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La otra parte de la historia

El pasado 29 de abril, y desde el poblado santiaguero El Caney, Roberto Montes de Oca Savón, socio de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Julio Trigo, denunció aquí a la Empresa Porcina de Santiago de Cuba.

Desde hace diez años, contaba, es productor de carne de cerdo de forma conveniada con esa Empresa, en la modalidad de ceba al destete. Y en 2016 hizo el último convenio, pues las irregularidades de esta lo desmotivaron. Y a mediados de 2019 reabrió el expediente para hacer un nuevo contrato. E indicaba que esos trámites han estado plagados de trabas y burocracia por parte de la Empresa: casi al año los papeles iban y venían. Se le canceló el crédito solicitado al Banco Popular de Ahorro, expiraron algunos documentos. Y de nuevo, para que le dijeran que debía cambiar documentos.

En medio de la COVID-19, Roberto alertaba que cuando esta terminara, ya habría vencido el expediente. Y refería que, una vez concretado el convenio, ojalá no se repitan viejos problemas: no siempre se garantiza buena salud a los ejemplares, y menos el medicamento para las enfermedades, ni una secuencia continua del alimento animal con calidad.

Criticaba a la Empresa el inadecuado horario para la recogida de los animales a la hora de la entrega, y el incorrecto pesaje; la no discusión del contrato, y que no se garantizara la transportación del alimento al momento demandado por el productor. Todo ello, añadía, incide en las muertes de los ejemplares y la conversión de la masa. Por último censuraba el no pago a tiempo a los productores.

Responde Fernando Marciano Gómez Pérez, director general de la Empresa Porcina Santiago de Cuba, que Roberto realizó su último convenio de preceba al destete en 2016, por 180 días, y con un plan de entrega de carne de 21 250 toneladas, a concluir en febrero de 2017. Pero incumplió con la fecha de entrega pactada tanto de la carne como de las cabezas. Fue entregando parcialmente y en junio del 2017 debía a la Empresa 13 cabezas con 587 kilogramos.

Luego de reiteradas reclamaciones y contactos con la forma productiva (CCS), en abril de 2018, 14 meses después de la fecha de entrega pactada, aún le quedaba por entregar ocho cabezas con 82 kilogramos de carne. Y fue necesaria una sentencia firme de los Tribunales para que lo cumpliera. Y lo hizo el 16 de junio de 2019.

En febrero de 2019, agrega, Roberto solicitó a la UEB realizar nuevo convenio porcino, y le informaron que los productores con deudas no pueden hacerlo. Le explicaron los documentos requeridos para el convenio, según Resolución 61 del 1ro. de marzo de 2019 del presidente del Grupo Empresarial Ganadero: Licencia Ambiental del Citma, Certificado de Utilizable por Planificación Física, Licencia Veterinaria con durabilidad de seis meses, y el certificado de Tenedor Legal de la Tierra.

«Cuando falta alguno de estos documentos, expresa, no se puede dar apertura al expediente de Convenio Porcino, trámites en los que estuvo involucrado el productor durante 2019 y parte de 2020, y que no son responsabilidad de Porcino su emisión, y tienen período de vencimiento».

La conformación del expediente es responsabilidad de la forma productiva, que debe tramitar con los organismos mencionados la documentación del productor, acorde con las normas, aclara. Es la CCS la que debe entregar el expediente actualizado a la UEB Porcina. Y ello se vino a concretar en marzo de 2020. Al ser presentado el 24 de marzo para su aprobación, los especialistas de la Empresa determinaron que no procedía, porque el certificado de tenencia de tierra se vencía en abril, requisito sine qua non para efectuar el convenio porcino.

Informa que la Empresa registra escasez de recursos y alimentos; y ha tratado de cumplir lo pactado, garantizando a los animales las vacunas. Resarce a los productores las pérdidas cuando son responsabilidad de ella, y tiene un sistema de atención a los productores, para darle tratamiento y respuestas a sus quejas.

Precisa finalmente que la recogida y traslado de los animales se regulan en el convenio, y son Porcino y el productor los responsables. Por acuerdo de la Empresa Cárnica, destino final de los alimentos de convenios, el pesaje de aquellos se hace en los mataderos, con pesas debidamente certificadas para ello, siempre con la presencia del productor o la forma productiva. Y de haber diferencias, al instante se hacen las reclamaciones pertinentes a la Empresa Cárnica.

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