Al teléfono
—Buenos días.
—Buenos días. Empresa de Servicios Necrológicos. ¿Qué desea, usuario?
—¡Usuario su abuela!
Pulgarcita
La pequeña e infeliz niñita ya era una bella muchacha, pero seguía tan pequeña como antes. Ahora vagaba por las tiendas en busca de ropa de su talla y que tuviera ese aire juvenil y moderno que ella deseaba. Vagaba y vagaba por las tiendas infructuosamente en la búsqueda de tallas pequeñas.
Mientras la pequeña vagaba, el príncipe ladeaba y ladeaba (acción de montar en LADA) hasta que se tropezó con la infeliz muchacha y quedó perdidamente enamorado de ella.
Pulgarcita aceptó la propuesta de matrimonio que le hiciera el galán cuando supo que este era comprador del Ministerio de Comercio Interior. Pulgarcita amaba las venganzas.
Decorados
—Papi, ¿las brujas existen?
—No, mi’jito, eso es solo en los cuentos.
—¿Y quién es entonces el que decora las vidrieras de las tiendas?
Adivinanza
Podría usted decir qué tiempo hubiera tardado el encuentro entre Europa y América si Colón, en lugar de hacer talles personales con los Reyes Católicos, hubiera esperado por la asignación de carabelas de la Real Empresa de Navegación Ibérica.
Nivaldo Machín de la Noval, 1986