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Ensayo con inyección de fuerza joven (+ Fotos)

Cerca de 300 estudiantes y docentes de tres universidades capitalinas participan desde diferentes labores como voluntarios en los ensayos clínicos del candidato vacunal Soberana 02

Autor:

Santiago Jerez Mustelier

Al interior del fortín de Soberana 02, el Centro Coordinador Provincial de la fase III, hay un hormigueo de científicos, profesionales de la Salud y jóvenes que cavilan entre todos, en grupos de discusión y reuniones extendidas, la marcha del ensayo clínico más grande y complejo que desarrolla el país.

Tras avanzar por un pasillo, en un saloncito anexo todo transcurre entre números. Allí radica el Centro de Cómputo, en el que estudiantes de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae) trabajan codo a codo con investigadores del Instituto Finlay de Vacunas (IFV) para el manejo, procesamiento y verificación de los datos que se introducen desde los sitios clínicos en cada municipio.

«Este “monstruo”, este gran despliegue humano y científico-tecnológico en función de la salud del pueblo, no lo podríamos enfrentar sin el apoyo de los estudiantes y profesores de las universidades», lo dice Meiby Rodríguez González, directora de Investigación Clínica en el IFV, y uno no hace más que tomarle la palabra.

«No es usual que ellos estén en los equipos de investigación, pero cuando los convocamos, respondieron desde el primer momento, su contribución ha aportado vigor, dinamismo y eficiencia», subraya Rodríguez González.

Sin tiempo apenas para despegar la mirada de las computadoras, atentos al mínimo dato para subsanar cualquier error y cotejando la información que reciben de los coordinadores lo mismo por una apk que por una plataforma web, 20 estudiantes de la Cujae laboran, pronto hará un mes, desde las siete de la mañana, y en las jornadas más intensas los alcanzan las diez de la noche.

«La actualización, monitoreo y control en la unidad central es permanente y en tiempo real, ello nos permite advertir cuál sitio clínico está más rezagado en la entrega de información, saber las causas y solucionar cualquier problema que se pueda presentar… funciona como un alerta constante de lo que sucede al interior de los centros de vacunación», comenta Andrés Carvajal Elena, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la Cujae, y uno de los que verifican y filtran los datos.

Desde las redes sociales digitales o vía telefónica se convocó al personal de apoyo que, previo a su incorporación recibió sesiones de capacitación, y firmaron un acta de confidencialidad, pues los datos de los que disponen no tienen carácter público, y determinan la seguridad y validez del candidato vacunal.

Gilberto Martínez, de 3er. año en Telecomunicaciones, es diestro en la tecnología, por lo que asesora y orienta a sus compañeros en el trabajo en la sala de cómputo. «Es un reto tremendo y hay que tener mucha sensibilidad; se trata de la vacunación del pueblo y uno le tiene que poner todo el corazón y estar concentrado. Hemos adquirido experiencia y práctica, y tenemos métodos opcionales por si fallan la corriente eléctrica o la conexión a internet».

Aunque a Amalia Rodríguez, de 2do. año de Arquitectura, le resulta agotador y hasta le cansa la vista estar todo el día frente a una máquina de escritorio manipulando estadísticas, afirma sentirse útil y orgullosa con lo que hace, pues veía a su mamá (Meiby) llegar a deshora a la casa, y ahora encuentra un modo de ayudarla; «actualmente las dos llegamos tarde, dice, pero juntas; se siente una bien al contribuir en un proceso que es único y beneficia a la población».

Danhiz Díaz Pereira, secretario del Comité UJC en la Cujae, coincide en que los muchachos han realizado un gran esfuerzo, cumpliendo con esta tarea y asumiendo a la par sus clases a distancia. «Hemos debido demandar mucha comprensión de la familia, pues estamos en espacios donde circula una elevada cantidad de personas, y el riesgo es latente, pero estar aquí nos ha hecho ser parte de un proceso histórico, anhelado por todo el mundo en el último año, y que sin dudas mejorará la vida del pueblo».

Otros estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana ya se suman a los más de 20 que están en el vacunatorio instaurado en la Clínica Siboney, en el municipio de Playa. Según Fabián Pérez Alonso, secretario del Comité UJC en esta casa de altos estudios, los futuros galenos participan de la clasificación de los sujetos del ensayo, la recogida de datos, la investigación de los eventos adversos y la asistencia técnica al proceso de vacunación.

Y es en el trabajo mancomunado con las universidades, el fomento del enfoque comunitario de salud y el intercambio de saberes con los científicos, que Pablo Mateo González, presidente de la FEU en las Ciencias Médicas, ve los mayores aportes de los ensayos clínicos a la formación integral de los estudiantes.

