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Una apuesta compleja

En medio de la crisis, China busca una relación más estrecha con América Latina y el Caribe que supere por fin los obstáculos de los últimos años

Autor:

Nyliam Vázquez García

De un lado, una potencia emergente, un país en vías de desarrollo, pero con bastante camino desandado en la aplicación de un modelo sui generis, propio, con el que ha logrado la estabilidad económica y el crecimiento sostenido por encima del 8 por ciento.

Del otro, una región del planeta conformada por 34 países, con dispares niveles de desarrollo, con diversas maneras de asumir la política, donde pesan las consecuencias de la aplicación del modelo neoliberal y a la que Estados Unidos ha considerado siempre como su patio trasero.

América Latina (AL) y la República Popular China no inician este 2012 su acercamiento. Esencialmente tratan de superar lo que han sido los escollos más importantes de una relación compleja, pero con muchas potencialidades. La gira del primer ministro Wen Jiabao por Brasil, Uruguay, Argentina y Chile a finales de junio dejó innumerables pistas de que con la experiencia acumulada el balance es positivo. Pesan más las oportunidades que las amenazas, aunque el debate sigue.

China, consciente del reto, de la necesidad de estabilidad en las relaciones comerciales y políticas en la zona, tiene trazada una estrategia en ese sentido, pública desde 2008, en el Libro Blanco sobre América Latina. Precisamente, académicos y expertos critican a América Latina la carencia de una proyección de este tipo, porque aseguran que se desaprovechan los beneficios de la sinergia. Si la aproximación a China fuese más coordinada entre varios países, o por las propias instancias de integración regional, se podría avanzar más en los objetivos comunes.

Perspectivas para el cambio

Durante su discurso ante la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), institución dependiente de Naciones Unidas con sede en Chile, el Primer Ministro chino reconoció que a partir de 2001 el comercio entre China y la región ha tenido un incremento anual medio superior al 30 por ciento y alcanzó en 2011 los 241 500 millones de dólares. China se consolida así como el segundo socio comercial y una de las principales fuentes de inversión para América Latina y el Caribe.

«La parte china está dispuesta a trabajar con la mayor sinceridad para impulsar el desarrollo de la asociación de cooperación integral entre China y América Latina y el Caribe, así como elevar nuestra cooperación pragmática a nuevas cotas», expresó Wen Jiabao en Chile.

Su recorrido solo dio muestras de concreción en ese sentido. En Brasil, primera parada, luego de participar en la Cumbre Río+20, ambos países acordaron un intercambio de divisas por 30 000 millones de dólares.

«Reconocemos que las naciones desarrolladas se encuentran aún en crisis. Las naciones del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) son las más dinámicas y continuaremos expandiéndonos», expresó el ministro brasileño de Finanzas, Guido Mantega, cuando se refirió al intercambio en divisas que supone valores de 190 000 millones de yuanes o 60 000 millones de reais brasileños, considerado el primer paso hacia un acuerdo más amplio con Rusia, India y Sudáfrica, el resto de los miembros del BRICS, con vistas a reunir recursos contra posibles crisis financieras exteriores.

Además, acordaron un pacto de cooperación a 10 años que incluye mayores inversiones bilaterales y el incremento de las exportaciones de manufacturas brasileñas hacia China. Según el ministerio brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio, las exportaciones de Brasil a China en 2011 totalizaron 44 300 millones de dólares, lo que supuso un aumento de más de 43 por ciento frente al año anterior.

También ambos países decidieron establecer un diálogo estratégico integral a nivel de ministros de Exteriores al menos una vez al año y lanzarán juntos el primero de dos satélites meteorológicos en un plazo de 12 meses.

En busca de la diversificación

Tanto en Argentina como en Uruguay la estancia de Wen Jiabao fue plataforma de relanzamiento para las relaciones. En Uruguay, según dio a conocer Rosario Portell, embajadora del país sudamericano en China, se habilitaron ocho nuevas plantas frigoríficas para la exportación de carne a China y se firmaron varios acuerdos relacionados con la cooperación e intercambio entre ambos ministerios de Agricultura. Hasta el momento, la mayor exportación de productos de Uruguay a China está centrada en lana y soja, pero de lo que se trata es de la diversificación.

Ambos países también avanzaron en las inversiones chinas en la industria automotriz o la exportación de productos elaborados, así como en el sector vitivinícola, la industria de software y el audiovisual, en amplio desarrollo.

Mientras, en Argentina, las partes acordaron un plan de acción para el período 2013- 2017 y firmaron una declaración conjunta. Los acuerdos están dirigidos a la cooperación en energía nuclear entre el Ministerio de Planificación Federal y la Administración de Energía de la República Popular China, profundización de los vínculos en agricultura, así como un préstamo para el financiamiento del proyecto de rehabilitación del ferrocarril Belgrano.

