Acuse de recibo
Juan Enrique Rodríguez Duany, quien reside en Mariana Grajales, No. 71, altos, entre Martínez de Virginius y Callejón de Soto, reparto Los Olmos de la ciudad de Santiago de Cuba, escribe muy apesadumbrado por el daño que hacen el olvido y el desestímulo a un fecundo innovador.
Cuenta que por casi 40 años laboró en la cervecería Hatuey de Santiago de Cuba como mecánico A, jefe de brigada y mantenimiento en el Departamento de Embotellado. Fue delegado directo a la 2da. Conferencia de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) en La Habana en 2020, por haber resultado el Premio de Mayor Impacto de esa organización de ingeniosos.
«Nunca trabajé por un premio, afirma, solo por resolver problemas. Pero si salió, me corresponde. Es mío, como tengo en custodia muchos otros como el 8 de Octubre como mejor innovador durante más de 20 años. Mi inquietud es: ¿Dónde está el Premio de Mayor Impacto, que hasta la fecha no se me ha entregado?
Refiere que a finales de 2022 tuvo que someterse a dos cirugías de cataratas bien avanzadas. Y días antes le entregó a la Presidenta de la ANIR en la
cervecería Hatuey, Elvia Ducharte, cuatro trabajos probados y calculados por más de un año.
Agrega que en 2023, después de la primera operación, se dirigió a Elvia para saber por qué no habían sido remunerados sus trabajos, y ella le respondió que se le había olvidado. Y a finales de 2024, ella le pagó un trabajo, y le dijo que había salido «un poquito de plata», y que quería que los otros compañeros cogieran algo.
Precisamente a fines de 2024, Juan Enrique se acogió a la jubilación. Y a principios de 2025, cuando le exigió a la compañera por el pago de los otros tres trabajos, ella le respondió que no se pagarían porque eran muy viejos; y que, además, él ya estaba jubilado.
Añade que no se le invita a ninguna de las actividades y reuniones para la 3ra. Conferencia de la ANIR.
Y desglosa los sitios adonde se dirigió con sus planteamientos: ANIR Provincial de Santiago de Cuba; ANIR Nacional, por vía telefónica y correo electrónico; con los compañeros Yoensy y Julito y la jurídica Doralis. Donde le informaron que tenían 30 días para darle respuesta. Y aún nada.
«Con el presidente Lidier, de la ANIR nacional, indica, mantuve tres contactos por vía telefónica. Y en la última llamada, refirió que el Premio de Mayor Impacto de 2020 era muy viejo, y ya todo estaba perdido. Que él viajaría el 9 de junio a Santiago de Cuba. Nos pondríamos en contacto y que me daría la respuesta por escrito. Hasta la fecha, nada».
«Me quedan muchas cosas que decir de todo lo que está aconteciendo, pero quiero dirigirme al reglamento orgánico de la ANIR:
«Capítulo II, artículo 4: Pueden ser admitidos como asociados, con todos los derechos y deberes que el presente reglamento establece, los trabajadores en activo o jubilados afiliados a los respectivos sindicatos y otras personas que lo soliciten y se aprueben por las estructuras correspondientes, que demuestren sus dotes y cualidades por la innovación.
«Reclamo lo que es mío, porque me pertenece. ¿Los cubanos buenos; tenemos que pasar por lo que estoy pasando o parecido? Estoy dispuesto a responder cualquier pregunta y/o a mandar cualquier documento que se necesite. Tengo un historial laboral, sindical, de la ANIR y cederista brillante».
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