Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un día como hoy…

El Centro Promotor del Humor siempre ha mantenido como máxima hacer del humor un eficaz lenguaje de nuestra cultura e identidad

Autor:

JAPE

Cuántas veces hemos escuchado esta frase recurrente y manida: «Un día como hoy, pero de…», sin reparar realmente en lo que significa evocar ciertas fechas. Lo primero que resulta incorrecto es comparar. Un día como hoy no existe, porque ningún día es igual a otro, como no son iguales dos gotas de agua de un mismo aguacero, o dos puestas de teatro de una misma obra.

No obstante, insisto en afirmar que un día como hoy, quizá un poco más nublado, o con el mismo intenso sol, pero de 1994, finalmente fue reconocido de manera oficial el Centro Promotor del Buen Humor. Este fue el nombre inicial que asumió la naciente casa de todos los humoristas cubanos (o al menos de la mayoría), que después pasó a ser el Centro Promotor del Humor, tal como lo conocemos.

Fue la gran victoria, la coronación de múltiples esfuerzos, dolores de cabeza, extensas discusiones sostenidas por el gremio de humoristas desde muchos años. Se hacía realidad el sueño de aficionados, actores, de artistas diversos y de incontables proyectos nacidos durante los años 80 bajo el rótulo de Movimiento de Jóvenes Humoristas. Una corriente estética novedosa en el humor cubano que fue apoyada por el Conjunto Nacional de Espectáculos (lo dirigía Alejandro García, «Virulo»), algunas instituciones y personalidades de la cultura y que, sobre todo, contó con la inmensa voluntad y la profesionalidad indiscutible de Osvaldo Doimeadiós, encabezando esta gesta, y quien a la postre fuera su primer director.

Un día como hoy, pero con más júbilo, se reconoció oficialmente que este Centro se encargaría de desarrollar y promover lo mejor del humor hecho en casa. Y así fue. El CPH, con sus diversos mandatos (Doime, Iván y Kike…), y su vasta y exquisita nómina, siempre ha mantenido como máxima hacer del humor un eficaz lenguaje de nuestra cultura e identidad. Difícil tarea ha heredado Eider Luis Pérez, su actual director. De igual modo confiamos en él.

Sobre estas bondades y muchos otros reconocimientos que debemos a este coloso de la alegría hablé un día como hoy, pero de 2019, cuando nuestra empresa (el CPH ahora es una empresa), perteneciente al Consejo Nacional de las Artes Escénicas, celebraba su primer cuarto de siglo. Qué lejos estábamos de imaginar lo que vendría después… Dos años en que la risa se esconde como comadreja en su madriguera. Teatros y centros nocturnos parecen dormir en espera, al igual que aquella antológica princesa, de que algún «cómico» los bese.

Sería exagerado decir que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, más que todo porque no hemos perdido las ganas de reír. Y si un día como hoy celebramos con un nudo en la garganta el aniversario 27 de la constitución oficial de la que ha sido casa y pan de cientos de humoristas cubanos, confío en que pronto volverán a desbordarse de público los teatros, centros nocturnos, cabarés y todos los lugares donde esté prohibido no reírse.

Pienso que no haya entonces nadie capaz de dudar de la necesidad de la existencia de un lugar que se encargue de que no pare la risa jamás. La buena risa, la que invita a tirarnos el mundo a la espalda y seguir el camino, pase lo que pase.

 

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