Otoniel Williams preguntó:
La palabra ‘azúcar’ es un sustantivo con género ambiguo, puede decirse “la azúcar” o “el azúcar”, aunque se usa generalmente en masculino. Al respecto señala el diccionario de dudas y dificultades de la lengua española de Manuel Seco: azúcar. Puede ser masculino o femenino, el azúcar, la azúcar. Es más general usarlo como masculino: azúcar refinado, azúcar moreno. Un ejemplo de uso femenino: ej. la azúcar del malvavisco. En plural es, casi sin excepción, de género masculino: los azúcares finos. Curiosamente, es muy frecuente que en singular vaya acompañado a la vez de artículo masculino y adjetivo femenino: ej. No vamos a obtener el azúcar necesaria; El precio del azúcar blanca subirá un 7,7%. (Depto. Lingüística, ILL)
Orlando Olano Guevara preguntó:
La voz azúcar es un sustantivo con género ambiguo, puede decirse la azúcar o el azúcar, aunque se usa generalmente en masculino: azúcar refinado, azúcar moreno. Además, señala el Diccionario panhispánico de dudas (2005) que este sustantivo tiene la particularidad de admitir su uso con la forma el del artículo y un adjetivo en forma femenina a pesar de no comenzar por /a/ tónica: ej. Se ponen en una cazuela la leche y el azúcar blanca.
Se trata de un resto del antiguo uso de la forma el del artículo entre nombres femeninos que comenzaban por vocal, tanto átona como tónica, algo que era normal en el español medieval.
Otros sustantivos como alma, agua, hambre son femeninos pero, señala el Diccionario de panhispánico de dudas (2005) que al comenzar por /a/ tónica, exigen el uso de la forma el del artículo si entre ambos elementos no se interpone otra palabra. (Depto. Lingüística, ILL)
Jesus preguntó:
La palabra calor es masculina aunque se utiliza también en género femenino. Al respecto señala el Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE (2005):
calor. 'Sensación que se experimenta ante una temperatura elevada' y 'propiedad del ambiente y de determinados cuerpos de producir dicha sensación'. Es voz masculina en la lengua general culta: ej. A esa hora el calor lo pone a uno medio zonzo.
Su uso en femenino, normal en el español medieval y clásico, puede aparecer también en textos literarios, con finalidad arcaizante.
En nuestro país es muy común el uso de la forma femenina (la calor) en la zona oriental, lo cual no se considera un error, sino una marca regional que la distingue del resto del territorio. (Depto. Lingüística, ILL)
José S. González Torres preguntó:
La forma churre como sustantivo masculino se registra en el Diccionario del español de Cuba (2000):
churre m. Suciedad acumulada, especialmente en una prenda de vestir: ej. esos pantalones pesados de churre que me lavaba por darse el gusto de pasarme la mano aunque fuera de lejos y por el contorno de la ropa. De igual forma aparece recogido en el Diccionario de la Lengua Española (2001) con las siguientes acepciones:
churre. 1. m. coloq. Pringue gruesa y sucia que corre de una cosa grasa.// 2. m. coloq. Lo que se parece a ella.// 3. m. Cuba. Suciedad acumulada.
Ahora bien, en nuestro país es muy común el uso de la forma femenina (la churre) en la zona centro-oriental, lo cual no se considera un error, sino una marca regional que la distingue del resto del territorio. (Depto. de Lingüística)
Erismany Molina Moreno preguntó:
La forma churre como sustantivo masculino se registra en el Diccionario del español de Cuba (2000): churre m. Suciedad acumulada, especialmente en una prenda de vestir: ej. esos pantalones pesados de churre que me lavaba por darse el gusto de pasarme la mano aunque fuera de lejos y por el contorno de la ropa. De igual forma aparece recogido en el Diccionario de la Lengua Española (2001) con las siguientes acepciones: churre. 1. m. coloq. Pringue gruesa y sucia que corre de una cosa grasa.// 2. m. coloq. Lo que se parece a ella.// 3. m. Cuba. Suciedad acumulada. Ahora bien, en nuestro país es muy común el uso de la forma femenina (la churre) en la zona centro-oriental, lo cual no se considera un error, sino una marca regional que la distingue del resto del territorio. (Depto. de Lingüística, ILL)
Rafael García Sondón preguntó:
Sobre la voz cliente y su género señala el Diccionario panhispánico de dudas (RAE, 2005): cliente. «Persona que utiliza los servicios de un profesional o una empresa». Por su terminación, es común en cuanto al género (el/la cliente): Las vendedoras [...] la tenían por una cliente modelo (Mendoza Ciudad [Esp.1986]). Existe también, y es válido, el femenino clienta, muy usado incluso en el nivel culto: De los países vecinos acudían cada vez más clientas ricas, con gusto exigente y refinado (Mutis Ilona [Col. 1988]). (Depto. Lingüística, ILL)
Rafael García Sondón preguntó:
Sobre la voz cliente y su género señala el Diccionario panhispánico de dudas (RAE, 2005): cliente. «Persona que utiliza los servicios de un profesional o una empresa». Por su terminación, es común en cuanto al género (el/la cliente): Las vendedoras [...] la tenían por una cliente modelo (Mendoza Ciudad [Esp.1986]). Existe también, y es válido, el femenino clienta, muy usado incluso en el nivel culto: De los países vecinos acudían cada vez más clientas ricas, con gusto exigente y refinado (Mutis Ilona [Col. 1988]). (Depto. Lingüística, ILL)
Lorenzo L. Peña Marrero preguntó:
Los sustantivos agua, hambre y harina son femeninos. Al respecto el Diccionario de panhispánico de dudas (2005) aclara que aquellos que comienzan con la /a/ tónica, como los dos primeros, exigen el uso de la forma el del artículo masculino, si entre ambos elementos no se interpone otra palabra. ej: el agua, el álamo, el hambre.
