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Terminar la ausencia de terminal

Nada hay más definitivo que ciertas provisionalidades. La idea es casi un acierto del maestro Perogrullo, pero vuelve a esta columna cuando leo la misiva del granmense Julio César Vicet Arroche (calle Antonio Maceo, E-14, apto. 14, reparto Libertad), quien da cuenta de una provisionalidad que en su municipio de Río Cauto al parecer echó anclas.

Según cuenta Julio César, en Río Cauto existía una terminal de madera que cumplía la doble función de recibir y despedir ómnibus y trenes. Pero un buen día, hace ya bastante tiempo, fue demolida debido al deterioro. Los trabajadores del ferrocarril construyeron la suya, y con la de ómnibus se optó por reutilizar unos espacios que tenían otra función, de manera temporal.

Esta decisión, opina el remitente, resolvió en su momento, pero en la actualidad el local no reúne las mínimas condiciones. Allí afluye personal de dos consejos populares con más de 6 000 personas. Prácticamente no hay donde sentarse y «cuentan con un solo baño (cuando está abierto) para mujeres, y es tan pequeño que hay que entrar de espaldas para salir de frente». Agrega que para los hombres no hay, y estos hacen sus necesidades en la parte de atrás del inmueble, a la vista de todo el que pasa. Tampoco disponen de agua para beber ni condiciones para guarecerse de la lluvia.

A esto súmesele, añade Julio César, que abordar una guagua o camión particular se convierte en una odisea: en el espacio de parqueo delante de la improvisada terminal se estacionan coches de caballo.

El granmense está consciente de las dificultades económicas que sortea el país, pero también de la necesidad de contar con una verdadera terminal en el territorio. No una de lujo, sino simplemente aquella que reúna las condiciones elementales para recibir a los pobladores de Río Cauto y otros lugares, con un mínimo de confort. ¿Será mucho pedir, por ejemplo, reparar un espacio de esos que dejan algunas empresas cuando se reorganizan y acomodan en menos locales? ¿Qué gestiones han emprendido al respecto las autoridades del municipio? ¿Cuál ha sido la ruta crítica de este asunto? Julio César y otros muchos esperan esas respuestas.

Mejorarán el servicio

Del peligro que Niurka Viamonte Fernández y su mamá están atravesando supimos aquí el 11 de enero pasado. Ocurre que sobre el hogar de estas camagüeyanas, en calle C, No. 95, entre B y D, Altura de Jayama, en la urbe agramontina, pasan los cables de electricidad que alimentan la vivienda de otra vecina.

Tanto la tía de Niurka —propietaria anterior de la vivienda— como la propia remitente y su mamá habían hecho, antes de escribirnos, múltiples trámites para resolver esta situación, pero todos habían caído en saco roto.

Tras la caída de un cable, que llegó a tumbar árboles del patio de su hogar, según evocaba la lectora, vinieron los compañeros de la Empresa Eléctrica y les dijeron a las afectadas que la entidad no contaba con postes, pero que si ellas los resolvían, podría arreglarse el problema.

Al respecto, contesta Yoani Guerrero Socarrás, director del Centro Integral de Atención al Cliente (CIAC) de la Empresa Eléctrica en la provincia de Camagüey. Explica el directivo que, tras visitar el lugar, se pudo comprobar que es cierta la presencia de este cable que pasa por encima de la casa de estas dos mujeres y energiza tres viviendas que están construidas detrás, lo cual constituye un servicio fuera de norma.

«Para dar solución a su caso, hemos decidido ejecutar una mejora en el circuito secundario de ese lugar, desde donde se instalarán las acometidas de las viviendas antes mencionadas, y así también se dará solución a otros casos que existen en esa misma cuadra de un modo que cumpla las normas de instalación establecidas para los servicios residenciales.

«Es totalmente incorrecto que un trabajador de nuestra organización le dijera a usted (Niurka Viamonte) que la Empresa no contaba con postes y que si usted los buscaba, entonces se le daría solución a su caso, pues no constituye un método de trabajo la solicitud de recursos a los clientes para garantizar el servicio eléctrico, tanto en el sector residencial como estatal», concluye.

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