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Reinauguran gimnasio de boxeo Enrique Garmury López de la capital

Este púgil cubano fue fundador de la escuela cubana de boxeo y nuestro primer doctor en Ciencias Pedagógicas de la disciplina

Autor:

Julieta García Ríos

El profesor Alcides Sagarra cortó la cinta inaugural. Foto: Raúl Pupo Nuevamente se ha vuelto a hablar del boxeador Enrique Garmury López. El remozado gimnasio del municipio capitalino del Cotorro lleva su nombre.

Este hombre fue fundador de la escuela cubana de boxeo y nuestro primer doctor en Ciencias Pedagógicas de la disciplina. Se graduó en 1979 en el Instituto Superior de Cultura Física de Kiev, entonces Unión Soviética.

Nació en Santiago de Cuba, en 1941, y murió joven, en 1987. Se conoce que desde los 12 años se escabullía de su madre para ir al gimnasio de boxeo de la calle San Antonio, entre Callejuela y Calvario. Allí se hizo alumno del santiaguero Juan Bautista Sierra (Kid Bururú). Fue campeón nacional de los 51 kilogramos e integró el equipo que nos representó en los Juegos Panamericanos de Chicago 1959.

Él tenía un prometedor futuro sobre el ring, solía decir Elio Menéndez, maestro de muchos comentaristas deportivos cubanos.

Cuando la Revolución erradicó el profesionalismo, no le faltaron tentadoras ofertas para continuar su carrera en Estados Unidos. No aceptó, como tampoco lo hizo su compañero Sarvelio Fuentes, y prefirió participar en los cimientos de lo que sería la nueva escuela cubana de boxeo.

En el acto de reinauguración del gimnasio, donde también fue develada una tarja en homenaje a la figura de Garmury, el veterano preparador Alcides Sagarra comentó: «Cuba tiene 62 campeones olímpicos y 32 de ellos son boxeadores. En ese resultado hay una gran influencia de Enrique».

Garmury fue entrenador de destacadas figuras como Emilio Correa, Francisco Uvaldo y Ángel Herrera. Uno de sus alumnos, Roberto Montes de Oca, es hoy trabajador de la instalación.

Roberto promovió la idea de homenajear a su maestro y se esfuerza por transmitir todo lo aprendido. La escasez de implementos deportivos lo ha obligado a crear los suyos propios. Así, con materiales en desuso, hace puching bag, o el neumibox, que sustituye al cojín de pared.

«Este gimnasio es diferente a otros por su innovación y es una prueba de que el boxeo cubano no se ha detenido nunca», comentó Sagarra.

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