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Trabajar siempre por una Habana viva

El Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, llegó este jueves hasta varios lugares de la capital, como parte de la visita de Gobierno que comenzó muy temprano en la mañana, y que como ya es costumbre busca pulsar entre muchos los principales indicadores económicos y sociales de un territorio

Autor:

Alina Perera Robbio

Hechos acompañando cada palabra. Esa ha sido una de las voluntades esenciales de la Revolución cubana, de tal manera que, cuando la realidad se aleja de lo que los revolucionarios hemos soñado, expresado o prometido, esa distancia nos despierta la inconformidad. Que en el país, por ejemplo, construyamos las viviendas que nos están haciendo falta, es un modo de acortar el camino entre lo que está planteado como prioridad, y lo que se emprende cada día.

Por eso no es fortuito que este jueves, amaneciendo, la agenda del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, haya comenzado —como parte de la visita gubernamental a la Habana en la que toman parte viceprimeros ministros y los titulares de cada ministerio— por la comunidad Miraflores, en el municipio de Boyeros, donde un proyecto de construcción de viviendas que ya deja ver los primeros edificios, beneficiará a más de 200 familias.

Antes de que el Jefe de Estado llegara al lugar, los reporteros pudieron tener una conversación con Euclides Santos Armesto, director provincial de la Vivienda en la capital. Fue él quien explicó que entre las prioridades que habían sido planteadas para este 2020 estaba la de erradicar un grupo de comunidades de tránsito (la ciudad tiene 104), con el propósito de beneficiar a familias que han perdido sus viviendas, pertenecientes en lo fundamental a los municipios de Habana Vieja, Centro Habana, Cerro, Diez de Octubre, y Plaza de la Revolución.

En plan, para este año, había 30 comunidades de tránsito, pero se pusieron al centro de todos los esfuerzos las once más grandes, las que más complejidades tenían. Por ese concepto ya se han terminado 500 casas; y en el caso particular de Miraflores, 230 núcleos familiares se beneficiarán a partir de las 337 viviendas que le nacerán a la comunidad.

Cuando el Jefe de Estado, acompañado por las autoridades del Partido y el Gobierno en la capital, llegó a la comunidad en ciernes, escuchó explicaciones sobre la obra y también preguntó por más de un detalle. Justamente este jueves era el Día de los Derechos Humanos, fecha que se celebra cada 10 de diciembre en conmemoración al día en que, en 1948, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

«¿Qué les parece el proceso de transformación que se está haciendo aquí?», preguntó Díaz-Canel a un grupo de jóvenes que estaban cerca de los edificios recién hechos, y a los que comentó sobre lo que fuera una comunidad de tránsito:

«Esto era de familias que vivían en condiciones muy malas, ahora estábamos hablando con uno de ellos, que tiene un apartamento nuevo», puntualizó el mandatario, quien, además, dijo que ese interlocutor llevaba 21 años albergado en situaciones muy complejas, y que por historias como esas el Partido y el Gobierno de la capital estaban tomando decisiones en función de transformar escenarios tan desfavorables.

El Presidente cubano expresó que avanzar en ese propósito llevará años, pero que actuar es una buena respuesta. «Ahora es importante que la gente participe», meditó, porque cuando se toma parte en un proceso de transformación el espíritu de quien lo hace también cambia.

«Creo que es una buena respuesta para estos tiempos —dijo Díaz-Canel—, (…) una de las cosas que más tenemos que hacer es trabajar en estos temas, trabajar en los problemas acumulados y superar esos problemas». Subrayó esa idea «en un día como hoy, cuando se celebran los derechos humanos, de respeto a los derechos humanos», porque «precisamente este es uno de los derechos que damos en Cuba, el derecho a la vida, el derecho a la vivienda, en condiciones complejas, pero defendemos ese ideal».

Asuntos concernientes a la tierra

El segundo punto en la agenda de la visita gubernamental del mandatario fue el Complejo Industrial Labiofam, perteneciente al municipio de Boyeros. Allí, donde recibió una pormenorizada explicación sobre bloques de producción, de energía, de síntesis química o de tratamiento de residuales, Díaz-Canel se interesó por encadenamientos productivos, por la acción junto a centros científicos, por la posibilidad de ahorrar importaciones, y por la posibilidad de diversificar cuanto se haga.

