Massetti con Fidel y el Che en la Sierra Maestra.
«Yo no quiero media novia/ novia entera quiero yo», era una canción de moda en Argentina cuando un grupo de guerrilleros latinoamericanos —entre ellos algunos cubanos—, pasaron secretamente desde una finca en Tarija, Bolivia, hacia las montañas argentinas de Salta.Su primer campamento lo fijaron a unos 15 kilómetros de Aguas Blancas, cerca de la imponente Quebrada de Humahuaca. Su jefe era, hasta la llegada del Comandante Ernesto Guevara, el periodista argentino Jorge Ricardo Massetti, precisamente un enviado del Che.
Ese núcleo inicial del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) algún tiempo después cambió su campamento hacia «La Toma», a unos 30 kilómetros al sur, cerca del río de Santa María.
Quiso una cábala azarosa que el 21 de junio de 1963 esa guerrilla hiciera su juramento como EGP; que cruzara hacia Salta por el Paso de Coyambuco, varios meses después, el 21 de septiembre, y que el rastro de su jefe Massetti se perdiera definitivamente en la selva salteña el 21 de abril de 1964, hace 45 años.
« (...) No te preocupes, que ese compromiso se cumple (...)», le dijo Fidel al Che, cuando este le pidió que al consolidarse el triunfo revolucionario, le permitiera ir a libertar a su patria «(...) Yo se lo prometí (...) alguna que otra vez lo recordó en la Sierra (...)», argumentó el Jefe de la Revolución en la entrevista con el periodista italiano Gianni Miná, para su libro Un encuentro con Fidel. Y agregó al respecto el Comandante en Jefe: «No pensaba solo en su patria, pensaba en toda la América, en general en América del Sur».
Cumpliendo el Che una sugerencia del máximo líder cubano, con el ánimo de preservar su vida en la etapa inicial de aquel frente guerrillero, envió a Jorge Ricardo Massetti al frente de otros cubanos a preparar las condiciones para unírsele más tarde. Así comenzó la sugestiva leyenda del valiente periodista argentino. Había nacido en la ciudad de Levalle, en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, el 31 de mayo de 1929.
Cuando subió a la Sierra Maestra, ya tenía la experiencia reporteril del diario La Época, el Canal 7 y Radio El Mundo.
También por iniciativa de Fidel y el Che, fundó tras 1959 la agencia de noticias Prensa Latina (PL).
« (...) Queremos saber quién sufre, para tratar de aliviarlo; y quién ríe, para gozar con su alegría; quién es sojuzgado, para ayudarlo a liberarse; y quién sojuzga, para ayudar a combatirlo con todas nuestras fuerzas», diría Jorge Ricardo, al definir el trabajo de esta agencia, según nos contara su compañero en PL, el colega Juan Marrero, hoy de la presidencia nacional de la UPEC.
Carlos Rafael Rodríguez, entonces alto dirigente de nuestro Partido, en carta precisamente a Marrero, el 18 de abril de 1994, dijo sobre Massetti:
« (...) ató su vida a los destinos de la Revolución Cubana (...) y en uno de los momentos más heroicos (...) lo vemos integrado al grupo de periodistas a quienes nos correspondió interrogar a los mercenarios de Playa Girón (...) Sus claras palabras condenatorias hacen ceder al ex comandante de la tiranía batistiana Martínez Suárez. Ridiculiza a los prisioneros que tratan de ocultar su papel contrarrevolucionario disfrazándose de simples “cocineros” (...)».
Después Massetti participaría en la Limpia del Escambray. El padre del Che lo recordó en un libro de este modo:
« (...) Terminada su misión de entrevistar al Che y a Fidel en la Sierra (...) regresó a La Habana. Su viaje de vuelta resultó peligrosísimo. (...) Consiguió burlar a la Policía y al ejército (...)
Allí se enteró de que en sus cintas grabadas no se escuchaba la grabación. No dudó, y demostrando un coraje que enaltece su memoria, se puso de nuevo en camino y pocos días después regresaba a La Habana con las (...) grabaciones que fueron radiadas por Radio El Mundo, de Buenos Aires, y se transmitieron en cuatro programas (...) Por primera vez en la Argentina se conocían declaraciones de Fidel y el Che (...) El destino que lo empujó hasta Argelia, donde combatió por la liberación de ese país, lo condujo posteriormente hasta el pie de la cordillera de los Andes, en su propia patria (...)».
En carta al presidente argentino, Arturo Illía (diario La Nación, el 9 de octubre de 1963), le dice: «No. Doctor (...) los argentinos no debemos doblegarnos, sino rebelarnos (...) Nos negamos a pagar otro precio que no sea el de nuestra vida, entregada en pelea, con las armas en la mano (...)».
Y en un documento dirigido a los campesinos, argumentó: «(...) Esto lo arreglará el pueblo, lo arreglaremos nosotros. Y vos, compañero, junto con nosotros, cuando juremos “Revolución o Muerte”. Recibe un saludo de hermano. Montañas de Salta, enero de 1964. Por el EGP, Comandante Segundo».
Llevaba en aquella «Operación Sombra» el nombre de guerra de «Comandante Segundo», porque el primero sería justamente el propio Comandante Guevara, con el de «Martín Fierro».
Al desaparecer en la selva, Massetti —que dejó una estela de hermandad en la Isla, a su compañera Conchita Dumois y al fruto de esa unión— tenía 35 años.