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El cheque y el valor «real»

Año nuevo: nuevos bríos. El abrazo de felicitación a todos, y el deseo grande de que los que intervenimos en este espacio en pro de la convivencia armónica y próspera, tengamos la suficiente transparencia para hablar con argumentos de nuestros problemas, la suficiente mesura para no hiperbolizarlos y la suficiente humildad para reconocer cuando nos equivocamos o violamos los derechos de los otros, y para rectificar en consecuencia. Si estas virtudes nos acompañan, en el 2016 creceremos.

Comenzamos con una respuesta a la queja de Yanisel Bonilla Ramírez, colaboradora internacionalista que al llegar a tierra cubana procedente de Venezuela, el 9 de julio de 2014, supo que un televisor remitido por ella desde allá el 23 de mayo anterior, aún no había arribado a manos de su destinatario.

Yanisel, residente en carretera Caletón s/n, Boca de Dos Ríos, Guamá, inició entonces una larga cadena de trámites con las instancias de Correos de Cuba en su municipio, su provincia y hasta con autoridades nacionales.

A fines de enero de 2015 recibió la afectada una carta de Correos donde se le indicaba que sería indemnizada por valor de 130 CUC. Ella respondió no estar de acuerdo con esta medida, «porque esa cifra no me repone el televisor (Samsung, 32 pulgadas), ya que hoy en día, en las tiendas se venden a un precio que triplica la cifra». A un año y cuatro meses de su envío, Yanisel, cuya carta publicamos el 16 de noviembre pasado, solo tenía en las manos el sabor amargo de la pérdida, la espera y la inconformidad.

Al respecto contesta el ingeniero Rafael Leopoldo Ramos Martínez, director general de Correos de la Empresa de Correos en Santiago de Cuba. Comenta Rafael que la queja de la afectada es de dominio de su entidad y se halla radicada en el expediente No. 39/2014, con la documentación correspondiente.

«A la cliente le asiste toda la razón, toda vez que el envío reclamado por ella, lamentablemente, se perdió durante los procesos operacionales en la Empresa de Correos de Santiago de Cuba», apunta el ejecutivo.

Por tal motivo, indica, la empresa aprobó la indemnización a la reclamante «conforme con lo establecido en la Resolución No. 243/2009 del Ministerio de Finanzas y Precios. El pasado 27 de enero se emitió el cheque No. 23047481, por valor de 130 CUC, el cual la reclamante se negó a cobrar (…) y transcurrido el término establecido dicho cheque fue cancelado».

En noviembre de 2015, señala el Director provincial, se volvió a dirigir la afectada a la oficina de Atención a la Población de su entidad, con el deseo de cobrar la indemnización. Se elaboró otro cheque y el 18 de noviembre finalmente ella cobró los 130 CUC.

«Es necesario significar que, en consecuencia, la Empresa de Correos Santiago de Cuba aplicó la democión definitiva del cargo a la directora del Centro de Clasificación Postal de la provincia, según consta en la Resolución No. 178/2014, por irregularidades y violaciones detectadas en el proceso de recepción y entrega de los envíos postales procedentes de la Empresa de Mensajería y Cambio Internacional. Además, se adoptaron otras medidas administrativas, organizativas y de seguridad postal», comenta Rafael.

Al final de su carta manifiesta el directivo que su entidad lamenta mucho la pérdida y reitera las disculpas a Yanisel. Asimismo sostiene que seguirán laborando para que hechos bochornosos como este no se repitan.

Agradezco la detallada y autocrítica respuesta del Director provincial. No obstante, la razón por la cual Yanisel no quiso cobrar, en un primer momento, lo que le ofrecían, sigue pesando como una triste verdad. Con ese dinero no podrá comprarse un televisor ni siquiera con muchas menos prestaciones que el que le perdieron.

Esto escapa a la Empresa Provincial de Correos y, tal vez, hasta exceda facultades de la Empresa Nacional, pero en algún momento habrá que lograr que lo indemnizado tenga el mismo valor «real» (de cambio) que lo perdido, más el plus por las molestias. Hay razones para suponer que así contribuiríamos a lograr que la eficiencia no se extravíe en los bultos de la chapucería.

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