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Mosaico del cine más joven

No son pocas las óperas primas presentes en el 34 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que ya han merecido el reconocimiento de la crítica y los jurados en arenas internacionales

Autor:

Jaisy Izquierdo

Las óperas primas del 34 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano también prometen buenas historias, y aunque se trata de la primera incursión de sus realizadores en el largometraje de ficción, no son pocas las que ya han alcanzado el aplauso de la crítica y los jurados en la arena internacional de los festivales.

Tal es el caso de la chilena Carne de perro, de Fernando Guzzoni, quien se alzó con el premio de la sección Nuevos Directores del prestigioso festival de cine de San Sebastián. La cinta invita a descubrir poco a poco el infierno interno de un ex torturador que, aunque libre de cargos judiciales, tiene que cargar por la vida con su pasado oscuro. Alejandro Goic es el actor protagónico y paradójicamente interpreta a su torturador en la vida real, pues él mismo estuvo preso durante la época de la dictadura.

La otra película chilena en concurso en esta categoría desconcierta al saber que su directora Dominga Sotomayor la ha filmado con tan solo 27 años. No obstante, De jueves a domingo ya ha recogido los tres premios Tiger que otorga el prestigioso festival de Rotterdam, uno de los certámenes de cine más vanguardistas del mundo. En su trama se resiste a mirar fuera de la perspectiva infantil de Lucía, captada bajo la dirección fotográfica de Bárbara Álvarez, conocida por su trabajo en la recordada Whisky.

En Cannes participaron las colombianas La Playa D.C., del director bogotano Juan Andrés Arango, y La Sirga, de William Vega, quien también corrió a cargo del guión. La primera, que será la apuesta nacional por el Goya, es una cinta a medio camino entre el documental y la ficción, en la que Arango retrata las tradiciones más entrañables de la cultura afrocolombiana y su supervivencia en la citadina Bogotá. En tanto, la segunda ha sido catalogada por la crítica como una «película de arte y ensayo» a la vez que «cine militante» que dirige la mirada hacia los «campesinos con un legado indígena que hoy resisten ideológicamente para que sus tradiciones existan y sigan existiendo», según puntualiza el propio Vega.

Elegida para participar en la sección Panorama del Festival de Cine de Berlín y favorita del público en el Festival de Cartagena, Chocó, de Jhonny Hendrix Hinestroza, completa la nómina colombiana y lo hace sin recurrir al trillado tema del narcotráfico, aunque su protagonista femenina no escapa de la violencia, solo que la que le está reservada es más doméstica. Tampoco escapa la protagonista venezolana de Brecha en el silencio, de los hermanos caraqueños Luis y Andrés Rodríguez, quienes se adentran en las convulsas vivencias de Ana, una joven con     discapacidad auditiva que vive en carne propia los abusos constantes de su madre y su padrastro.

Con cuatro primeras obras se presenta el gigante sudamericano. Autodefinida por su director Daniel Aragão, como «un antirromance de impacto entre la música y el silencio», Boa Sorte, Meu Amor además logró impactar al Jurado joven del Festival de Locarno, que le concedió el lauro al mejor filme a esta cinta filmada en blanco y negro. En tanto el también crítico cinematográfico Kleber Mendoca Filho, afina el oído de sus protagonistas, entre el thriller y la paranoia, para lograr escuchar el sonido alrededor de un vecindario en O som ao redor. Con un bajo presupuesto y la mayor parte de sus actores aficionados, se suma Roberta Marques y nos presenta a Rania, una adolescente que vive en una favela y sueña con convertirse en una gran bailarina.  Y La silla del padre (Luciano Moura) se tambalea cuando descubre que su hijo de 15 años desapareció de casa.

Las películas mexicanas de esta sección coincidentemente tienen a tres mujeres por protagonistas de sus historias. Hatuey Viveros explora Mi universo en minúsculas a través de la mirada de una joven catalana que arriba a Ciudad de México en busca de su padre. Al igual que la Mejor Ópera Prima Mexicana del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, la cinta de Gabriel Mariño emprende viaje hacia Un mundo secreto protagonizado por una fémina que se encuentra confundida, triste,    inmóvil y perdida. Mientras, otra mujer, Ramona cree tener pistas que inculpan a diferentes personas de la desaparición de su hijo, en Fecha de caducidad, de Kenya Márquez.

Otro seducido por el imán de los caracteres femeninos fue el argentino Daniel Rosenfeld, quien sucumbió al mundo irreal y surrealista de Cornelia frente al espejo, a partir de la novela homónima de Silvina Ocampo. Cornelia ha decidido morir envenenada y es en esa transición entre la vida y la muerte que se enfrentará a tres seres que no serán otra cosa que el reflejo de ella misma. Dos películas más llegan desde Argentina: la maquinal existencia De martes a martes de un fortachón, cuya monotonía cambiará drásticamente al presenciar una violación, de la cual tratará de sacar partido, según los designios de su director y guionista Gustavo Triviño, y Los salvajes muchachos de Alejandro Fadel, que escapan de un instituto de menores violentando a los cuidadores y a todos los que se crucen en su camino. La huida de los jóvenes fugitivos fue aplaudida en Sitges y causó sensación en Cannes, donde consiguió el premio de la crítica.

Para el final, los de la casa. Penumbras, recientemente estrenada en los cines, es la propuesta de Charlie Medina, un nombre reconocido fundamentalmente en nuestro medio televisivo por la gustada serie Blanco y negro no. Esta, su primera película cuenta con las actuaciones de Omar Franco, Tomás Cao, Ismercy Salomón, y Omar Alí, junto al trabajo como guionista de Carlos Lechuga. Precisamente el joven Lechuga también debuta como director en esta edición del Festival con su obra Melaza, cuyo guión es también de su autoría. Su corto Los bañistas, que resultó ganador del Coral en esa categoría, fue la semilla de esta coproducción entre Cuba, Panamá y Francia que ahora protagonizan Yuliet Cruz y Armando Miguel Gómez.

Con Limpiador, del peruano Adrián Saba, se coloca la última pieza del mosaico multicolor que conforma el cine latino, hecho desde la perspectiva de los que presentan hoy sus primicias fílmicas.

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