Doce años después, el hambre pareciera ser asumida por algunos como un show mediático, en el que se pierden los análisis cuando tratan de encontrar las causas de un problema global que en 2007 alcanzó a otros 5...
Llegué para impartir un taller de periodismo comunitario, enviado por el Instituto Internacio...
A su esposo e hijo les dejó una nota explicativa de su drástica y dolorosa decisión: con su muerte podrÃ...
Nos encontrábamos en medio de una cola para pizzas, «circunstancialmente inmovilizada», y ya situados frente a su ventana-mostrador, aquel marco cuadrado de aluminio, a tra...
¿Acaso serÃa apropiado el término «cÃnico»? ¿AbarcarÃa tanta impudicia y crueldad? ¿SerÃa la palabra exacta para retratar la sordidez de esta justificación a sus crÃmenes de guerra? El Pentágono ha dicho que seguirá empleando las bombas cluster, y las describió como «armas legÃtimas con clara utilidad militar», porque «ellas proveen distintas ventajas contra un rango de blancos» y «su uso reduce los riesgos para las fuerzas de EE.UU. y puede salvar vidas de estadounidenses». Por tanto, con total desvergüenza, el Departamento de Defensa dijo en una nota de prensa que continuará empleando las cluster «de una forma consistente con la ley de los conflictos armados».
«Desde hace mucho soy un lector de todas las secciones del periódico, y desde hace algún tiempo he estado por darles mis modestas opiniones: elogiar la sección Acuse de Recibo, la cual veo con agrado que se ha incrementado y está en lÃnea con la polÃtica informativa del periódico. (Rolando Paz Felipe)
Si usted le pregunta a un matemático qué es la belleza, este le dirá probablemente que la belleza es una ecuación. Por ejemplo, E=mc². Cuentan que una vez le preguntaron al fÃsico Paul Dirac su opinión acerca de la verdad o la falsedad de la inmortal fórmula de Einstein, y él respondió sencillamente: «Qué más da si es verdad o mentira, ¡es tan bella!». Y es bella, sin dudas. Albert Einstein se esforzó en construir una teorÃa armoniosa de la naturaleza. Tan elegante y bella que no desmereciera al universo o al menos de la concepción que el fÃsico tenÃa de él.
Hace unos años la TV nacional popularizó, en uno de sus programas humorÃsticos, a un simpático personaje que pronunciaba semana tras semana una inflexible pero pegajosa sentencia conclusiva: ¡Que nadie toque nada, yo solo puedo tocar!
Sigo recordando una crónica del maestro Manuel González Bello, publicada en estas mismas páginas hace años, donde demostraba que la paternidad bien asumida es una condición difÃcil.