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Estafa con Nestlé

«De hoy no pasa. Ese fue el firme propósito que me hice al salir del Sylvain ubicado en calle 23, entre C y D, en el Vedado. Le escribo porque en el transcurso del mes de julio, en cinco ocasiones se me ha intentado vender helado Nestlé adulterado. Es decir, la nueva marca es Nestlé-casero. Y no solo allí, sino en otros establecimientos».

Lo cuenta en su carta Jorge Castellanos Milán (calle D 509, apartamento 22, entre 21 y 23, Vedado, Ciudad de La Habana). Y aclara que si no da detalles de los otros sitios del engaño, es porque si no enfrentó ni reaccionó como consumidor, no cree correcto plantearlo. Pero la copa se rebosó con el Sylvain de 23, entre C y D. Bueno es lo bueno, pero no lo demasiado.

La noche del 25 de julio adquirió allí el helado. Y constató que era una falsificación, pues la tapa del pote casi se le cayó de solo tocarlo. Le enseñó a la dependienta el helado. Ella se lo cambió por otro y él lo abrió. Fue cuando contrastó la diferencia de color. La invitó a que probara el original y el plagio, y así palpara la diferencia en la consistencia. El Nestlé auténtico es muy cremoso, el otro ni se sabía lo que era.

Jorge no osa juzgar a los trabajadores de ese centro, pues no sabe en todo ese proceso quién tiene la responsabilidad: si la fábrica, los camioneros que lo trasladan o el centro que lo vende. Pero de lo que no caben dudas es de que están estafando al pueblo.

«Un Nestlé como ese, señala, al cambio en pesos serían unos 30: más de un día de trabajo. Uno lo compra por excepción, por lo general para los niños, o cuando hay un enfermo. Pero, por lo que sea, nadie tiene derecho a estar estafando tan a lo descarado. ¿Hasta cuándo se va a estar jugando con el bolsillo de los trabajadores?», pregunta Jorge.

No era así

El pasado 24 de mayo reseñé la queja de María Elena Corona (Finca Recavadero, Pueblo Nuevo, Cifuentes, Villa Clara): cuatro cosecheros de guayaba de su zona, Eduardo Caballero, Lázaro Mesa, Manuel Hernández y Orestes Martín, no tienen mercado para sus frutos. Solo Acopio está autorizado a comprarles, pero esa entidad acepta apenas una parte, con trabas. Tienen que dárselas a los cerdos, y otras quedan para abonar el terreno.

Ahora responde Enel Espinosa, delegado provincial de la Agricultura en Villa Clara: Se creó una comisión investigadora y se visitó a los cuatro productores, de la CPA Sabino Pupo, y a la propia María Elena. Los resultados son: Lázaro Mesa no tiene contrato con la CPA. Se apreciaron ocho quintales de guayaba en mal estado. El campesino planteó que estaban destinados para venderlos a la industria de Esperanza, y esta no lo adquirió. Nunca él se acercó a la cooperativa o a Acopio para que le buscaran destino.

Manuel Hernández no es tenente de tierra. Labora en la finca de un primo, que tiene dos hectáreas sembradas de guayaba, entre otros cultivos, y no posee contrato con la CPA. Plantea que tuvo pérdidas, pero no se pudo comprobar. Ni él ni el propietario se acercaron a la CPA o a Acopio.

Eduardo Caballero sí tenía contrato, pero solo de 77 quintales, y manifiesta que tuvo deterioros, pero no pudo comprobarse. No entregó guayaba a Acopio, incumplió él.

Orestes Martín posee dos hectáreas de guayaba y contrató, de lo cual cumple con 30 quintales. Plantea que perdió más de cien, pero tampoco fue comprobado. No pidió ayuda a la CPA. Fue a ver al delegado de la Agricultura cuando la guayaba estaba prácticamente podrida.

Se constató que la contratación no se hizo con la calidad requerida. No funcionan los dúos ni los tríos creados para ello. Los productores pretendían dar otro destino a la fruta, y al no poder venderla culparon a Acopio. No funcionan los montajes semanales de producción indicados por el delegado, y no se realizan visitas de comprobación por parte de la dirección de la cooperativa y los controladores de los productores.

A María Elena se le explicaron estos elementos, y ella reconoció que había sido utilizada por ellos.

No obstante, se decidió hacer una contratación a los cuatro productores y revisar al resto de la CPA, proponer medidas disciplinarias a los del dúo por no hacer la contratación con calidad; y también a los del trío encargados del proceso, por no supervisar y darle seguimiento. También el Ministerio de la Agricultura realizará inspección de los asuntos legales.

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