«En todos los debates que he participado desde que soy voluntario, no puedo decir que haya escuchado pronunciamientos sobre remuneración económica personal o hacia algún sector en específico, lo que he visto es la fuerza de un país desplegada en función de proteger la vida de su gente, salvarse y salvar a otras naciones», apunta Andrés Carvajal.

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En un sitio clínico se percibe esperanza en todas partes. Juventud Rebelde lo comprobó al llegar al vacunatorio que funciona en la Casa de abuelos 14 de Junio, en el consejo popular San Isidro. Son cuatros los jóvenes que velan por que no se viole allí ningún protocolo ni se detenga el flujo de personas para pincharse el brazo con el primer inmunógeno en entrar en fase III en Latinoamérica.

Mabel Sánchez, recién graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana (UH), es una de los 48 docentes de la Universidad de La Habana que coordinan sitios clínicos. A ellos se suman los 226 estudiantes y profesores de la Cujae, que apoyan en la recepción de los datos y se encuentran distribuidos por los ocho municipios del ensayo.

Ella nos contó que ha sentido un crecimiento personal grande porque ha salido de su zona de confort al tener que explicar continuamente a la población los pormenores de las etapas del proceso de vacunación, estar al pendiente de la hora que llega la vacuna, cómo se almacena el producto, el chequeo de los datos y la documentación que se administra en cada punto. Lo resume todo en una idea: «Somos los ojos del Finlay en cada uno de los centros de vacunación».

Anotando con rigor si un paciente refiere eventos adversos tras el pinchazo, vimos a Javier González, profesor de Arquitectura en la Cujae, quien señaló que, al no pertenecer al sector de la salud, deben prepararse con mayor empeño sobre las características de esta clase de ensayos, o la funcionalidad del placebo, que son de las dudas más frecuentes.

Mientras que Frank Madruga, de 4to. año de Ingeniería Civil, significó que su experiencia ha sido grata «porque vemos cómo la gente confía en la efectividad de la vacuna y en la calidad de los científicos cubanos; tanto así que muchos desean traer a sus familiares y amigos a vacunarse».

Para Marcos Muñoz, profesor de la Facultad de Química en la UH y coordinador del ensayo en La Habana Vieja, «la comunicación y la aclaración de dudas al pueblo en las comunidades garantiza mayor conocimiento y comprensión de la complejidad de este tipo de proceso, que tiene que parecerse a las características de cada lugar donde se efectúa.

«Probablemente este ensayo clínico en fase III de Soberana 02 sea de los más grandes que ha habido en el contexto de la COVID-19 en el mundo. Nada de esto fuese posible de no contar con un Sistema de Atención Primaria de Salud y un desarrollo biotecnológico que constituyen, junto a la juventud cubana, fortalezas para nuestro país».

En la Unidad Central de Cómputo, ubicada en el Centro Coordinador Provincial del Ensayo Clínico en fase III de Soberana 02, trabajan en el manejo, control y verificación de los datos, estudiantes de la Cujae. Foto: Roberto Suárez

Gilberto asesora y guía a sus compañeros en las labores del Centro de Cómputo.Foto: Roberto Suárez

Frank Madruga verifica, junto a la doctora, los datos del sujeto del ensayo clínico en el vacunatorio habilitado en la casa de abuelos 14 de junio, en el consejo popular San Isidro. Foto: Roberto Suárez

Javier González se encarga de registrar junto al médico los eventos adversos que refieran los pacientes en la etapa de observación. Foto: Roberto Suárez

Tomar los signos vitales es parte importante del ensayo clínico, así como brindar la mayor cantidad de información a los sujetos del ensayo. Foto: Roberto Suárez

Mabel Sánchez verifica el cumplimiento estricto de los protocolos como parte de su labor de coordinación al frente del sitio clínico casa de abuelos 14 de junio, en San Isidro. Foto: Roberto Suárez

Frank introduce los datos del sujeto en la aplicación, mientras el paciente revisa los papeles en los que conoce su código de vacunación. Foto: Roberto Suárez

Hasta el momento se han vacunado con la primera dosis, en el ensayo clínico en fase III de Soberana 02, 35 153 personas, para un 79,9 por ciento. Foto: Roberto Suárez

Antes que finalice 2021, Cuba prevé inmunizar a toda su población con vacunas de producción nacional, según han asegurado autoridades sanitarias de la Isla. Foto: Roberto Suárez

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