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Una casa que es historia

Tras un exhaustivo proceso de restauración y con un nuevo montaje museográfico reabrió sus puertas la casa museo Hermanos Saíz

Autor:

Dorelys Canivell Canal

SAN JUAN Y MARTÍNEZ, Pinar del Río.— En la saleta de la casa museo Hermanos Saíz se exhiben ahora las camisas manchadas de sangre que llevaran Sergio y Luis la noche que los asesinaran. Y el visitante se estremece ante ellas.

En vida, Esther no permitió jamás que estuvieran en la casa. Era imposible soportar tanto dolor. Nadie puede obligar a una madre a ver cada día, las ropas de sus hijos ensangrentadas.

Hasta el momento habían sido custodiadas por la Universidad de Pinar del Río (UPR) de manera adecuada y como parte de sus colecciones, refirió Robert Michel Dávila Laffite, director del Centro Provincial de Patrimonio Cultural de Pinar del Río.

«No obstante, partiendo de que estamos hablando de una exposición, nos parecía que el mejor lugar para que el público pudiera apreciarlas era este», asintió.

El diálogo fluyó con la Universidad de manera muy coherente, no hubo problemas de ningún tipo, dijo, porque, además, comprendieron las motivaciones por las cuales debían estar aquí y para que los especialistas que están a cargo de la conservación puedan responder por ellas.

Al respecto, el Doctor Yorki Mayor Hernández, rector de la casa de altos estudios de Pinar del Río, puntualizó que las camisas de Sergio y Luis habían presidido disímiles actividades y eventos de la comunidad universitaria: «Estuvieron por más de 30 años en un museo que tenemos en la UPR, junto a otras piezas. Ese es un espacio también de formación para nuestros estudiantes, pero comprendimos que la casa natal era su lugar.

«Este museo es de visita obligada para los alumnos, por eso no titubeamos cuando se nos solicitó trasladarlas; incluso, un proceso que podía haber sido muy engorroso y burocrático, se hizo en breve tiempo», significó el rector.

Los cambios forman parte del nuevo montaje con el que reabrió sus puertas la casa museo Hermanos Saíz en el vueltabajero municipio de San Juan y Martínez, localidad que vio nacer a dos revolucionarios a los que los esbirros de la tiranía les troncharon sus vidas en plena flor de la juventud.

Quedar en la historia

Verano de 1957, noches agitadas en la tierra del mejor tabaco del mundo. 13 de agosto. Sergio y Luis salieron a la calle como ya era costumbre: «Algún día vas a estar orgullosa de nosotros», dijeron a la madre ante sus reclamos por el peligro que corrían.

Un rato después en todo el pueblo retumbaron los tiros. «Mataron a los hijos del juez», gritaban los lugareños desesperados. Frente al cine yacían los cuerpos.

Recuerdan los que vivieron el hecho que fue el entierro más numeroso que se haya visto en San Juan.

Desde entonces, su cuarto, su casa, permanecieron igual. Esther Montes de Oca jamás cambió de lugar las pertenencias de sus muchachos. Tal y como dejaron las camas, los zapatos... así estuvieron por más de 60 años. Esther vivió hasta su muerte en 2016 en un museo.

Las pertenencias y el cuarto de los Hermanos Saíz permanecen de la misma forma que los conservara Esther Montes de Oca desde 1957. Foto: Dorelys Canivell Canal.

La restauración: un reclamo de la AHS

Con el paso de los años la casa demandaba un mantenimiento constructivo y las piezas propiamente debían ser restauradas. Ese fue el pedido de los jóvenes artistas de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en este territorio.

Por ello, se decidió, como parte de la Jornada 13 de Agosto, someter el inmueble a una reparación y sus piezas a un proceso de restauración y
conservación, de manera que estuvieran listas para la apertura de la Jornada.

Junto al empeño de la organización, y con el apoyo del Gobierno, Cultura, la UJC y el Partido en la provincia, la solicitud se hizo realidad.

«Era un imperativo realizar las acciones que se acometieron aquí, y ante un grupo de cuestiones de carácter constructivo se decidió asumir una reparación total, incluyendo todo lo que tiene que ver con la cubierta, electricidad, albañilería, siempre respetando aquellos valores que originalmente tenía la vivienda, desde los colores de cada una de las de las habitaciones hasta las estructuras propiamente», precisó a JR Dávila Laffite.

Bajo ese precepto también se hizo el trabajo con la carpintería de puertas y ventanas y se pudo realizar, además, la restauración de todas las piezas de las colecciones, acotó.

Las camisas ensangrentadas de Sergio y Luis se custodian ahora en la Casa Museo. Foto: Dorelys Canivell Canal.

Al referirse al nuevo diseño museográfico explicó que se dieron la tarea de incorporar algunos elementos en aras de crear determinada coherencia en el diálogo que querían lograr. «Estos valores agregados responden a otros niveles de información relacionados fundamentalmente con el entorno de la familia, de la formación de los jóvenes desde su niñez y toda su trayectoria revolucionaria, así como con su quehacer político y artístico», señaló el especialista.

Se destaca entre tales valores que ahora se convierte en una de las áreas a exponer el despacho del juez (Luis Saíz, padre de Luis y Sergio), que siempre se mantuvo fuera de la visita guiada y que es un espacio que atesora un volumen importante de libros y documentos que influyeron en la vida de los hermanos.

Las piezas fueron restauradas por especialistas reconocidos de la provincia, merecedores con anterioridad de premios nacionales de Conservación y Restauración, lo cual constituye un aval importante para confiar en sus manos los trabajos de la casa museo.

Entre las labores más complejas estuvo la intervención en el mobiliario, pues habían perdido su nitidez en los dibujos y ornamentos. «De manera general, fue un trabajo bien logrado que ya se puede apreciar», indicó el Director del Centro Provincial de Patrimonio.

Abierta al público

En su reapertura, el profesor universitario Luis Pérez, estudioso de la obra de los hermanos Saíz, recalcó que a partir de ahora la casa debía potenciar su trabajo extensionista hacia escuelas y centros de la comunidad.

Las vidas de Sergio y Luis se guardan en piezas, en libros y anécdotas en este lugar. En ellas vive la historia de los muchachos, que no fueron más grandes porque ante tanta inmensidad, la barbarie de la tiranía no pudo más que asesinarlos.

 

 

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