional de la ciudad de Sochi, como en cada uno de los recintos del evento, están estos jóvenes, quienes, además de guiar a los visitantes, traducen letreros y documentos, agilizan trámites, controlan los accesos…, y hasta sostienen unas manos enormes de color rosa señalando cada espacio del Parque Olímpico, sede mayor del evento.
A todos distingue su alto nivel de motivación, capacidad de trabajo en equipo y de comunicación, la sociabilidad, resistencia al estrés y la facilidad en varios idiomas. Lo hemos vivido, por ejemplo, con una de las voluntarias que ha acompañado a nuestra delegación. «Nos dijeron que fuéramos amables, pero no hacía falta ningún consejo. Cuando estás aquí tienes ganas de disfrutar y hacer que la gente disfrute», contó a este reportero.
Su llegada a esta labor, como la del resto de sus compañeros, no fue tarea fácil. Más de 40 000 jóvenes solicitaron, en su momento, formar parte del Cuerpo de Voluntariado. Después de su selección, durante varios meses, según explicaron, aprendieron intensamente sobre el festival, sus valores y propósitos.
También en esta cita, donde la seguridad y la salud de los participantes es muy importante, se distinguen los voluntarios médicos. Se trata de estudiantes que se preparan para convertirse en médicos en el futuro, pero siempre están dispuestos a ayudar a quienes realmente lo necesitan.
Su presencia aquí no solo garantiza un alto nivel de confianza para los participantes, también crea una oportunidad para que adquieran una experiencia inestimable al integrarse en eventos internacionales. Y los hemos visto aplicando sus conocimientos y habilidades en muchos de los escenarios de esta valiosa cita de las juventudes, incluso, con algunos de nuestra delegación.
Lo que se vive estos días por Sochi confirma que los voluntarios son personas únicas que, al llamado de sus corazones, están listos para brindar apoyo en cualquier situación. Vienen al rescate las 24 horas del día, y eso los hace enteramente grandes. Gracias por contribuir con la felicidad de quienes más lo necesitamos.
