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Comala, una mezcla de culturas y tradiciones

La obra Comala, del coreógrafo franco-colombiano Alexi Marimón, se estrenó este 20 de mayo en el Cine Teatro Miramar, como parte del mes de la cultura francesa en Cuba

Autor:

Daniela Fernanda García Gonzales

Con la voz en off del escritor mexicano Juan Rulfo dando lectura al inicio de la obra Pedro Páramo, se estrenó Comala este viernes a las siete de la tarde, en el capitalino Cine Teatro Miramar. La creación coreográfica de Alexi Marimón se inspira en la novela catalogada como uno de los libros cumbre de la literatura en lengua castellana.

En aproximadamente una hora, este fruto escénico del intercambio cultural cubano- colombo- francés, impacta a su público con una alta dosis de historia y tradiciones, mediante su peculiar danza contemporánea.

Sale a escena el bailarín y coreógrafo Alexi Marimón en solitario, atrapa a los expectantes en su danza corporal, se desplaza por todo el espacio de actuación. Luego vienen hacia él, de todas direcciones, diecisiete danzantes con sus pantalonetas negras y sus pulóveres transparentes, que dejan a la vista los pectorales definidos y sudados por el continuo movimiento. Forman un círculo alrededor de su maestro y comienzan a danzar, hasta desaparecer tras el telón.

Irrumpe en el teatro la excelente melodía del joven cantante urbano Alex Quin, quien interpreta Coca por coco, de Herencia de Timbiquí. El canto, de un profundo contenido cultural, aborda los dramas de una nación en la que “los malos cambios” acabaron con la paz de miles de habitantes del Pacífico colombiano. Es un himno de denuncia y a la vez de defensa de las tradiciones, de la idiosincrasia y del mestizaje. El artista, nacido en el municipio colombiano El Charco, dejó varias pieles erizadas. Su cercanía con el pueblo cubano comenzó al hacerse viral en nuestro país con su interpretación del éxito Cómo te pago, del cantante cubano Lenier.

El coreógrafo Alexi Marimón se desempeña como director de la Compañía Plataforma Híbridos Francia-Colombia. Foto: Daniela Fernanda García González

Los pasos de los bailarines se aceleran al compás de la música a cargo de A Filetta, Ólafur Arnalds, DakhaBrakha, Wim Mertens y Max Richter. Continúa la narración de Rulfo, mientras danza suavemente una de las intérpretes con una máscara blanca en el rostro, quien se desenvuelve como hilo conductor de la creación coreográfica. Esta última desaparece, la música va en descenso, los danzantes mueven sus cuerpos con gestos suaves.

De repente se acelera el ritmo, los artistas dan golpes con sus puños sobre el suelo del escenario. La música entre lo popular y lo ancestral se torna cada vez más fuerte, y los movimientos de los cuerpos presentes son bruscos.

Se muestran bailarines encima de otros, mientras estos caminan agotados. La obra, además de una versión completamente novedosa del texto rulfoniano, está dotada de un profundo contenido de crítica a la explotación del hombre por el hombre en muchos países del mundo. Es un pueblo coreográfico con intérpretes de Ciego de Ávila, Holguín, La Habana, Guantánamo y Colombia, cuya arte no es de contenido banal, sino que cada paso, cada ritmo, cada movimiento tiene un significado y una intencionalidad.

La creación escénica está inspirada en la afamada novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo, uno de los grandes escritores de la lengua hispana del siglo XX. Foto: Daniela Fernanda García González

En esta escena los danzantes acuden al espacio escénico con el pecho al desnudo y quedan paralizados en el suelo en señal de muerte, para aludir al deceso de Pedro Páramo en la icónica obra mexicana… En el próximo acto uno de los actores grita: - ¡Papá, papá! Continúa la danza, la música instrumental con claves asciende en volumen e intensidad. El baile contemporáneo se llena al máximo de folclore, los danzantes hacen gestos como si tocaran tambores, luego sus brazos parecen cortar cañas.

Comala es el reflejo de una Colombia de hijos que, como el personaje Juan Preciado, fueron abandonados por sus padres. El encuentro multicultural revela este flagelo, que la cultura machista y los 50 años de guerra interna, han potenciado en el país, tierra natal del autor.

En el último momento el acompañamiento musical baja su intensidad, están caídos en el suelo bailarines con máscaras blancas, otros llegan y los llenan de polvo. Estos seres con caretas se agrupan en el espacio… son el espejo de esas muertes que han dejado a muchos niños huérfanos en Colombia. Termina la puesta en escena, el público se levanta conmocionado, llueven las ovaciones y los aplausos. Los intérpretes y organizadores acuden al encuentro de los bailarines, agradecen y se despiden.

En la obra se expone mediante el realismo mágico, el talento de bailarines de todas las regiones de Cuba. Foto: Daniela Fernanda García González

La coproducción de Alexi Marimón y la Compañía Rosario Cárdenas, llega por primera vez a la Isla, dentro del marco del mes de la cultura francesa en Cuba para unir, mediante el realismo mágico del cuerpo, a la literatura con la danza.

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