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Bendita «locura»

Las Romerías de Mayo ha sobrevivido dos décadas porque han logrado crear un público preparado para apreciar las maneras muy diversas en que llega el arte a Holguín, que siempre fuerza por no quedarse encerrado en museos, galerías, sino que sale, radiante, vivo, hacia afuera

Autores:

José Luis Estrada Betancourt
Héctor Carballo Hechavarría

HOLGUÍN.— Ay de quien se llegue a la Ciudad de los Parques en tiempos de Romerías, con la idea romántica de que podrá «barrer» con el programa del evento mayor de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que acaba de cumplir 20 años. La experiencia nos ha enseñado —y se lo recalcamos a nuestros colegas que son inexpertos en estas lides—, que lo más sensato es dejarse llevar; ponerse bien cómodo, agenciarse una gorra o sombrero para intentar «espantar» el sol, y prepararse para detenerse en cuanto sitio superpoblado encuentren en su camino, que serán muchos, porque está comprobado que durante las jornadas que abren el mes de mayo, el pueblo holguinero se lanza sin miramientos para la calle.

¿Lo mejor? Olvidarse de ese cúmulo de hojas colmadas de actividades que comienzan desde que aparecen las luces iniciales del día y no terminan hasta que se le agoten las energías al último ser viviente de guitarra al hombro y garganta de hierro, que ronde un espacio como el Caligary, un sitio que viene a cerrar ya casi cuando la Biblioteca Provincial Alex Urquiola está a punto de dar la bienvenida a quienes se empeñan en hacer más visible a la Isla en las redes sociales y que protagonizaron esta vez la tercera edición de las Bloguerías de Mayo.

Sin duda, más sabia ha sido la decisión de ubicar las Bloguerías en la planta baja de la mencionada institución, para así hacerle notar más al público en general los profundos debates que suscitó esta cita, gracias también a las actualizadas conferencias dictadas por Omar González, presidente del Capítulo cubano de La Red en Defensa de la Humanidad; Enrique Ubieta (blog La Isla desconocida) y Raúl Antonio Capote (blog El adversario cubano).

Algo similar, para otorgarle todavía mayor protagonismo, habría que propiciar con el Memoria Nuestra, no por gusto considerado la columna vertebral de las Romerías de Mayo, y que ahora dio inicio con un enriquecedor intercambio con el Maestro de Juventudes Fernando Martínez Heredia, quien al presentarnos en toda su integralidad al Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara nos lo acercó más al corazón.

Nadie discutirá que pocos lugares cuentan con las magníficas condiciones del Salón de reuniones del hotel Pernik para dar cabida a investigadores y talleristas, pero se corre el riesgo, con lo distante que está del circuito principal de las festividades, de que los estudios y las válidas vivencias comunitarias expuestos en el importante congreso se queden allí encerrados, cuando lo esencial es que se socialicen.

Interesados evidentemente más en lo artístico que en lo académico, lo que sí resulta innegable es el acompañamiento de los holguineros a las propuestas escénicas, atraídos por las provocadoras coreografías de colectivos al estilo de Codanza y Danza Espiral; pero también por el desencartonado teatro que desarrollan reconocidos colectivos de la talla de D’ Morón Teatro (Ciego de Ávila), Teatro Andante (Granma) y Garabato (Sancti Spíritus), y otros noveles como Teatro del Prana, de Camagüey; El carro de Thespis, de Cienfuegos, y el Proyecto Ojos, de Santiago de Cuba.

Grandes momentos, sentida ausencia

Liderado por Alcides Carlos González, «Tití», quizá Ojos consiguió conquistar la mayor atención de los curiosos espectadores en las concurridas calles, no únicamente por sus performances en el parque Calixto García, sino, sobre todo, por su Invasión en la apertura del Proyecto Somos, en mi opinión, el momento culminante de estas Romerías y, en especial, el evento Babel, que reunió, además, las muy destacables exposiciones Miradas reveladoras (colectiva de fotografía) y En el borde de la Colina, de Alejandro Campins.

Y es que aquella noche se produjo el poco frecuente milagro de la seducción sobre un mar de espectadores que tampoco pasó por alto la indiscutible contundencia conceptual y estética de las piezas realizadas por el maestro Alberto Lescay y sus hijos Alberto Lescay Castellanos (músico) y Alejandro Lescay Hierrezuelo (artista de la plástica). Obras exhibidas en las tres salas del Centro de Arte (esculturas, pinturas, fotografías...) e interpretadas durante la inauguración (verdaderamente inspiradas las composiciones jazzísticas defendidas por el proyecto Formas) de una expo que eliminó la sensación de vacío que por lo general se respira en un lugar tan espacioso como el Centro de Arte.

En fin, pura magia que propició la unión armoniosa de las artes visuales y escénicas con la música, y logró despertar la sensibilidad de quien se llegó hasta el recinto expositivo para ver de qué se trataba Somos, y que salió sintiéndose mejor ser humano. Claro ejemplo Somos de ese diálogo generacional por el que ha abogado siempre esta cita, surgida en 1994, con el incansable Alexis Triana a la cabeza.

