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Hijos del carbón

Aún se expone en el Museo Farmacéutico de Matanzas la muestra del joven artista de la plástica Jorge Yunior Gutiérrez Salomón

Autor:

Hugo García

Matanzas.— Con la exposición Hijos del carbón, la ciudad de Matanzas despidió el año y abrió las puertas de 2019 con la frescura y el atrevimiento del joven Jorge Yunior Gutiérrez Salomón. Sus lienzos están tocados por el don de la originalidad, por el brillo de lo bello y trascendente. Por eso nos viene a la memoria los Versos Sencillos del Maestro: Todo es hermoso y constante,/todo es música y razón,/y todo, como el diamante,/antes que luz es carbón.

Alrededor de diez obras se exponen durante todo el mes de enero en una de las salas del Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, muestra nacida en la República de Haití durante un viaje del artista de la plástica por esas tierras.

«El carbón es uno de los elementos más simples y naturales, visto desde la fosilización de la madera. Como en Haití lo que tuve a mano fue el carbón dentro de una población negra, y mi religión es de negros como el carbón, este elemento me sirvió para humanizar lo que quiero transmitir desde el ámbito religioso y social», afirma Gutiérrez Salomón.

Sus obras resumen, cual testimonio vivo, los avatares de la gente humilde o sumida en la pobreza, como las vendedoras de la calle Delma (Vendedora en Delma) o de los niños que batallan por sobrevivir, ilustrada con acierto en El hombre que compra abrazos (acrílico y carbón sobre damasco). Los lienzos acaparan la atención inmediatamente por el contraste entre la obra en sí, con detalles a relieve, y el damasco como soporte.

«Esta serie está pintada sobre textil de cierta opulencia u ostentoso como el damasco, que cuenta con un nivel de decorados exuberante. Sin embargo, el carbón es el protagonista. Mi trabajo en estos momentos es solo con ese material, que se ha vuelto una forma de identidad en mi manera de trabajar, porque la visualidad que propongo como creador está enfocada en la posibilidad de usar al máximo todo lo que quiero hacer desde el carbón como técnica visual y elemento de discurso.

«El tipo de pintura y de arte que empleo en mi creación con el carbón, lo concibo con un nivel de conciencia desde la perspectiva de que hago un arte que no es comercial».

Bajo un mismo Dios, La Ville Agua que divide y une o Calle OjúComers son tres de los lienzos que atrapan al espectador y que, al decir de la especialista Amor Díaz Campos, nos traen «imágenes cargadas de dolor, de sufrimiento, de experiencias ajenas, que el artista hace nuestras... A pesar de la condición del artista de Sacerdote de Ifá, Salomón nos presenta un discurso que trasciende lo personal para convertirse en un merecido homenaje a la práctica religiosa haitiana, a sus tradiciones y a su diáspora».

Explica el creador que antes usó el carbón por necesidad, «solo como relleno en mis obras; ahora me doy cuenta de que solo así puedo hacer un discurso con un nivel conceptual según el soporte que emplee. Por eso fui a Haití con la idea de que lo que pintara allí regresara a Cuba para exponerse».

Recuerda que la obra El hombre que compra abrazos nació de la ternura, porque al llegar a la calle Delma se encontró a muchos niños pidiendo dinero y comprobó el contraste entre la gente rica y quienes no tienen nada. «Allí se malinterpreta que un hombre blanco le regale dinero a los niños, puede ser mal visto, por eso pedí que me regalaran abrazos; al igual que quise reverenciar a las vendedoras de la calle Delma, mujeres que llevan sobre sus cabezas los objetos y pesos más increíbles».

Obra El hombre que compra abrazos.

Salomón crea con el carbón natural hecho en hornos con maderas del monte, como material esencial de su trabajo. «Me he dado cuenta de que puedo realizarme con este material; son obras perdurables concebidas con el mismo carbón de cocinar, en trozos, a relieve. De ese modo nadie lo trabaja con asiduidad.

«A la crítica le llama la atención que mis personajes dejaron de tener rasgos faciales, son mucho más simbólicos, con una dosificación del color. Exploto más los grises, negros y medias tintas, con escenas en penumbras. El carbón me permite hacer incisiones en el soporte, creo que la esencia es decir más con poco.

«Mi obra anterior es barroca, cargada de personajes y colorido. En estos tiempos, en los grandes formatos solo uso una dosis pequeña de personajes, poco colorido y ambientes de soledades. El protagonismo de los personajes está en la misma falta de protagonistas», resume el artista, miembro de la Asociación Hermanos Saíz.

Salomón piensa participar con tres obras en la Bienal de La Habana (en Matanzas como subsede). «El momento más importante de mi carrera es exponer en esta Bienal y pienso que extenderla a Matanzas es relevante», comentó.

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