El lugar ha sido alistado con tecnología moderna, y de él saldrán bioplaguicidas y bioproductos que sería costoso conseguir en otras latitudes y con los cuales el país podrá dar pasos firmes en el tratamiento de sus cultivos o en el control de diversos vectores.

Cada lugar visitado ofrece un mundo de enseñanzas y de nuevas ideas. Fue algo que el Jefe de Estado y quienes le acompañaron pudieron corroborar en la finca donde Yordanis Sánchez Medina, de 39 años, labora desde hace 20 años.

Al joven, que cuenta con 2,8 hectáreas para trabajar, la tierra le ha rendido muy bien. Su producción de hortalizas es referencial para el municipio de Boyeros. Allí la calidad de lo que se recoge habla por sí sola. Y así pudieron constatarlo los visitantes. Casi todas las semillas, por ejemplo, que Yordanis y sus trabajadores usan son producidas por ellos.

Se nota, por el orden y por los resultados, que hay respeto por un oficio muy antiguo –que el joven agricultor heredó de su padre-, y otra vez se demuestra que lo intensivo, aprovechar al máximo cada tramo de tierra cultivable, es un método crucial para el territorio habanero.

«Productores como estos son los que hay que potenciar», elogió Díaz-Canel, quien en algún momento preguntó al joven agricultor: «¿Quieres más tierra?»; y con esa expresión estaba redondeando el concepto de que nuestros escasos recursos, como las semillas, o la tierra misma, han de ser puestos en las manos que sepan trabajar con mayor pasión y eficiencia.

Pensamiento en función del bienestar

Hasta la obra Drenaje del Pontón, en la conocida calle Manglar del municipio de Centro Habana, llegó el mandatario para conocer de primera mano cómo marcha una obra iniciada el pasado primero de noviembre y gracias a la cual podrá atenuarse la situación de las inundaciones que suelen afectar a los Consejos Populares de Pueblo Nuevo en Centro Habana, y de Atarés en Habana Vieja.

Más de 1 600 habitantes serán beneficiados con esos arreglos, a propósito de los cuales el dignatario insistió en la necesidad de llegar a la solución definitiva en asuntos como estos. Mientras intercambiaba con autoridades del territorio y con expertos del tema, quiso saber si las decisiones que se han tomado han sido estudiadas con rigor y están en el camino de poder ofrecer una total respuesta.

Por otras obras en la ciudad, que también se emprenden en esta hora, preguntó Díaz-Canel, y por cómo está el abastecimiento de agua en distintas zonas de la capital, en centros de envergadura, en instituciones estudiantiles y en hospitales. Allí, mientras hablaba del bienestar de la gente, el Presidente habló de proponernos, en todo cuanto hagamos, una Habana viva.

Muy cerca del lugar donde la visita pudo ver los arreglos hidráulicos, estaba ubicado el círculo infantil Camilo Cienfuegos, inaugurado el 10 de abril de 1961 por Vilma Espín Guillois. Hasta allí se dirigió el mandatario. Y adentro de inmueble conversó con las maestras que tienen la responsabilidad de cuidar a nuestros hijos más pequeños.

El último punto de la agenda de la mañana fue el Proyecto LASA (Laboratorio Artístico de San Agustín) ubicado en el municipio de la Lisa. Perteneciente al Fondo de Bienes Culturales, la instalación se dedica a la producción y reproducción artística, a enseñar técnicas del diseño, y a irradiar proyectos que beneficien a la comunidad.

Laboratorio es una palabra que se ajusta muy bien a esta experiencia sobre la cual Carlos Ariel Candelaria ofreció detalles al Presidente cubano. Luego de escuchar cómo los integrantes del proyecto quieren que sean más expeditos los trámites financieros del mismo, o cómo cultivar una porción de tierra otorgada está entre las tareas para beneficiar al vecindario —como también lo está el apoyo a quienes han recibido subsidios para construir sus casas—, Díaz-Canel valoró de «muy interesante» el esfuerzo que tiene dimensiones productivas, comerciales y de servicios.

«Este es el verdadero proyecto de desarrollo local», expresó el mandatario luego de escuchar la exposición sobre LASA, entidad que no se ha desentendido ni de las obras sociales de su territorio, ni de los desafíos impuestos por la COVID-19. «Ha sido un gusto. No será la única vez que pasaré por aquí», señaló el Jefe de Estado ante una experiencia que está llena de inteligencias, de sueños, y sobre todo deseos de romper trabas para que la vida fluya de mejor manera.

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