China pretende reforzar la comunicación y coordinación con Argentina en lo referente a importantes temas a nivel regional e internacional, dentro de la nueva situación global, manifestó Wen Jiabao, al tiempo que recordó que su país se ha convertido en el segundo socio comercial más grande de Argentina, y en su tercera fuente de inversión extranjera.

Precisamente esta semana Buenos Aires y Beijing concretaron uno de los acuerdos de la visita con el anuncio de un mecanismo bilateral de diálogo económico de alto nivel, que pretende estimular el ascenso del comercio entre las dos naciones, ubicado el año pasado en 16 750 millones de dólares. Según EFE, esto ocurrió en una reunión celebrada en la capital argentina, donde participaron los ministros argentinos de Exteriores, Héctor Timerman; de Planificación, Julio de Vido, y de Economía, Hernán Lorenzino, y el vicepresidente de la Comisión de Desarrollo y Reforma de China, Zhang Xiaoquinag. De acuerdo con un comunicado, ambas partes evaluaron el potencial de cooperación y trabajo conjunto en áreas estratégicas, como infraestructura, energía, transporte, agricultura, industria, ciencia y tecnología.

Metas concretas

Con una balanza comercial desequilibrada, en la que China importa, fundamentalmente, materias primas imprescindibles para su desarrollo como soja, cobre, mineral de hierro, níquel, harina de pescado, cuero, azúcar, zinc, estaño, etc, mientras América Latina recibe una amplia gama de productos manufacturados baratos, es normal que entre las principales desavenencias esté la consideración de que Beijing arrasa con las producciones nacionales. Justamente por el impacto negativo del proteccionismo para la pequeña y mediana empresas de algunos países de la región es que las proyecciones estratégicas chino-latinoamericanas apuntan a corregir ese error. También continuar avanzando para conseguir soluciones mutuamente beneficiosas.

Durante la gira del primer ministro Wen Jiabao fueron públicas las principales metas de China en la región. En su discurso en la Cepal también develó los objetivos estratégicos para los próximos años. Propuso un plan de cuatro puntos, en el que sobresale la creación inmediata de un foro de cooperación China-Latinoamérica para reforzar los lazos estratégicos y mejorar las relaciones políticas y económicas. Para ello, según dijo, instituciones financieras chinas aportarán como primer paquete 5 000 millones de dólares.

«El Banco de Desarrollo de China liderará el otorgamiento de una línea de crédito especial de 10 000 millones de dólares, destinada a promover la cooperación en la construcción de infraestructura, incluyendo ferrocarriles, carreteras, puertos, centrales y redes eléctricas e instalaciones de telecomunicación, entre otros sectores que tienen una estrecha vinculación con la producción y el bienestar de nuestros pueblos», agregó.

Otra de las metas es alcanzar los 400 000 millones de dólares en intercambio comercial para el próximo lustro, casi el doble del actual, y los 40 000 millones en intercambio agrícola. Sobre todo insistió Wen Jiabao en la necesidad de salvaguardar la seguridad alimentaria. Sobre ello trascendió la propuesta para la creación de un mecanismo de reserva alimentaria de 500 000 toneladas de granos entre las partes, para ser utilizadas en caso de desastres naturales y crisis humanitarias, la creación de un foro de ministros de Agricultura y la celebración de una primera reunión en China en 2013.

Por último, el gigante asiático propuso trabajar para «incrementar la amistad entre los pueblos de China y América Latina y el Caribe, tomando como nexo el intercambio en lo cultural y humano», por lo que está prevista la expansión de los institutos Confucio —se han abierto 18 institutos en Latinoamérica, a un promedio de tres por año desde 2006—, el otorgamiento por parte del Gobierno chino de unas 5 000 becas a estudiantes latinoamericanos y caribeños, y la ampliación y profundización del intercambio en este sentido por las más diversas vías, incluido el turismo.

Más oportunidades que desafíos

La política exterior china, que enarbola el principio de la coexistencia pacífica, como vía segura para concentrarse en el desarrollo interno, también busca garantizar el aporte de Beijing a la paz mundial. Para ese país, que ha ido ganado espacios en la arena internacional, la relación con América Latina le resulta crucial. Asimismo, para América Latina y el Caribe, el acercamiento inteligente a Beijing también le permite ampliar el mercado y profundizar los vínculos con una economía potente, que apenas sufrió una leve desaceleración en el momento más crítico de la crisis.

América Latina tendrá que elevar el perfil de sus relaciones y aproximarlas al nivel que le concede a los vínculos con sus socios tradicionales. Todavía permanece el recelo en algunos y lo cierto es que, aunque son más visibles las oportunidades de la relación, estas pueden convertirse en frenos, si son desaprovechadas. Igualmente, será importante replantearse el escenario desde una estrategia incluso coordinada entre todos los países para lograr mayores beneficios.

La apuesta es clara y habrá que seguir bregando el camino del entendimiento y la confianza, para el bien común de cientos de millones de personas en dos continentes distintos.

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