Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Mejor es irse por arriba

Autor:

Nelson García Santos

Ni las manos puestas en la cabeza ni el rostro agriado son capaces de reflejar la sorpresa ante expresiones escuchadas hace unos días, como que la tormenta Elsa fue solo mucha bulla y no resultó tan peligrosa como la pintaron hasta la saciedad.

La primera respuesta a mano puede ser: ¿Qué deseaban, el acabose? Ojalá siempre los pronósticos se equivoquen a nuestro favor. Sin la menor duda, hasta los meteorólogos se alegrarían infinitamente.

Así pensé, luego de escuchar a una joven expresar cierto desengaño (¡qué contradicciones tiene la vida!) sobre el paso de la primera tormenta tropical respetable de esta temporada ciclónica, que recién comienza.

En vez de cuestionar su opinión promoví el diálogo, y noté que en sus palabras intercalaba en ocasiones un «No quiero ni acordarme», por el que afloró que realmente tenía mucha preocupación, tras la experiencia de ver cómo un ciclón anterior tumbó su vivienda y puso patas arriba todo a su paso.

Para esta joven y muchas otras personas en este Archipiélago, cuando los daños tienen un desenlace menor de lo esperado, sale esa frase popular de que solo fue bulla, prácticamente un viento platanero… y más con esta tormenta, que tuvo un paso de jicotea.

Si le agregáramos el apellido de «menos mal» quedaría mejor, porque tampoco hay que cuestionar los vaticinios o decir que son alarmistas por gusto. En realidad, a mí solo de escuchar el nombre de esos fenómenos ya me asustan, créanme.

Es lamentable cuando las personas cuestionan el pronóstico, cuando en realidad deberían dar una colosal ovación. No hace falta escribir qué pasaría si lo que ocurre supera con creces lo avisado… ¡Candela!

Otras personas alegan que preferirían, cuando hay un ciclón próximo a azotar, que se diga con exactitud, entre todas las trayectorias posibles, la más viable, porque a veces entre tantas fechas y flechas terminan desorientadas.

Sin discusión, el parte del Instituto de Meteorología ha acrecentado la cultura de muchísimos cubanos, que lo siguen con interés porque confían plenamente en su veracidad.

Pero no ambicionemos lo imposible: la exactitud al ciento por ciento en la especulación científica sobre la trayectoria de un huracán, ciclón o tormenta tropical no existe. Ese trazado es consecuencia de muchos factores que influyen sobre estos fenómenos.

Entonces, es mejor irse por arriba y que luego no sea nada, que quedarse por abajo y afrontar pérdidas en vidas y recursos que pudieron protegerse con suficiente antelación.

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