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Fernando, otra sensibilidad privilegiada

Comparte la madre de Fernando las vivencias de su más reciente visita a su hijo en el taller Cultura y nación del  III Encuentro Juvenil de Solidaridad con los antiterroristas cubanos

Autor:

Yailé Balloqui Bonzón

Magalys LLort, madre de Fernando, uno de los Cinco cubanos prisioneros en Estados Unidos, contó, con marcado orgullo la nueva arista artística de su hijo. Con tierna jactancia dijo a los jóvenes participantes en el III Encuentro Juvenil de Solidaridad que, desde la injusta prisión, incursiona en la pintura y se especializa «en la difícil esfera del retrato».

Hace poco regresó de Estados Unidos, después de año y medio esperando por una visa, pudo ver a su hijo. Una sensación reconfortante recorre su alma cada vez que puede ver a su Fernando. A pesar del gris y la frialdad de esa sala de visitas de la prisión y de la rudeza de los guardias, al acecho ante cada expresión de acercamiento, de amor. A  pesar de tantos tormentos, no deja de ser un momento sublime, dijo.

Magalys, visiblemente emocionada, relató sus momentos junto a Fernando a los jóvenes participantes en el Taller Cultura y Nación. Una mirada de los jóvenes, que forma parte de las discusiones del evento juvenil.

Con sabiduría materna, reconoció que el tener la oportunidad de mirarle a los ojos, conversar directamente con él y mantener esa comunicación personal que no la puede sustituir una carta, ni una llamada telefónica, ni incluso, una foto, le permiten saber como se está sintiendo y sus vivencias reales.

Lo encontró, dice, «más repuesto» porque los avatares del proceso de resentencia que tuvieron en Miami hace algunos meses, lo dejaron un tanto delgado. No obstante, como siempre, mantiene su firmeza y convencimiento de que le seguirá siendo fiel a la Revolución.

Entre risas reconoce que su Fernando nunca fue diestro para las artes manuales. Cuenta que en casa apenas se le permitía siquiera poner un bombillo, porque el desenlace podría ser desastroso. Sin embargo, recuerda, su desarrollo intelectual era asombroso.

Sorprendida quedo, relata, cuando al visitar recientemente su hijo este le comenta que ahora usa los lienzos y las cartulinas para expresar su amor. Lo que más le alegra, dice, es que el camino doloroso por el que ha tenido que transitar desde hace casi trece años, tanta injusticia, lejanía, carencias afectivas, ha abierto su corazón y no ha hecho mellas en su alma. La nueva expresión artística es una prueba de ello.

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