Acuse de recibo
Melanio Cuevas Rodríguez (Calle 273, No. 19005, entre 184 y 188, Baluarte, Boyeros, La Habana), escribe muy preocupado por los problemas que se le presentan para con su solicitud de jubilación, después de una vida consagrada al trabajo.
En las gestiones de todo lo laborado, refiere que hace un tiempo fue a la Dirección Municipal de Educación en Sancti Spíritus, pues laboró allí como maestro primario. Y no aparecían sus datos. Más bien figuraba un nombre similar al suyo y su primer apellido, pero el segundo apellido era otro.
En Educación le orientaron que fuera a la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social, y allí tampoco aparecían sus generales.
El 6 de mayo pasado, añade Melanio, escribió una carta a la Ministra de Educación, y la entregó en el propio Ministerio personalmente a la funcionaria Ana C. Jiménez Peñalver. Y no ha recibido respuesta al respecto.
De visita nuevamente a Sancti Spíritus, Melanio retornó a la Dirección de Trabajo y Seguridad Social el pasado 2 de julio. Y allí le remitieron a la Dirección de Educación para que cotejaran el nombre que aparece con un segundo apellido que no es el de él, con el número de su carné de identidad.
Y esta vez nunca aparecieron esos otros datos personales.
«Que yo sepa, manifiesta él con asombro, nunca conocí ni escuché el nombre de otro Melanio en Educación. Quiero significar que me siento afectado, porque con esa situación mi chequera no llegaría al 90 por ciento. Y me afectaría doblemente, porque tanto mi esposa como yo, padecemos enfermedades profesionales, y los medicamentos están tan caros como los alimentos», concluye.
Hilda Trujillo Baltar, residente en Marqués González, No. 108 altos, Centro Habana, La Habana) relata los avatares sufridos a partir de que recientemente le robaran alevosamente su celular de la mochila.
Refiere que, de acuerdo con lo indicado, canceló la línea y realizó la denuncia en la estación de Policía, sin esperanzas de recuperarlo.
Pero sí se dispuso a comprar una línea nueva, oh, ilusa. Visitó varias oficinas comerciales de Etecsa y, para su sorpresa, le explicaban en todas partes que no hay líneas en el país.
«¿Por qué no existen líneas para los celulares?», pregunta la clienta a Etecsa.