En cambio, harina utiliza el artículo la pues la fuerza de pronunciación recae sobre la /i/. Sus modificadores deben concordar en femenino: el agua fresca, mucha hambre, harina blanca.
Por su parte, azúcar es un sustantivo con género ambiguo, puede decirse la azúcar o el azúcar, aunque se usa generalmente en masculino: azúcar refinado, azúcar moreno.
Además señala el Diccionario panhispánico de dudas que este sustantivo tiene la particularidad de admitir su uso con la forma el del artículo y un adjetivo en forma femenina a pesar de no comenzar por /a/ tónica: ej. Se ponen en una cazuela la leche y el azúcar blanca.
Se trata de un resto del antiguo uso de la forma el del artículo entre nombres femeninos que comenzaban por vocal, tanto átona como tónica, algo que era normal en el español medieval. (Depto. Lingüística, ILL)
Fabrizio preguntó:
La voz lente se usa tanto en femenino como en masculino: la lente, el lente. Al respecto señala el Diccionario Panhispánico de Dudas (2005): Es válido su uso en ambos géneros en cualquiera de sus acepciones, aunque las preferencias son distintas según las zonas; así, cuando significa 'pieza transparente que se emplea en instrumentos ópticos', en España se usa en femenino, mientras que en América alternan ambos géneros, con cierta preferencia por el masculino: «La distancia entre el foco y el centro óptico de la lente se llama distancia focal» (Portillo Energía [Esp. 1985]); «Se acerca al intruso camarógrafo e intenta tapar el lente de la cámara» (Alberto Eternidad [Cuba 1992]).
Lo mismo cabe decir de la expresión lente de contacto, femenina en España y frecuentemente masculina en América. Cuando significa 'juego de dos lentes con armadura para corregir defectos de visión', se usa en plural y normalmente en masculino en todo el ámbito hispánico: «Se quitó la barba postiza y los lentes ahumados» (Mendoza Ciudad [Esp. 1986]). Con este último sentido hay algún ejemplo esporádico de femenino en España: «Buscó las lentes en el bolso, se lamentó de lo poco que veía ya» (Delgado Mirada [Esp. 1995]). (Depto. Lingüística, ILL)
ture napster preguntó:
El Diccionario panhispánico de dudas (RAE, 2005) señala que el sustantivo mar “Masa de agua salada”, neutro en latín, se ha usado en español en ambos géneros. En el español general actual es masculino: «Estar cerca del mar, sobre el mar, por el mar. Siento ante él una sensación de libertad» (VMatas Suicidios [Esp. 1991]); pero entre las gentes de mar (marineros, pescadores, etc.) es frecuente su empleo en femenino, que también abunda en poesía: «¿Y en días de temporal, cuando las olas embisten, cuando la mar se pone brava?» (Gironella Hombres [Esp. 1986]). De ahí que se emplee en femenino en las expresiones que describen su estado (mar arbolada, mar calma, mar gruesa, mar picada, mar rizada, mar tendida, etc.) o en locuciones propias del lenguaje marinero, como alta mar o hacerse a la mar. También es femenino en algunas otras frases o locuciones, como cagarse en la mar (para expresar enfado), pelillos a la mar (para expresar reconciliación) o la mar de (“mucho o muy”). Sin embargo, es masculino en un mar de (“abundancia o gran cantidad de”), que forma parte de las locuciones estar hecho un mar de dudas (“dudar mucho”) o estar hecho un mar de lágrimas (llorar mucho). Cuando antecede al nombre propio de cada una de estas masas de agua delimitadas geográficamente, es siempre masculino y debe escribirse con minúscula inicial: el mar Caribe, el mar Mediterráneo, el mar Rojo, el mar del Norte; solo se escribirá con mayúscula inicial si forma parte de un nombre propio, ej. Nuestra señora del Mar, advocación mariana venerada en Torroella de Montgrí, Cataluña, España. (Depto. Lingüística, ILL)