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Final inesperado

Luis Fernando se detuvo ante una enorme puerta azul. Tocó con la mano derecha suavemente, luego acentuó sus golpes y finalmente gritó: ¡Carmen María ¿Quisiera usted saber el final de esta historia? ¿Podrá Luis Fernando eliminar a Carmen María Mendoza? ¿Por qué le dicen «jamonada especial», si de especial no tiene nada? Estas y otras preguntas podrían encontrar respuestas...

Autor:

JAPE

Tomó su último trago como quien apura una cicuta, o simplemente engulle un café en moneda nacional. Hay cosas que es mejor apresurar su paso por la garganta, aunque no esté caliente, sobre todo cuando el tiempo apremia.

Luis Fernando depositó un billete sobre el mostrador y encaminó sus pasos hacia la calle. Afuera, el mundanal ruido se mezclaba con su pensamiento y por ende les hacían ruido a las ideas que no lograba coordinar. De repente paró en seco, frenó su andar, cerró los ojos buscando concentración... ¡ah, ya!, se dijo a sí mismo, y continuó su camino, ahora más apresurado.

Había recordado adónde se dirigía. Esto le pasaba a menudo. La mente en blanco. Abría el frigidaire y no sabía para qué. Salía al patio a buscar la toalla y regresaba con un cubo. Más de una vez había puesto la cafetera para hacer café, sin agua, o sin café… incluso una vez puso a hacer el café sin cafetera.

Algunos le decían que eso pasa después de cumplir 50 años. Él ya tenía 54 y no se le pasaba, más bien le seguía pasando. Otros apuntaban que podía ser Alzheimer. No, Luis Fernando sabía que su dolencia tenía otro nombre, y no era de origen alemán. Nadie europeo (o europea) podría llamarse Carmen María Mendoza, más conocida como «jamonada especial». Quizá el nombre pudiera repetirse por pura coincidencia, pero el mote no. Los embutidos de afuera son buenos. Él una vez viajó a Rusia y los probó y eran exquisitos…

En realidad había viajado a otro país, pero no podía ni siquiera pensarlo. ¿Y si alguien le adivinaba el pensamiento y después lo ponía en Facebook? Podría buscarse tremendo problema. «Las redes son muy traicioneras», eso se lo escuchó decir a un pescado… ¿A un pescado o a un pescador? En fin, eso qué importa ahora… ¿Qué era lo importante ahora? …Ah, sí, eliminar a Carmen María Mendoza, que de especial no tenía nada, como la jamonada. O sea, como ella misma, que era mala, muy mala como la jamonada.

Mientras cruzaba un parque comentaba a sí mismo. Reflexionaba acerca de ella. Nunca había conocido a alguien cuyo nombrete le quedara tan bien… Bueno sí, en el pre había un socio del aula que le decían «Lazarito leche condensada» porque era muy denso… ¿Era por eso? No recuerdo bien, no recuerdo bien a Lazarito, ni a la leche condensada, pensó para sí.

Mejor dejo de pensar en esas boberías y me concentro en esto, se dijo en voz alta. Voy a matar a Carmen María y todavía no sé cómo voy a hacerlo. Y tengo que matarla hoy porque mañana tengo el día complicado, y si lo dejo para otro día es posible que no tenga tiempo, o a lo mejor se me olvida. ¡Esta memoria mía! ¿De cuántos gigas será mi memoria? Después que mate este asunto se lo voy a preguntar al informático, él debe saber, caviló.

Luis Fernando se detuvo ante una enorme puerta azul. Tocó con la mano derecha suavemente, luego acentuó sus golpes y finalmente gritó: ¡Carmen María!

¿Quisiera usted saber el final de esta historia? ¿Podrá Luis Fernando eliminar a Carmen María Mendoza? ¿Por qué le dicen «jamonada especial», si de especial no tiene nada? Estas y otras preguntas podrían encontrar respuestas en un libro, de un estand, de una editora… No se pierda la oportunidad de asistir a la 29na. Feria del Libro, que continúa por todo el país. ¡Un libro es la mejor compañía... sobre todo si lleva más de 20 años casado! ¡Leer es volver a vivir!

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