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Negociar sin deponer las armas

Abu Sami Marwan, miembro del Buró Político del Frente Popular para la Liberación de Palestina, aboga por utilizar todas las formas de lucha contra el enemigo. Durante los últimos 20 años en que Israel ha jugado a las negociaciones, el pueblo palestino solo ha conocido el recrudecimiento de la colonización sionista, afirma

Autor:

Jorge L. Rodríguez González

Abu Sami Marwan recuerda la respuesta que en 1991 dio el entonces ministro sionista Isaac Shamir a los sectores israelíes de ultraderecha que cuestionaron su participación en la Conferencia Internacional de Paz para Medio Oriente celebrada en Madrid, en la que se abordó el conflicto israelo-palestino: «Voy para defender toda esta situación por diez años, y cuando pasen diez años volvemos a negociaciones para otros diez años, y no les daremos nada».

Así ha sido desde entonces. Esa es la estrategia que ha seguido Israel con el pueblo palestino. Jugar a las negociaciones para ganar tiempo, y tragarse a Jerusalén y Cisjordania, tratando de contener la resistencia armada, todo con la complicidad de las grandes potencias occidentales, al tiempo que su ejército asesina y reprime a quienes se rebelen contra la usurpación de sus tierras.

Es una política que tiene sus primeros indicios en 1971, aunque no se aceleró hasta seis años después, con el impulso del temerario y recalcitrante Ariel Sharon, entonces en la cartera de Agricultura y jefe del Comité de Asentamientos en Tel Aviv, quien, como ministro de los buldóceres sionistas, llegó a duplicar las colonias judías mientras estuvo en el cargo.

En 1991 ya había 200 000 colonos israelíes en los territorios ocupados por ese país tras la Guerra de los Seis Días (junio de 1967); hoy hay unos 722 000.

Por eso Abu Sami, miembro del Buró Político del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), no es partidario de sostener, como única estrategia, las conversaciones de paz con el enemigo.

Recuerda que los recientes contactos exploratorios entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el Gobierno sionista para reiniciar las negociaciones no dieron ningún resultado. Por tanto el proceso, estancado desde 2010 porque Tel Aviv no detuvo la construcción de colonias judías en los territorios ocupados, sigue en el mismo punto: ni un centímetro más, ni un centímetro menos.

El FPLP se declara como una organización marxista-leninista y panarabista, pues considera la solución del conflicto palestino como parte de un levantamiento más amplio contra el imperialismo occidental.

«Estas son negociaciones estériles. El enemigo las aprovecha para demostrarle al mundo que es serio en el diálogo, pero ellos no dan nada», comenta, en diálogo con nuestro diario.

En cambio, sostiene, Israel no frena los asentamientos de colonos judíos en territorio árabe, lo cual compromete la posibilidad de un futuro Estado palestino; continúa con la confiscación de tierras y la judaización y colonización de Jerusalén y Cisjordania.

«Lo que ha empeorado esta situación aún más es que los principales líderes palestinos han defendido el concepto de resistencia popular como alternativa a la lucha armada. Esto ha tranquilizado a Israel, que ha comenzado a expandirse más en Cisjordania. El año en que más se han ampliado las colonias israelíes ha sido 2011».

Otro de los factores que atenta contra la solución del conflicto es el papel que desempeñan las principales potencias occidentales, siempre a favor de Israel. Por ello, aunque las resoluciones de Naciones Unidas condenan la ocupación, no han sido acompañadas de la presión que obligue a Tel Aviv a retirarse de los territorios ocupados y abandonar el uso de la fuerza militar. El apoyo de Estados Unidos al Gobierno sionista, su principal aliado en el Medio Oriente, es decisivo.

«¿Qué podemos esperar del cuarteto que dirige las negociaciones: EE.UU., Unión Europea, la ONU y Rusia, si Tony Blair, el ex primer ministro británico, es su fuerza motriz?», cuestiona Abu Sami, y recalca que Tel Aviv ha llevado a cabo todos sus crímenes contra el pueblo palestino y su colonización «ante los ojos y oídos» de estas naciones.

Por eso no le sorprendió que ante la reciente escalada de la situación en la Franja de Gaza y el sur de Israel, el cuarteto no se refiriera a los más de 30 bombardeos sionistas contra ese territorio, y se limitara a recalcar su exhortación a que las partes lleguen a un acuerdo que no pase de finales de este año.

La reconciliación Palestina es esencial

Para este luchador y político, la demora de las diversas fuerzas palestinas en llegar a la llamada reconciliación debilita la imagen de su pueblo ante la comunidad internacional, sobre todo en medio de un contexto signado por «una involución de la posición oficial árabe en apoyo a la causa palestina», aunque digan lo contrario en su retórica. «Son solo palabras sin ningún contenido y significado», dijo en referencia a la Liga Árabe.

Las principales fuerzas palestinas aún no superan sus diferencias, a pesar de sus tantos intentos a lo largo de años por llegar a un acuerdo que dé paso a un proceso de unidad y reconciliación nacional, fundamental para enfrentar al ocupante, apunta en su conversación.

El acuerdo suscrito en Doha, Qatar, entre Mahmoud Abbas, quien lidera Al-Fatah y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y Khaled Meshaal, el jefe político del movimiento de resistencia islámica Hamas, para la formación de un Gobierno de unidad, tropieza con varias objeciones.

Uno de los asuntos en los que deben llegar a consenso es el relacionado con las elecciones previstas para celebrarse en mayo, presumiblemente.

Sami cataloga la reconciliación nacional palestina como el principal reto que tiene su pueblo, pues este proceso significa la posibilidad de lograr una unidad de criterios en la lucha contra el enemigo sionista.

«Algunos palestinos abogan por la lucha armada, otros no. Algunos siguen apostando a las negociaciones con Israel; otros dicen: basta de diálogos. Terceros plantean la necesidad de adoptar el método democrático en nuestras vidas con el objetivo de que todos los destacamentos palestinos trabajen en torno a una plataforma mínima consensuada que fue acordada en El Cairo y está recogida en el documento de reconciliación nacional».

Desde siempre, el proceso unitario palestino ha estado marcado por las presiones de Estados Unidos e Israel, recuerda Abu Sami. Y las diferencias son explotadas por ellos. No por gusto en cuanto Al-Fatah y Hamas suscribieron su acuerdo en Doha, el primer ministro sionista, Benjamin Netanyahu, presionó a Mahmoud Abbas a escoger entre la alianza con Hamas o las negociaciones de paz.

«Ellos están muy contentos con nuestras divisiones. No quieren que se logre la reconciliación».

Luchar con todo

Después de 20 años de negociaciones infructuosas que han matado la esperanza de muchos palestinos, Abu Sami considera que se debe emprender «un proceso de revisión y análisis de todas las experiencias anteriores: los éxitos, los fracasos, los reveses… El enemigo sionista es una entidad expansionista, imperialista, fascista, y tenemos que convencernos de que no nos va a dar nada voluntariamente.

«¿Por qué van a hacer lo que consideran concesiones? Tenemos que hacerle sentir al enemigo que tiene que pagar el precio de esa ocupación».

No obstante, apunta que la lucha armada no implica que deban ignorarse otras formas: política, diplomática, de información…

«Tenemos absoluta fe en la integración. Tenemos que ejercerlas todas, porque todas son válidas. Esa es la única salida. Se negocia, pero sin deponer las armas. Lo que no debemos hacer es cambiar todas esas formas de lucha por una sola: las negociaciones, que han probado su ineficacia hasta hoy. ¿Qué se ha logrado con esta vía? Nada. Al contrario, perdemos, perdemos, perdemos».

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