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Noticias del continente blanco

Científicos miden con precisión el volumen de hielo que queda en la Antártida, descubren bajo la superficie polar un valle tan profundo como el Gran Cañón del Colorado, y hallan vestigios de una bacteria desconocida

Autor:

Patricia Cáceres

Nadie discute que el derretimiento acelerado de las capas de hielo polar, como consecuencia del cambio climático, es uno de los grandes «dolores de cabeza» de la humanidad. Pero, ¿sabe acaso usted el volumen de agua congelada que le queda al planeta y cuánto ascendería el mar en caso de que se derritiese?

La respuesta más reciente a estas interrogantes la tiene un proyecto internacional denominado Bedmap2, según el cual a la Antártida le quedan 26,5 millones de kilómetros cúbicos de volumen. Si esa cantidad de hielo se volviese líquida, sería suficiente para elevar la altura del nivel del océano en 58 metros.

El proyecto Bedmap2, que se encuentra en su segunda etapa, estuvo conformado por 60 científicos pertenecientes a 35 instituciones de 14 países. Los resultados, publicados en la revista especializada The Cryosphere Journal, no son más que una actualización de los datos que se conocían en 2001, gracias a su proyecto antecesor.

En comparación con Bedmap1 el volumen total de hielo calculado para Bedmap2 ha aumentado en 1,2 millones de kilómetros cúbicos, o sea, es un 4,5 por ciento mayor de lo que se pensaba. El punto más grueso se encuentra en un lugar conocido como cuenca subglacial Astrolabio, donde la columna de hielo alcanza los 4 776 metros de espesor.

Para arribar a tales conclusiones los especialistas analizaron cuidadosamente la información recopilada durante los últimos 50 años de exploraciones en el continente blanco.

Si bien los satélites de última generación han mejorado la comprensión de la elevación del hielo, la visualización de la parte más vulnerable de la roca de la Antártida fue una tarea titánica que demoró cinco décadas.

«Una gran cantidad de diferentes tipos de datos se han utilizado para la reconstrucción de la subsuperficie de hielo», explicó el investigador Peter Fretwell, miembro de la British Antarctic Survey (BAS), que integra el Consorcio Bedmap.

Estos —dijo— incluyen información sonora de radioeco, estudios sísmicos, datos batimétricos (sobre las profundidades marinas) e información satelital de elevación y perfiles de glaciares, entre otros.

A diferencia de la roca, el hielo se torna transparente para el radar. Pero disparando pulsos de radio y registrando los ecos de retorno, los investigadores pueden trazar tanto la profundidad de la base rocosa como el espesor de la superficie de hielo.

Gracias a los nuevos datos obtenidos con Bedmap2 pudo constatarse que la elevación media de la base rocosa es sustancialmente más baja de lo que se pronosticaba. O sea, la capa de hielo se ubica más abajo del agua de lo que se creía.

Al decir de los expertos, el hecho de que más hielo se sitúe por debajo del nivel del agua significa que, en escalas de tiempo milenarias, mayores cantidades de hielo son potencialmente vulnerables a desaparecer.

Según un informe publicado a finales de 2012 en la revista Science por más de 20 equipos de investigación de todo el mundo, el derretimiento de las capas de hielo polar ha provocado en las últimas dos décadas un aumento considerable del nivel global del mar.

Los resultados de la investigación, considerados los más completos presentados hasta ahora, indican que el deshielo polar ha contribuido en total a un aumento de 11 milímetros en el nivel del mar.

El estudio, respaldado por las agencias espaciales de Estados Unidos y la Unión Europea, aunó datos recabados por satélites encargados de medir la altitud de la superficie helada, el comportamiento de los glaciares y el efecto gravitacional de la masa de hielo en Groenlandia y la Antártida.

Como el colorado

Un equipo de científicos del British Antarctic Survey encontró recientemente un profundo valle bajo el hielo en Antártida Occidental, y afirman que es comparable con el Gran Cañón del Colorado.

El descubrimiento se realizó bajo la Corriente de hielo Ferrigno, una región considerada remota incluso para los estándares antárticos. Antes de la visita de los científicos del BAS, solo se había visitado este lugar en una ocasión, hace medio siglo, refirió el diario español ABC.

La investigación, publicada en la revista especializada Nature, indica que el valle subterráneo está conectado con el mar. Al parecer el océano transmite a través de este su potencial calorífico tierra adentro, y favorece la fusión del hielo.

Para desarrollar el análisis geomorfológico de la región los investigadores arrastraron por más de 2 500 kilómetros sobre una moto de nieve un radar capaz de atravesar el hielo. La superficie relativamente plana de la zona facilitó la tarea. Debajo del suelo helado descubrieron una planicie rocosa, atravesada por el escarpado valle de más de 1 500 metros de profundidad.

Expertos de todo el mundo reconocieron la relevancia del estudio y afirmaron que es de vital importancia científica comprender la geomorfología de la región de la Antártida, teniendo en cuenta que esta sola es responsable del diez por ciento del aumento del nivel de los océanos.

Forma de vida no identificada

Científicos rusos encontraron ADN de una bacteria desconocida hasta la fecha en unas muestras de agua recogidas el año pasado en el lago subglacial Vostok, en la Antártida, lo cual —dicen— podría aportar información trascendental sobre la evolución de la vida en la Tierra y en otros planetas.

«Quiero subrayar que lo que hemos hallado de momento es el ADN, no la bacteria viva», informó a la agencia RIA-Nóvosti el jefe de la expedición, Valeri Lukín.

El agua donde se encontraba el ADN se extrajo del extremo de la broca empleada para perforar la capa de hielo bajo la que se encuentra el lago Vostok. La prospección se hizo en febrero de 2012, pero la muestra contenía además queroseno y otras sustancias.

«Después de separar todos los contaminantes disueltos en el agua y las bacterias conocidas, encontramos un ADN bacteriano que no coincide con ninguna especie registrada en las bases de datos mundiales», declaró Serguéi Bulat, investigador del Instituto de Física Nuclear de San Petersburgo.

Se trata de una forma de vida no identificada todavía, no clasificada. No han podido encontrar ni siquiera los descendientes genéticos de la bacteria, enfatizó el experto.

El lago Vostok está considerado la reserva acuífera más antigua y pura del planeta. Fue descubierto en 1996 y reposa bajo un casquete helado de casi cuatro kilómetros de espesor. Se estima que lleva aislado de la biosfera más de 20 millones de años.

El Vostok está considerado uno de los lagos más colosales de la Tierra, con unos 300 kilómetros de largo y 50 de ancho. Se cree que su profundidad alcanza los mil metros.

Los especialistas consideran que el estudio podría ayudar a determinar qué formas de vida existen en condiciones similares en otros cuerpos celestes del sistema solar.

«Hay constancia indirecta de que bajo los casquetes polares de Marte y los satélites Encélado y Europa —de Saturno y Júpiter, respectivamente— existe agua con organismos vivos. Las tecnologías que estamos aplicando en el lago Vostok podrían utilizarse también allí en el futuro», pronosticó Valeri Lukín.

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