Mientras, la Cámara azul rindió homenaje a dos premios nacionales de Cine: Juan Padrón y Juan Carlos Tabío (estimula ver a la gente «alelada» disfrutando de buenas películas en una pantalla al aire libre), al tiempo que presentó esas obras firmadas por los nuevos realizadores y que están amparadas por la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños (fundadora también de las Romerías), el ISA, la Muestra Joven Icaic, el Almacén de la Imagen...

En cuanto a la literatura, por tres ediciones va el encuentro Poetas del mundo en Cuba La isla en versos, lúcido movimiento de escritores que propuso lecturas, presentaciones de libros, ponencias... en la Casa Ibe-roamericana, y que posibilitó asimismo que a este Festival Mundial de Juventudes Artísticas asistieran más de 120 delegados extranjeros de 27 países.

Si bien Páginas compartidas nos permitió acceder a los siempre interesantes títulos de Ediciones La Luz, esta vez se extrañó El angelote, coordinado por Teresa Melo, el cual convoca a poetas y trovadores, quienes sí hallaron en la Casa de la Trova Faustino Oramas su acostumbrado Quiero una canción, donde no se escatimaron aplausos para Fernando Cabreja (distinguido especialmente), Freddy Lafitta, Silvio Alejandro, Adrián Bera-zaín, Mauricio Figueiral, Nubes, Rolando Rivera, Harold Díaz, Aliesky Pérez, Manuel Leandro...

Por supuesto que tampoco escasearon los grandes conciertos, como el que centró ese extraordinario músico nombrado Edesio Alejandro junto a su grupo. Sin embargo, fue insuperable la vibra superpositiva y el poder de comunicación que consiguió Buena Fe, incluso en una plaza «difícil» como el estadio Calixto García. Lo más «sorprendente» fue que Israel Rojas y Joel Martínez con sus músicos se las arreglaran para reducir la notable distancia que los separaba del auditorio (fundamental PMM con sus pantallas) que, por la concurrencia, parecía que aquella noche apoyaba a su equipo en una disputada final de la Serie Nacional de Béisbol. Ellos nos hicieron sentir que nos cantaban al oído esos temas a veces incisivos, pero siempre cálidos y llenos de poesía, que integran discos al estilo de Dial y Pi (3.14).

Estado de gracia

Nada, que se termina muerto de cansancio, pero feliz después de una semana de incesante ajetreo. Y así el colega Juan Gabriel Godín quería que le expresáramos en una sola palabra el significado de este evento. Espiritualidad, arte, cultura, pueblo..., dijimos, conscientes de que nos quedábamos cortos. Después nos percatamos de que tal vez con dos po-díamos resolver. ¿Las Romerías de Mayo? Bendita «locura».

Incluso quienes la acabaron de descubrir lo entenderán enseguida. Y además sabrán algo muy importante: que el próximo mayo podrán reencontrarse con decenas y decenas de amigos de Cuba y de medio mundo, como Tatiana Zúñiga, directora de la sorprendente editorial Cuadernos Papiro y eterna romera, porque esta fiesta le ha tomado una buena parte de su vida.

Y es que esta sensible, inteligente y bella mujer forma parte de ese grupo que vino  de hacer «un festival que parecía imposible en el período especial a hacer otro festival que parece imposible en las condiciones económicas actuales». Pero deberá renovarse, dice con énfasis, «para que continúe aportándole a la cultura del país y de esta ciudad; para que siga proveyendo ese necesario espacio de confrontación ante un público que no es neófito ni improvisado, pero que nos exige que no se pierda ese mapa espiritual de la Isla que las Romerías nos ofrecieron.

«Las Romerías son como una inyección de sangre, capaces de cambiar en una semana el paisaje humano de Holguín».

Porque no ha dejado de parecerse a su tiempo, es que este festival ha sobrevivido dos décadas y no se detendrá. Eso lo saben todos, pero fundamentalmente Karina Pardo, actual presidenta de la AHS en la provincia oriental. «Así será, afirma, mientras tenga en cuenta la manera de pensar y le sea útil a los jóvenes, que siempre necesitarán de una plataforma de despegue y de espacios para verse, convivir, interactuar, retroalimentarse».

Es evidente que nosotros dos coincidimos con estos entusiastas, que como Teresa Melo, orgullosamente Miembro de Honor de la AHS, consideran que las Romerías no solo son un estado de ánimo, sino que principalmente han logrado crear algo invaluable: «Un público para la cultura, un público preparado para apreciar las maneras muy diversas en que llega el arte a Holguín, que siempre fuerza por no quedarse encerrado en museos, galerías o instituciones donde artistas comparten con artistas, sino que sale, radiante, orgulloso, vivo, hacia afuera».

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